El desafío de replantear nuevas formas de operar, relacionarse y generar valor se plantea a los Estados y las empresas.

El modelo de gestión social se basa en procesos participativos que propician la apertura de canales de interacción directa con los habitantes de la región, por lo que lo podemos entender como una posibilidad en este contexto.

Sin embargo, la limitación del diálogo cara a cara no significa que este se elimine. Tenemos que encontrar nuevas formas de asegurarnos que se mantenga y se fortalezca el diálogo.

Los retos de la gestión social en el contexto actual consisten en mantener la confianza y el capital social que se ha ido tejiendo durante los años a pesar del aislamiento preventivo que impone una barrera al diálogo y el relacionamiento con los actores locales.

El reto es mantener un flujo de información constante con los actores del territorio (y sobre la realidad del mismo) permitiendo disminuir la especulación, al tiempo que se manejan las diferentes tensiones sociales.

Si desean más información sobre este contexto, les invitamos a contactarnos directamente.