Conociendo al ser humano más allá de lo material
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· Gabriela Jiménez Serrano 2º Bachillerato “B” ·
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· Gabriela Jiménez Serrano 2º Bachillerato “B” ·
da Vinci, L. (c. 1490). Dibujo, El hombre de Vitruvio. Galería de la Academia de Venecia.
Desde las dos primeras situaciones de aprendizaje, hemos descubierto grandes aportaciones del pensamiento filosófico que han transformado la concepción del mundo en los últimos siglos.
Así, filósofos como Aristóteles, Platón, Descartes, Heráclito, entre otros, aportaron grandes teorías para responder a los primeros interrogantes: ¿De dónde venimos y cuál es nuestro origen?, desde el planteamiento de los dos mundos de Platón hasta el origen divino (Dios creó todo) según Descartes.
A través de distintos temas y enfoques, se han explorado conceptos clave y problemáticas que han sido objeto de debate durante un largo período. La filosofía nace del pensamiento, y sin él, no somos nada.
¿Qué he aprendido?
Lo que he aprendido a lo largo de la situación de aprendizaje n.º 3 es la capacidad de encontrar un sentido en toda respuesta. Es decir, la pregunta: ¿Qué es el ser humano? no es fácil de responder en ninguno de los sentidos. Tratar de explicar detalladamente cómo el ser humano se compone ha sido una gran duda para los filósofos del siglo IV a.C en adelante.
Con la aparición de Sócrates en el ámbito de la antropología filosófica (interrogarnos sobre nosotros mismos), el interés inicial del pensamiento se encuentra en la physis y en el arkhé. Además, si una de las problemáticas es el conocimiento de uno mismo, lo que se deriva de ahí es que ninguno de nosotros sabe quiénes somos.
Seguidamente, conocernos a nosotros mismos, en la propuesta socrática, es una reivindicación de lo que se conoce como libertad de pensamiento y acceso al saber. Un saber que, en términos socráticos, es universal y apunta a cuestiones primordiales como la justicia, la belleza, la verdad, sobre todo la bondad y la noción del bien.
Fokanov, V. (s.f.). Mujer en una ilustración con cálculos matemáticos. Flickr.
Por otro lado, Platón también me ha aportado nuevos conceptos que ya se habían estado tratando desde hace mucho, como la división entre cuerpo y alma. Según él, el ser humano presenta un cuerpo (material) y un alma (inmortal). Estas dos entidades permanecen separadas en el mundo de las Ideas de Platón, que dedujimos en la antigua situación de aprendizaje. Mientras que el cuerpo se queda reducido al mundo sensible (sensorial/no existente), el alma será libre en el mundo suprasensible (ideal/existente), ya que queda liberada de la prisión (el cuerpo).
Este dualismo entre cuerpo y alma no es solo una separación que supone que la condición humana habita entre dos mundos, sino que el alma se ve dividida en tres partes o secciones (alma tripartida). Para sustentar su posición, Platón hace uso de un mito que me resultó curioso al leerlo, por lo que he aprendido a comprender los mitos platónicos que se han relacionado con las situaciones de aprendizaje que hemos visto.
En su obra Fedro, Platón compara la relación entre alma y cuerpo con la figura de un auriga que tiene el control de dos caballos: uno es blanco y valiente, mientras que el otro es negro y devorado por la pura pasión. El caballo blanco representará el bien (voluntad) con el que el ser humano afronta retos y situaciones complicadas a lo largo de su vida. Aun así, cuando uno se desborda y no puede controlar sus emociones o deseos, se convertirá en el caballo negro, lleno de vicios que desequilibran nuestras acciones en ocasiones. Gracias a este mito, he comprendido que nosotros mismos somos conscientes de nuestros actos, y que tan solo por una pequeña cosa podríamos sobrepasarnos. Existe un límite en todas las cosas que hacemos día a día, y tenemos que aprender a manejar nuestras emociones y tratar de no dejar que nos controlen. Aquí aparece el auriga, la representación de la parte más pura y propiamente anímica: la dimensión racional, capaz de aprender sobre la verdad, la belleza, la justicia y el bien.
Por el momento, las perspectivas de la antropología filosófica desarrolladas parten de una visión de la humanidad centrada solo en los hombres. La perspectiva masculina es la que predomina sobre el estatus de universalidad, por razones históricas, culturales y políticas que pretendían justificar la opresión y dominación de las mujeres. A la mujer se la ha tratado como el mal, la desproporción y el caos, según varios filósofos como Platón, Aristóteles y Sócrates. Sin embargo, con la llegada de la Ilustración en el siglo XVIII, figuras como Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft crearon los primeros manifiestos feministas de la modernidad.
A lo largo de mi lectura de la nueva situación de aprendizaje, he comprendido las raíces de la opresión hacia las mujeres, la necesidad de hacernos sentir inferiores, el dolor y el acoso que recibimos día tras día por ser simplemente mujeres. Cada una de las mujeres merece el mismo respeto y libertad que los hombres. Somos seres humanos, igual que todos. ¿La igualdad se constituye por ser hombre o mujer? No. El problema radica en la sociedad que vivimos, acostumbrada a las antiguas tradiciones que menosprecian a las mujeres y el valor de cada una de ellas. Parece que, en vez de avanzar como generación, solo seguimos viviendo un reflejo del pasado sin poder soltarnos de él.
¿Qué interrogantes me han aparecido?
Más que encontrar respuestas definitivas, he aprendido a formular nuevas preguntas que cambian mis ideas y perspectivas. ¿Qué es realmente el conocimiento? ¿Existe una verdad absoluta o todo depende del punto de vista? ¿Hasta qué punto somos libres en nuestras decisiones?
Al nacer en una familia religiosa, se interponen las ideas que tengo con las que tiene mi familia. No es culpa de la filosofía ni de la religión, en todo caso, pero una constante que nunca me ha dejado de seguir es: ¿A dónde va nuestro cuerpo cuando muere? Es totalmente predecible que, una vez dejamos este mundo, no hay más vida para nosotros, ¿pero realmente es así? Según los conocimientos que he ido adquiriendo a lo largo de esta situación de aprendizaje, he comprendido que solo se han generado más preguntas que respuestas. A veces, simplemente no existe una respuesta para todo. Tal vez haya millones y millones de teorías que sustenten el interrogante, pero la duda siempre se quedará dentro de ti, escondida en alguna parte de tu memoria.
Aunque, si soy sincera, me gustaría pensar que nuestra vida sigue después. Si la esencia de cada persona que se va de este mundo deja una huella en tu corazón, sigue viva dentro de ella. ¿Por qué seguir inquieta por una respuesta que nunca podremos comprender? Idealizar el sentimiento de saber que seguirás vivo en la memoria de otra persona te hace feliz, te inunda el alma hasta lo más profundo de tu corazón, y de ahí nunca saldrás. El ser humano tiene esas capacidades: pensar, sentir, hablar. Por ello, somos de naturaleza fuerte. ¿Por qué no utilizar nuestras capacidades humanas para llegar a ser felices?
¿Qué me queda por aprender?
Todas las perspectivas y la complejidad de conceptos como la verdad, la libertad y la moral han sido de gran utilidad para seguir avanzando en el ámbito de la filosofía. Sin embargo, cuanto más avanzo, más me doy cuenta de todo lo que aún me queda por aprender. Por ello, trato de convencerme a mí misma de que el conocimiento humano es solo una pequeña parte de lo que somos, porque lo somos.
Ampliar nuestras destrezas dentro del campo de la filosofía no es fácil, pero con un poco de esfuerzo y dedicación, habrás comprendido por qué somos capaces de desarrollar nuestro pensamiento crítico. Además, todas las complicaciones que he tenido a lo largo de estudiar filosofía han sido más personales que generales. Interpretar textos y sacar sus ideas principales ha sido un reto desde que comencé con ello, pero ahora, releyendo y entendiendo los conceptos filosóficos, mis destrezas han mejorado poco a poco.
Sin embargo, siempre hay que seguir practicando e intentar poner metas para conseguir tus objetivos. La perfección no es esencial en esta vida, pero lo más cercano que se puede llegar a ella está en tu manera de interpretar tus acciones y cómo analizas cada una de ellas. La filosofía no solo ofrece conocimientos, sino que nos invita a seguir pensando, dudando y construyendo nuevas perspectivas. Aún quedan muchas cuestiones por explorar, y cada interrogante es una oportunidad para seguir aprendiendo.
La mejor herramienta que puede tener el ser humano es su capacidad de desarrollar su pensamiento y vivir su vida sin remordimientos.
David, J.-L. (1787). Pintura, La muerte de Sócrates. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.