No puedo explicar lo que pasó. Recuerdo haberle pedido a la muerte una hora más de vida para ir a esconderme a lo de mi amada. Nunca creí que la muerte iba a ser tan inteligente pero ahora no sé qué hacer, estoy perdido.
No puedo distinguir lo que estoy viendo en este momento y tampoco sé cómo llegué hasta acá. ¿Estoy muerto? ¿Voy a volver a ver a la gente que quiero otra vez? No lo sé, pero voy a hacer lo posible para averiguarlo.
Lamento haber desperdiciado la última hora en intentar esconderme de la muerte pensando que serviría de algo, pero no. Al menos pude ver a la mujer que amo, con su pelo suave y ondulado y sus pecas que invaden su perfecta cara.
Veo una figura rara y brillante acercándose a mi y cuanto más se acercaba, más me iluminaba. Podía ver gente cerca mío tan confundida como yo.
Una voz inundó el lugar: era la muerte, nos estaba explicando todo.
La muerte había roto la cuerda. No tengo pruebas y tampoco dudas pero le agradezco por darme una hora más.