Robert Watson-Watt fue un ingeniero y físico escocés, considerado erróneamente por algunos como el inventor del radar (el desarrollo era muy anterior). A pesar de ello, su patente sobre este asunto en 1935, condujo al Reino Unido a instalar la primera red de radares de defensa. Sus investigaciones y su dirección de los proyectos antes y durante la Segunda Guerra Mundial hicieron del radar un instrumento esencial de los aliados para la victoria final.
INICIOS DE SU CARRERA
En 1915, Watson-Watt trató de trabajar en la Oficina de Guerra pero no existía ninguna infraestructura para investigar en telecomunicaciones. Así, empezó a trabajar como ingeniero electrotécnico en el Servicio Meteorológico interesado en el uso de la radiodetección de tormentas. Al producir los relámpagos la ionización del aire, se produce una señal de radio que Watson-Watt creía podía ser utilizada para advertir del peligro a los pilotos.
Ya en sus primeros experimentos pudo detectar la señal incluso a muy gran distancia. Sin embargo, existían dos problemas: la dirección desde la que esa señal venía y cómo fijarla. El primer problema se resolvió utilizando una antena direccional que se podía girar manualmente para maximizar la señal, apuntando de ese modo hacia la tormenta. El segundo se resolvió utilizando un tubo catódico de fósforo y un osciloscopio, que se acababa de desarrollar. Este sistema, puesto en marcha en 1923, representaba un importante avance en el desarrollo del sistema de radar.