Mientras la Luna gira alrededor de la Tierra, la cantidad de cara iluminada que vemos cambia. Estos cambios son conocidos como fases de la Luna y se repiten una y otra vez.
La luna, además de mantener la estabilidad del clima, la Luna marca el ritmo de la Tierra (las subidas y las bajadas de las mareas), lo que afecta la variedad de maneras en que usamos el océano para alimentarnos, viajar y recrearnos.
Aquí va un dato curioso sobre la luna: nuestra Luna es un satélite natural, es decir, un astro que orbita alrededor de otro. Por lo que si no hubiera Luna, las noches serían completamente oscuras, desaparecerían los eclipses y la Tierra perdería su estabilidad, lo que generaría un importante cambio climático, con temperaturas superiores a los cien grados e inviernos con ochenta bajo cero.