Sebastián y su padre,
el señor Baltasar, se sientan
de noche en el parque,
a ver el cielo pasar.
Muy elegante y compuesto,
de corbata fina y mirar atento,
el padre rompe el silencio
y le dice muy contento:
“Mira las estrellas lejanas,
son planetas y soles gigantes,
pero nosotros sólo vemos
temblorosos punticos brillantes”.
“¿Y por qué
se ven tan cerca, papá,
tanto tanto que casi
las puedo tocar?”
“Mira más arriba, Sebastián,
que lo que estás viendo brillar
y casi casi puedes tocar,
no son planetas ni estrellas,
son luciérnagas pequeñas
que comienzan a volar”.
Historia: José Alejandro Escobar
Ilustración: Paula Bossio