Corría el año de 1934 cuando un impresionante complejo arquitectónico se inauguró en el centro de la Ciudad de México. Fue construido para albergar un mercado y un teatro popular, decorado con algunos desconocidos e impresionantes murales de los alumnos de Diego Rivera, joyas de la historia del arte plástico mexicano que sobreviven como testigos de una época y de las cuales poca gente sabe.

Esta serie de edificaciones fueron construidas entre 1933 y 1934, donde anteriormente habían estado los antiguos Colegios Jesuitas de San Pedro y San Pablo y de San Gregorio. Algunas con estructuras del colegio religioso, como arcos y fachadas, sobrevivieron y fueron conservadas para la edificación del nuevo complejo. A un lado se encuentra, hasta hoy, el mercado Abelardo L. Rodríguez. El proyecto fue realizado por el entonces Departamento del Distrito Federal y fue obra del arquitecto Antonio Muñoz.

Murales al interior del Teatro del Pueblo.

El teatro se inauguró con el nombre de Teatro Cívico Alvaro Obregón y desde su inicio fue parte del conjunto del mercado, construido donde alguna vez estuvieron los huertos de los colegios jesuitas. Se trata de uno de los ejemplos más claros de arquitectura posrevolucionaria.

El teatro, por dentro, fue decorado por un artista hoy desconocido, J. Campos W., que utilizó varias técnicas al recubrir los arcos de la bóveda con espejos y dibujos de animales y plantas que adornan la parte superior de los muros. Debajo de éstos, Campos hizo una especie de medallones que celebran a dramaturgos famosos. Alrededor del proscenio, en una especie de arco, se encuentran el nombre del teatro y dibujos de abanicos y figuras humanas.

Los murales que adornan este complejo tienen una fuerte carga ideológica prosocialista, pues son parte de la escuela del muralismo postrevolucionario que encabezaron Rivera, Siqueiros y Orozco. El área cubierta por murales incluye más de 1,300 metros cuadrados de frescos y 157 metros cuadrados al temple.

La belleza de este complejo, su mercado y su teatro, radica no solamente en su arquitectura, o en los poderosos murales que alberga. Se trata también de un espacio que encarna un espíritu muy específico, una filosofía y también una política que conjuga el arte con el espacio popular, el mercado de abasto con el teatro: la cultura y el arte para el pueblo.

Inició actividades con el nombre de Bachillerato Universitario (BAU).

El 29 de octubre de 2015, el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, doctor Miguel Angel Mancera Espinosa, inauguró el plantel en el claustro del Teatro del Pueblo con el nombre de Bachillerato Universitario (BAU).

Tuvo una primera matrícula escolar de 57 estudiantes en la modalidad semiescolar, registrados en un principio en el plantel "José Revueltas Sánchez" del IEMS. Estos alumnos fueron trasladados "en préstamo" al nuevo plantel, ya que sus domicilios se ubicaban más cercanos al Centro Histórico (donde no había ningún plantel). De esta manera, se realizó la inauguración oficial.

La Secretaría de Educación del Distrito Federal (SEDU, hoy SECTEI) comenzó a impartir talleres de danza, teatro y audiovisual.

Al término del semestre, los 57 estudiantes regresaron a su plantel original e ingresó una nueva generación. Cabe destacar que estos jóvenes entraron a clases sin participar en el proceso normal de sorteo, como se acostumbra en el IEMS, sino simplemente se inscribieron debido a la difusión del plantel que se hizo en los medios.

Por el tipo de instalaciones donde se ubica, no se cuenta con biblioteca ni canchas, y posee un laboratorio móvil para las materias de ciencias.

Miguel Angel Mancera cortó el listón inaugural.