¡Hola!
Me llamo Aitor. Soy profe de Mates en el IESO Quercus (Terradillos) y, durante 4 días, voy a realizar un job shadowing en la Städtischen Realschule Waltrop (Alemania) como parte del programa Erasmus+ de la UE. El objetivo es visitar las clases de diferentes profesores de Matemáticas del instituto de destino para observar cómo trabajan e intentar traer diferentes metodologías. Me alojaré en la localidad y estaré aquí del 8 al 12 de diciembre, aunque solo iré al instituto del 9 al 11.
El Städtischen Realschule Waltrop es un centro público de enseñanza media de la localidad de Waltrop, cerca de Dortmund. El alumnado incluye grupos de hasta décimo curso, equivalente a nuestro cuarto de ESO. Al finalizar este curso deben realizar una reválida y, después, pueden continuar con sus estudios en diferentes ramas, como la preparación para la universidad o la formación profesional. La escolarización en Alemania es obligatoria hasta los 18 años.
Hay que destacar que en Alemania la educación primaria termina, en la mayoría de lugares, en 4.º curso. Después, a una edad tan temprana como los 10 años, el Estado separa a los alumnos enviando a los más brillantes a un Gymnasium, de orientación más académica, y a los menos brillantes a una Realschule, donde se espera que la mayoría del alumnado pase después de terminar a una formación profesional. El centro que nos ocupa es del segundo tipo, por lo que el nivel que puedo encontrar será algo más bajo que el equivalente español.
El horario del centro se organiza según 6 sesiones lectivas de 45 minutos, con dos días a la semana en que hay una 7ª sesión. Entre clases tienen 5 minutos previstos para desplazarse por el centro, y tras las 2ª y 4ª horas disponen de 15 y 20 minutos, respectivamente, de tiempo de recreo. Completan así una semana de trabajo entre las 8 y las 14:10 h.
Al llegar al instituto por la mañana, la directora Lisa me conduce a la sala de profesores y me presenta al claustro. La profesora con la que tengo la primera clase me conduce al aula. Estas están muy bien equipadas, con accesorios tales como un fregadero, productos de limpieza y pizarras trípticas. Pero particularmente llama la atención la mesa del profesor, que además está equipada con una cámara que permite proyectar el libro de texto y otras cosas.
La clase es de sexto curso, equivalente a nuestro sexto de primaria. En Alemania los cursos académicos van de primero a décimo, siendo los seis primeros nuestra Escuela Primaria y de séptimo a décimo nuestra ESO. En este centro se imparte de quinto a décimo.
Están estudiando el ángulo (Winkel, en alemán), su construcción y su clasificación. Para ello, emplean herramientas típicas como el transportador y también láminas y tijeras.
El libro de texto es muy visual, apoya todos los conceptos y ejercicios con esquemas, dibujos, bocetos... Los alumnos parecen usarlo con soltura, lo que libera tiempo de copiar teoría o enunciados en el cuaderno.
Por lo demás, los libros son bastante similares a los que tenemos en España y el nivel de los contenidos de cada curso es, en general, el mismo. Sí que llama la atención que aquí suelen empezar con la geometría bastante temprano en comparación con nosotros en España, que habitualmente la dejamos para la tercera evaluación.
No hay una normativa estricta de comportamiento en clase (no deben guardar silencio salvo cuando el docente habla, no deben pedir permiso para levantarse...). En general son clases animadas y dinámicas y las explicaciones teóricas son muy breves. Los alumnos están distribuidos en dos columnas de cuatro alumnos por fila. La ratio de alumnos es similar a la española.
Al terminar la clase, suena la alarma. El timbre es digital y resulta mucho menos molesto que nuestros clásicos timbres mecánicos. Veo a los alumnos recogiendo y pregunto a la profesora, que me cuenta que los grupos no tienen su propia aula. Es más bien el profesor el que está ligado a ellas. Eso hace que los alumnos deban moverse casi a cada hora. Aunque se pierde algo de tiempo, se nota que están acostumbrados y recogen muy rápido (se llevan todas sus cosas consigo). Creo que puede ser positivo, ya que les enseña a moverse por el instituto y responsabilizarse de su material, aunque la profesora se queja de que habitualmente pierden cosas.
En mi siguiente clase me toca con un quinto curso. Antes he dicho que, en general, el currículo es el mismo que en España, pero hay algunas diferencias: están dando ya en quinto el plano cartesiano, mientras que nosotros lo damos, como pronto, en sexto. La forma que tienen de aprenderlo es similar a la española: realizan dibujos situando primero puntos en el plano.
En el libro de texto, las secciones de ejercicios vienen divididas en dos niveles de dificultad y los alumnos pueden elegir realizar unos u otros. En general, da la sensación de que los alumnos son más autónomos e independientes que en España: no necesitan que se les recuerde qué actividad estábamos haciendo ayer, se responsabilizan mejor de su cuaderno y agenda y trabajan sin necesitar que el profesor esté encima de ellos. También son más respetuosos con el turno de palabra y prestan más atención cuando alguien, el profesor o un compañero, está en la pizarra. Tienen bien interiorizado cuándo es momento de atender y cuándo es momento de hablar y colaborar.
En este aula hay un horario de uno de los grupos, lo que me permite conocer qué asignaturas imparten. Coinciden con nosotros en muchas materias: Mates, Biología, Física, Historia (Geschichte), Informática, Arte (Kunst) y Educación Física (que, al menos para este grupo, parece consistir en natación). Me sorprende ver la asignatura de Religión, pues pensaba que solo existía en España. Como nosotros, tienen una alternativa, Praktische Philosophie, en la que reflexionan sobre cuestiones generales de la filosofía como el bien, la moral o el conocimiento.
Las horas marcadas con "-ILZ" (individuelle Lernzeit) son de aprendizaje individual. En ellas los alumnos rezagados en las respectivas materias (Matemáticas, Inglés y Alemán) tienen la oportunidad de trabajar individualmente con un profesor aquellas cuestiones de la materia que deseen reforzar. Es similar al programa de compensatoria que tenemos en Castilla y León.
En mi siguiente clase estoy con un octavo (segundo de ESO). Están repasando ecuaciones de primer grado ya que tendrán un examen esta semana. El nivel de las ecuaciones es sencillo en comparación con lo que se da en España a esta edad. De hecho, en este curso no dan todavía sistemas de ecuaciones. Me hace pensar que aquí, al menos en Matemáticas, le dan más importancia al razonamiento y la comprensión de conceptos que a la mera resolución mecánica de ejercicios.
La profesora me comenta que el uso de calculadora es completamente libre salvo para algunas secciones, ya que en la reválida que deben realizar al terminar décimo tienen un ejercicio sin calculadora.
A partir de octavo, los alumnos tienen su propia tablet para trabajar. El colegio les da una gratuita, pero ellos tienen la opción de comprar una personal y utilizarla en clase. El uso de tablets en el aula queda a discreción de cada profesor, pero en general parece que están bastante integradas en el día a día.
La última clase que tengo hoy es con un grupo bilingüe. Imparten en inglés algunas horas de Matemáticas (aunque esta toca en alemán) y Geografía. Como sucede con estas secciones en España, el nivel del grupo es bastante alto. El grupo entero, con edad de 2.º de ESO, es capaz de resolver de cabeza ecuaciones de primer grado simples – y no tan simples.
Como el anterior, estos están repasando para un examen y, para ello, van a hacer un kahoot. Se les permite utilizar su teléfono personal para jugar. La confianza del profesorado respecto al uso responsable del teléfono en el aula es chocante viniendo de España, en donde los móviles están prohibidos en casi todos los centros. Y de nuevo, esta confianza les sale bien, pues todos los alumnos están implicados en el kahoot.
Hoy empiezo el día con el mismo grupo que ayer, un sexto. La profesora comienza siempre con una especie de bingo con el que repasan las operaciones básicas. Observo que muchos alumnos utilizan plumas en lugar de bolígrafos. Por lo demás, siguen estudiando los ángulos.
En la siguiente hora se supone que tengo clase con un décimo, pero tienen examen con otro profesor y la profesora le ha cambiado la hora. Los horarios son más flexibles que en España y tanto profesores como alumnos pueden recibir cada día actualizaciones con cambios de horas y clases. De hecho, en el hall principal del centro hay una pantalla con cambios en los horarios.
Pequeños detalles como este contribuyen a formar un alumnado más independiente y responsable de sus estudios. Al principio te puede confundir, como les pasó a los alumnos visitantes de España, pero luego se acostumbraron a ello.
Como la clase a la que se suponía que debía atender no tiene lugar, decido darme una vuelta por el centro para conocer sus instalaciones.
Tienen una pequeña cafetería, un patio muy grande y un gimnasio. Los pasillos están decorados con reproducciones de cuadros conocidos (hay un miró y un mondrián) pero, sobre todo, con obras del alumnado enfocadas en los valores de la paz, la libertad y la democracia.
Cuando suena el timbre, empieza el primer recreo. Lo habitual para nosotros es pasarlo en la sala de profesores. Anexa a ella, se encuentra la sala de reuniones. El claustro tiene un tamaño considerable, por lo que ambas son espaciosas.
A continuación me toca con los mayores, décimo curso. Quizá por este motivo, esta sesión se acerca más al formato de clase magistral. Están dando funciones cuadráticas y, en particular, lo que podríamos traducir como “expresión del vértice” (scheitelpunktform), es decir, la expresión analítica de la parábola como cuadrado de un binomio. Relacionan así la la función cuadrática con las coordenadas del vértice de su representación gráfica. De nuevo, en la clase se da más importancia a comprender esta relación que a realizar ejercicios sin parar. Me llama la atención el hecho de que no parecen conocer las identidades notables; lo cierto es que no son más que una regla de cálculo que no es imprescindible conocer, a la que se dedica demasiado tiempo y que muchos alumnos no terminan de entender bien del todo.
Por cierto, en casi todas las clases los profesores entregan fotocopias con actividades a los alumnos y es que, al parecer, aquí los profesores pueden fotocopiar libros.
En la cuarta clase del día coincido con una profesora en prácticas. Parece que, como nosotros en el Máster de Profesorado, primero tienen un mes de internship, pero después deben superar un periodo de 18 meses en el que alternan entre dar sus propias clases y observar a otros profesores, cobrando mientras parte del salario. Supongo que es comparable a nuestro MIR en el mundo de la medicina clínica. Este modelo de formación de profesores es, por supuesto, mucho más amplio y profundo que en España, creando profesionales mejor preparados.
Después de esta hora las clases quedan suspendidas por reunión de claustro. Los alumnos pueden volver a casa antes de tiempo.
Como en los días anteriores, hoy empiezo con un sexto curso. Siguen trabajando los ángulos. Hoy tienen que elaborar el siguiente manipulable:
Por uno de los lados no se ve la medida del ángulo, de manera que pueden jugar con sus compañeros a averiguar si se trata de un ángulo agudo, recto, obtuso o llano. Por el otro lado pueden comprobar la medida.
En la siguiente hora soy testigo de un examen con octavo curso. Tienen permitido utilizar la calculadora. No se separan individualmente ya que los pupitres son todos dobles, de modo que hay dos modelos de examen. Siendo este curso el equivalente a 2.º de ESO, se puede ver que el nivel de los contenidos es menor al nuestro. Muchas de las preguntas podrían caer en un examen de 1.º.
En este curso, todos los alumnos alemanes realizan un examen mediante el cual la administración controla el nivel de desempeño de los estudiantes. No es vinculante ni obtienen ninguna calificación. En España existen iniciativas similares en comunidades como Madrid.
Después del primer recreo, para variar, asisto a una clase de Geografía con los alumnos españoles a los que he venido a recoger. Están comentando una portada de Der Spiegel, en la que se toca la cuestión del envejecimiento de la población alemana y su reemplazo por nuevas generaciones, entre las cuales hay un mayor porcentaje de inmigrantes.
Después la actividad pasa a nivel individual. Los alumnos deben reflexionar por qué ha aumentado la natalidad en africa y por qué en Europa la tasa es menor y, en cambio, hay mayor población en edad avanzada. Parece un ejercicio bastante estándar, como los que podemos encontrar en España. Pero llama la atención la diversidad de formas en que cada alumno aborda la tarea: algunos tiran de libro de texto y cuaderno, otros sacan la tablet para buscar información y/o escribir su respuesta, algunos prefieren hacerlo individualmente y otros en parejas, etc.
Cuando pasan 20 minutos, debaten en voz alta sus respuestas.
El último alemán
En el camino a la República de los ancianos
En la última clase a la que asisto, conozco a un grupo de noveno curso. Como en otra clase el otro día, hacen un kahoot para repasar para un examen. Los profesores alemanes no están muy encima de los alumnos verificando que trabajan y hacen lo que tienen que hacer, pero la gran mayoría aprovecha el tiempo y trabaja. Sin embargo, uno de los chicos aprovecha el rato para jugar a otra cosa en su tablet. Aprovecho para preguntar a la profesora cómo gestionan estas situaciones y me confirma que, en efecto, no son muy vigilantes pero que si detectan una conducta de este tipo se les prohíbe el uso del móvil o tablet en clase durante un tiempo determinado.
Mi última actividad aquí ha sido una evaluación informal de la estancia de los alumnos a los que he venido a recoger. Nos hemos reunido con los alumnos visitantes, los que van a venir a España el próximo curso, la directora Lisa y el coordinador del programa en este centro, Alex, y hemos discutido propuestas de mejoras, qué les hubiese gustado saber antes de venir, qué tienen que esperar los alumnos alemanes al venir aquí, etc.
Aquí termina mi experiencia y mi diario. Ha sido un viaje tremendamente interesante y enriquecedor. ¡Espero poder repetirlo cuanto antes!