Las consecuencias de no parar de contaminar son las siguientes: Calentamiento global y desertificación, debido al aumento de los niveles de CO2 y otros contaminantes atmosféricos. Aumento de la ocurrencia de fenómenos climáticos extremos como huracanes o sequías.
Los científicos estiman que el fin de la vida en la Tierra está vinculado directamente a la evolución del Sol y otros factores que modificarán de manera drástica el clima y el entorno. Según investigaciones actuales, la supervivencia de los seres vivos podría persistir por alrededor de mil millones de años más.