PARTE 1
Mi nombre es Phenea. Tengo 21 años y soy una heroína. Mi madre era Kuona, una bella doncella casada con Hetiseo. Nací en una barca bajo la luz de la luna, lo que me dio un vínculo especial con la noche, la luna, las estrellas, la oscuridad y el mar, frente a ellas me siento segura y como en casa.
No tengo poderes porque mis ascendientes no fueron dioses/as. Pero soy muy habilidosa con las dagas y las lanzas. También soy bastante ágil lo que me da la habilidad de poder pasar desapercibida por horas.
Mis debilidades son...bueno no tengo....emm....no tengo verdad? Bueno está bien, soy un poco egoísta (un poco bastante) y no puedo rechazar ningún desafío. Mis aliados son las diosas y mis enemigos son los dioses y algunos otros personajes que verán en la historia…
PARTE 2
Phenea observaba las pequeñas olas que mecían suavemente la barca. Cada vez que necesitaba pensar, iba allí. Y hoy quería pensar, tenía que pensar. Dos semanas atrás, ella había tomado una flor y se la había entregado al mar, a Poseidón en modo de ofrenda. Pero, lo que Phenea no sabía, era que la flor era venenosa, y la planta enfermó al dios y a los mares. Así que Zeus, enfurecido por la ofensa, envió a todo tipo de criaturas a matar a Phenea. Pero Hetiseo, su padre, habló con las criaturas para negociar. Les ofreció darles su propia vida en vez de la de su hija. Las criaturas se marcharon para comunicarle a Zeus las intenciones del buen hombre. Hetiseo sabía que Zeus jamás aceptaría el trato, así que subió a su esposa, Kuona, y a su hija, a una barca. El mar era el único medio de transporte en el que sus amadas no correrían peligro ya que Poseidón no tenía fuerzas para enviarles desgracias.
Rogó por ellas día y noche, hasta que las criaturas regresaron. Les informaron que Zeus no había aceptado el trato e inmediatamente empezaron a buscar a Phenea. Hetiseo intentó detenerlas pero estas lo inmovilizaron y lo llevaron a Zeus en cuanto se dieron cuenta de que la niña no estaba ahí. Luego de unos días, Zeus les envió un comunicado a las mujeres de que su padre estaba en cautiverio en su palacio y que no sería libre hasta que ellas mismas recuperen el mar. Incluso para el dios del rayo esa era una tarea imposible.
-¿Estás bien, querida?- le preguntó su madre despertándola de sus pensamientos.-. Pareces cansada.
-Me tengo que ir.- respondió la niña y se lanzó a los mares.
-¡Phenea! ¡¿Qué estás haciendo?!- le gritó su madre aterrorizada y acompañó la exclamación con una mueca de terror.
-Lo siento, madre- dijo ella al tiempo que se alejaba de la barca. - Pero tengo que hacer esto.
Phenea pasó horas nadando hasta que encontró una orilla. Se instaló ahí y tomó unos frutos para comer. Algunas semanas más tarde ya tenía un plan bordado. Encabezará hacia la residencia de Zeus, se hará pasar por una sirvienta y luego se llevará a su padre. Pero necesitaría la ayuda de Atenea y otras diosas para pasar desapercibida dentro del palacio ya que su cara estaba por todos lados.
Durante los siguientes días les pidió que le brindaran ayuda, pero no hubo respuestas. Se rindió y se montó en la barca de ramas que había creado unos días atrás. Horas después, abrió su canasta de hojas donde habían frutos para el almuerzo y encontró una botellita con un líquido dorado dentro y un reloj de arena. En la tapa de la botella había una nota enrollada y maltratada que decía: “Esta poción te ayudará a pasar desapercibida dentro del palacio, te dará un rostro, cuerpo, voz y personalidad completamente diferente, pero tú no sentirás los cambios. Cuando llegues a la residencia debes tomar el uniforme que está detrás del primer arbusto de flores blancas (es el uniforme de sirvientes) y luego tomar la poción. Luego debes ingresar por la puerta trasera, la encontrarás fácilmente. Para camuflarse entre el resto de los y las sirvientes/as, deberás completar una tarea, la tuya será la siguiente: debes llevar un juego de sábanas al primer piso y dejarlas en la mesa que está a la DERECHA de la escalera NO A LA IZQUIERDA esa es la de las sábanas sucias. El juego de cama que debes llevar estará esperándote al pie de la entrada trasera. Asegúrate de que nadie te vea entrar por ahí. Luego, dirígete hacia las mazmorras, dile a los guardias que Zeus solicita la presencia del prisionero #37282099. Efectivamente, ellos querrán una autorización, así que les mostrarás el papel que está más abajo. Si ellos quieren acompañarte o ayudarte a llevar al prisionero (TU PADRE) muestrales que en la nota solicita específicamente que nadie debe estar con él, solo está autorizada a acompañarlo la sirvienta #74232944 (tú, el número estará en la chapita de tu uniforme). Cuando lo tengas, dirígete al piso 3 y deberás ir por el pasillo haciendo: tres derechas, nueve izquierdas, una derecha, una derecha, pasa de largo seis puertas, cuatro izquierdas y nueve derechas. En esa habitación, no hay vigilancia ni personal. Ahí, toma el reloj de arena y rómpelo en el piso, la arena inmediatamente te transportará a ti y a tu padre hacia tu madre. Que nadie te vea sin el uniforme. La poción dura solo veinticinco minutos así que debes entrar y salir rápidamente de la edificación.
Buena suerte, y que todo salga bien. Tus nuevas colaboradoras, las diosas.
PD: No le puedes contar a NADIE, ni siquiera a tu padre, que nosotras te ayudamos, eso sería nuestra muerte.”
Gritó de alegría, dirigió una mirada rápida a la autorización falsa de “Zeus” y al reloj y emprendió su camino. Llegó a la residencia e hizo todo lo dicho. Consiguió el uniforme, llevó el juego de sábanas a la escalera, se dirigió a las mazmorras, llevó a su padre al lugar indicado y se teletransportó con él. Pero cuando abrió los ojos, ¡estaba bajo tierra! Miró a su alrededor, a su derecha estaba su padre, que la miraba confundido y a su izquierda…¡ay! No quería ni mirar porque ya sabía lo que eso significaba. Sintió que todo giraba a su alrededor y que se asfixiaba. Pateó la tierra por unos minutos en los que casi se ahoga mientras la tierra caía en su cara. Escuchaba a su padre dando bocanadas de aire para resistir.
-¡Solo un momento más!- advirtió ella con un último respiro.
¡Sol, aire, luz! Estaban afuera, lo habían logrado. Dejó que su padre saliera primero y luego ella pisó tierra. Estaba feliz hasta que recordó lo que había pasado. Se dio vuelta lentamente y cavó para el costado. Rompió en llanto mientras el hechizo se revertía. No podía parar de llorar y la ansiedad la consumía. Su madre estaba muerta.