EN ACCIÓN DE GRACIAS A DIOS
POR LOS QUINCE AÑOS DE VIDA
Es costumbre entre varios países el celebrar y marcar el paso de la niñez a la adolescencia con un rito que exprese agradecimiento a Dios por el don de la vida y que implore la bendición de Dios para los años venideros.
Iniciamos nuestra celebración.
Papá o mamá trazando la señal de la cruz dicen:
Dios mío ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrernos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en un principio ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
SALMO DE PROFUNDIZACIÓN Salmo 138
Decimos todos:
R. Condúcenos, Señor, por tu camino.
Un miembro de la familia pausadamente
dice los versos del salmo
Tú me conoces, Señor, profundamente:
tú conoces cuándo me siento y me levanto,
desde lejos sabes mis pensamientos,
tú observas mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R.
¿A dónde iré yo lejos de ti?
¿Dónde escaparé de tu mirada?
Si subo hasta el cielo, allí estás tú;
si bajo al abismo, allí te encuentras. R.
Si voy en alas de la aurora
o me alejo hasta el extremo del mar,
también allí tu mano me conduce
y tu diestra me sostiene. R.
Tú formaste mis entrañas,
me tejiste en el seno materno.
Te doy gracias por tan grandes maravillas;
soy un prodigio y tus obras son prodigiosas. R.
Papá o mamá nos invitan a escuchar la Palabra de Dios:
Escuchemos la Palabra del Señor.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas
2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia”. El les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
MOMENTO DE REFLEXIÓN
Se hace un momento de silencio.
Papá o mamá propician un intercambio de ideas sobre el sagrado texto.
Ø No estamos acostumbrados a pensar en la vida completa de Jesús. Todo nuestro interés se ha centrado en los tres años escasos de vida pública. Los escritos del Nuevo Testamento tampoco hablan para nada de esos treinta años.
Ø Jesús pudo mostrar el camino hacia una plenitud humana querida por Dios porque lo recorrió antes paso a paso.
Ø Su proceso duró treinta y tres años y no podemos darlo por supuesto, aunque no sepamos nada de cómo se desarrolló
Ø En el Nuevo Testamento tenemos un solo chispazo que puede darnos un poco de luz. Lo encontramos en el evangelio de Lucas cuando narra el episodio del niño perdido. Es curioso que se produjera cuando tenía doce años; justo la edad en que el niño pasaba a considerarse persona mayor, responsable de sus actos.
Ø La respuesta de Jesús a los padres es significativa: ¿No sabían que debía ocuparme de las cosas de mi Padre?.
Ø A su manera, los primeros cristianos se dieron cuenta de que Jesús tuvo que estar volcado sobre lo divino, ya desde los primeros años de su ser consciente, para poder hablar de Dios como lo hizo al final de su vida.
Ø No tenemos ni idea de lo que hizo a los quince años, a los veinte, a los veinticinco; pero estamos seguros de que lo que después enseñó y practicó no se lo sacó de la manga.
Ø Hay que pensar como imprescindible en un proceso de maduración que, seguramente le llevó a contactar con muchas personas de las que aprendió y que le empujaron a seguir buscando.
Ø Lo que sabemos de él, corresponde a la etapa madura de su vida. Jesús no era un joven de treinta años como a veces se oye. Aunque hay noticias de personas que llegaban incluso a los ochenta, la esperanza media de vida, en aquel lugar y aquella época, no alcanzaba los cuarenta.
Ø Jesús dio lo mejor de sí mismo cuando llegó a su edad madura. Esto afianza la idea de que, durante toda su trayectoria humana, no hizo otra cosa que ir preparándose hasta llegar a comprender lo que significa ser hombre.
Ø Viviendo a tope la religiosidad de su pueblo, descubrió la importancia de lo divino en la vida de todo ser humano.
Ø Dios nos habla, nos comunica a diario su voluntad, pero habla en un tono muy bajito, Él no quiere gritarnos, y qué bueno que así sea, por lo que tenemos que bajar el cumulo de ruidos en nuestra mente, en nuestra conciencia, en nuestro corazón.
Ø No tiene caso cumplir con ningún mandamiento mientras los consideremos una imposición… la ley de Dios se cumple con el corazón.
Ø No nos quedemos impávidos, estáticos, nuestra familia requiere dar testimonio de lo que Dios a diario hace por nosotros.
Ø Jesús nos pregunta ahora a nosotros: ¿Qué buscan? y nosotros respondemos: A ti, Señor en los más pobres, en los marginados, en los que lloran sin consuelo.
Hay que llegar a dos compromisos: uno personal, el otro familiar. Se aconseja escribirlos…
PROFESIÓN DE FE
Todos juntos decimos:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
R. Amén.
Papá o mamá nos invitan a pedir por todos:
PRECES
Unidos a Jesús, presentamos nuestra gratitud, nuestras alegrías y preocupaciones a Dios nuestro Padre, diciendo:
R. Te rogamos, Señor.
Por nuestro Santo Padre el papa Francisco, por nuestro arzobispo Rogelio, y todos los que han dedicado su vida al servicio del pueblo de Dios, para que sigan fielmente compartiendo la alegría de Evangelio, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
Por las autoridades civiles para que cumplan con sus deberes con justicia y compasión para el bien de todos, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
Por (decir el nombre de quien cumple quince años), que celebra su cumpleaños hoy, para que siga el camino de Jesús con alegría y generosidad, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
Por los papás, los abuelitos y los padrinos de (decir el nombre de quien cumple quince años) para que continúen gozando el fruto de su amor en sus hijos, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
Por quienes gozan de la amistad de (decir el nombre de quien cumple quince años), para que en la experiencia de la amistad, crezcan también en la amistad con Dios, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
Por los enfermos y los pobres que conocemos, para que sientan el amor de Dios por ellos a través de los que alivian sus necesidades, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
Por todos nuestros parientes y amigos difuntos, para que gocen de la visión de Dios en el cielo, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
Por todas nuestras intenciones personales que están en lo íntimo de nuestro corazón y
por todos aquellos por quienes debemos orar, para que reciban las gracias que necesitan, roguemos al Señor:
R. Te rogamos, Señor.
A continuación, el que dirige dice:
Dios de amor, a Ti nos acercamos con estas peticiones que te ofrecemos porque te necesitamos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
RITOS CONCLUSIVOS
Papá o mamá dicen:
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios, por eso no atrevemos a decir:
Decimos todos:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Ahora, de ser posible, delante de un Crucifijo y una imagen de la Virgen María, agradecemos a Dios:
ACCIÓN DE GRACIAS DE LOS PAPÁS
El papá dice:
Señor Padre todopoderoso,
te damos gracias por habernos dado a nuestra hija.
Es una alegría para nosotros.
Ayúdanos a amarla sinceramente.
A través nuestro has hecho surgir su vida;
Desde la eternidad tú la conocías y amabas.
Danos sabiduría para guiarla,
Paciencia para instruirla,
vigilancia para acostumbrarla al bien
mediante nuestro ejemplo.
Fortalece nuestro amor para corregirla
y hacerla crecer en bondad.
La mamá dice:
María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
Tú estás muy cerca de tu Hijo y de nosotros,
concédenos la gracia de saber acompañar a nuestra hija.
Concédele crecer como mujer,
ayúdale a escuchar la Palabra de Dios,
en cada situación que vive, como lo hiciste tú,
guardándola en su corazón y amando a los demás
para que, al caminar con Jesús en esta vida,
merezca alabarle junto a ti
para siempre en el cielo.
Amén.
ACCIÓN DE GRACIAS DE LA QUINCEAÑERA
Quien cumple quince años, dice:
Señor, Dios mío,
te doy gracias por darme la vida
al crearme a tu imagen y semejanza
y por llamarme a ser tu hija en el bautismo.
Gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a salvarme
y a tu Espíritu Santo para santificarme.
Quiero responder que “sí”
a todo lo que tú deseas de mí en tu bondad y amor.
Con tu gracia me comprometo a servir
a mis hermanas y hermanos a lo largo de mi vida.
Me consagro a ti, María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
Tú estás muy cerca de él
y eres mi modelo de fe,
concédeme que continuamente aprenda de ti
lo que necesito para ser una mujer cristiana.
Ayúdame a escuchar la Palabra de Dios
como tú lo hiciste,
guardándola en mi corazón y amando a los demás para que,
al caminar con Jesús en esta vida,
merezca alabarle junto a ti
para siempre en el cielo.
Amén.
Luego, papá o mamá invocan la bendición de Dios
y todos se santiguan, diciendo:
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Si se cuenta con agua bendita, papá y mamá, pueden hacer la señal de la cruz en la frente de su hija.
Papá o mamá concluyen con estas o semejantes palabras:
En el espíritu de Cristo resucitado, permanecemos en paz.
R. Demos gracias a Dios.