Había una vez una foca aventurera.
Cada día un lugar diferente exploraba,
pero en la noche a su roca
siempre regresaba.
Un día quiso ir más allá,
se ajustó el abrigo y se lanzó al mar.
Estaba tan contenta de avanzar
que, distraída, olvidó mirar atrás.
Se hizo de noche
y cuando fue a regresar,
el camino no supo encontrar.
Asustada miró al cielo y buscó
a su amiga, la estrella Polar.
¡Qué suerte!
Allí estaba como siempre,
dispuesta a ayudar.
Solo tuvo que seguirla
y así logró regresar.
Esta es la historia
de una foca curiosa
que a las estrellas
aprendió a observar
y de Polar, su amiga incondicional.
Si la buscas tú también la encontrarás
y su luz el camino te mostrará.
Texto: Tatiana Duplat
Ilustración: Natalia Rojas