Estamos viviendo actualmente una grave situación, algo que ni nuestros mayores habían conocido. Para combatir esta grave crisis de salud hay que reconocer que se está haciendo un trabajo enorme, a todos los niveles y que la situación está poniendo en valor por fin la labor de los profesionales de la sanidad que lo están dando todo, en algunos casos hasta su propia salud. Cada uno de ellos es una pieza fundamental y como tal, parte de la solución del problema, siempre y cuando todos y todas tengamos un comportamiento responsable y sigamos las recomendaciones que finalmente han tenido que pasar a ser obligaciones recogidas en un Real Decreto para que nos lo tomemos en serio, y aún así con reticencias (#YoMeQuedoEnCasa).
Ante esta situación compleja, a los que nos dedicamos a la Educación, nos toca también jugar un papel desconocido, una situación no prevista ni esperada. En ocasiones hablamos de prevenir los riesgos, de adelantarnos a lo que pueda venir y de estar preparados. También a menudo escuchamos la frase "salir de la zona de confort" (expresión que no nos gusta escuchar, sobre todo cuando lo dice alguien que nunca impartió una clase, un buen profesor no vive en una zona de confort), también de la importancia de las competencias digitales, de que en no mucho tiempo la teleformación irá tomando importancia hasta llegar a ser más relevante que la formación presencial y de que incluso ésta desaparecerá.
De un día para otro, casi sin previo aviso, nos vemos con que se suspenden las clases presenciales a partir del día siguiente de la noticia y por un período que no pinta muy corto, aunque inicialmente es de 15 días, período significativo para un curso escolar. En estas fechas, nuestro alumnado de Formación Profesional, acaba de iniciar su período de prácticas en una empresa e incluso, estamos poniendo en aviones a otra parte de nuestro alumnado para que cursen el período de prácticas en una empresa europea. Al igual que se suspenden las clases, en prevención de la salud de todo este alumnado, con el mejor criterio se gestiona rápidamente la repatriación de todos los que han viajado al extranjero y la suspensión temporal de las prácticas en empresa y de la formación dual, de manera que todo el alumnado queda asegurado en sus domicilios y como todos los ciudadanos y ciudadanas de este país, confinados en nuestras casas, tal como lo regula el Real Decreto 463/2020 - BOE.es de 14 de marzo por el que se declara el estado de alarma por la crisis sanitaria del COVID-19.
Para este período de suspensión de clases presenciales, se pide un esfuerzo al profesorado de todos los niveles educativos para que, en la medida de lo posible, y utilizando las tecnologías de la comunicación con las que se cuenta, dar continuidad a la impartición de las programaciones para que el curso se resienta lo menos posible.
Hasta entonces, todo el profesorado, unos más, otros menos, pero todos y en base a la formación que se diseña en los planes anuales de los centros, a las que nos ofrece el Departamento de educación o a otras de iniciativa particular, hemos participado en acciones de formación e incluso, también unos más otros menos, contamos con certificados que nos avalan unas competencias y habilidades con determinadas herramientas digitales, pero también unos más otros menos, hemos puesto en práctica en el aula las posibilidades de estas herramientas.
Ahora, de un día para otro, toca de verdad salir de esa "zona de confort", pero ahora no lo dice un coach, lo dice la dura realidad que nos toca, hay que dar respuesta a esta situación, a este alumnado y a sus familias, que esperan en sus domicilios a que este profesorado prepare un plan de formación online que haga las veces de las clases presenciales hasta que estas se puedan retomar.
Ante esta situación se podían haber esgrimido voces en contra, argumentar que no hay tiempo para hacer una planificación adecuada, que no se cuenta con las suficientes competencias ni con los medios adecuados, etc. Pero, sin embargo, es practicamente todo el profesorado al unísono el que se lanza a preparar, en algunos casos con más nivel de competencia digital, en otros menos, pero practicamente de forma generalizada todo el alumnado al día siguiente de recibir la orden de la suspensión de las clases está en contacto en la distancia con el profesorado, recibiendo cuando menos material de estudio, ejercicios de repaso, lecturas recomendadas, colecciones de vídeos seleccionados, etc. y, en algunos casos que son de aplauso apoteósico, clases online vía plataformas de videoconferencia en las que se cumplen los horarios de clase, éstas además son participativas, se utilizan metodologías basadas en retos, con aplicaciones interactivas, desarrollando el trabajo colaborativo... Todo esto sobre plataformas que si bien en algunos casos una parte del profesorado ha experimentado ya en el aula pero no estaba contemplado el desarrollo de la totalidad de las clases en esta modalidad, por lo que toca hacer una readaptación improvisada que en la mayoría de los casos da la respuesta adecuada, que es la de dar continuidad a una programación aún en la distancia y que el alumnado no pierda el curso.
En los centros de formación, y como no podía ser de otra manera, en los últimos años hemos considerado estratégico avanzar en las competencias digitales (así lo recoge el V Plan Vasco de Formación Profesional entre otras fuentes), para lo que hemos diseñado planes formativos haciendo especial incidencia en este área, haciendo una autoevaluación de todo el sistema, basada en el estándar "SELFIE" que pone a disposición de los centros el Joint Research Centre de la Unión Europea y en base al informe resultante se concretó un plan de actividades formativas alineadas con el modelo DIGCOMP que hemos y continuamos llevando a cabo con el objetivo de mejorar nuestras competencias en la digitalización.
Por otro lado, desde hace tiempo, nuestro viceconsejero de Formación Profesional, Jorge Arévalo, titulaba sus ponencias con frases como "Cuando ocurre lo improbable", "Ser profesores de FP de hoy", "Nuevos profesionales para nuevos retos", "El desafío de la complejidad", "Hacia una nueva realidad", "Los desafíos de la FP ante la revolución 4.0", "Nada surge de la nada"... que vaticinaban que había que pensar en ponerse en marcha rápidamente para que los profesores tengamos la agilidad suficiente para adaptarnos a nuevas realidades y por ende formar a un alumnado que va a vivir muchas situaciones de cambio y a las que va a tener que dar respuesta, como está ocurriendo ahora con la crisis sanitaria COVID-19.
En este momento, nadie sabe cómo saldremos de esta crisis sanitaria de magnitud mundial, es difícil medir las consecuencias que esto va a tener, pero no cabe duda que nos coge entrenados para las dificultades y los retos. Acabamos de salir de una crisis también mundial, en este caso económica, que ha azotado con virulencia a casi todos los sectores pero que con mucho esfuerzo innovador llevó a dar la vuelta a la situación. Ahora, también es momento de agudizar el ingenio, de trabajar en equipo, de forma colaborativa y de afrontar estos nuevos retos con el esfuerzo de cada uno y de cada una, aportando esos granitos de arena. Como muestra, estos días, desde nuestros centros de formación profesional, se ha colaborado, además de nuestra labor formativa, con el alumnado poniendo los medios a los que no los tienen para que puedan trabajar de forma telemática, con las pequeñas empresas de nuestras comarcas ayudándoles con el teletrabajo, poniendo a su disposición el conocimiento que hay en los centros para que puedan continuar en la medida de lo posible con su actividad durante el confinamiento, también participando en el diseño de prototipos de respiradores y máscaras que en los próximos días esperamos poder empezar a imprimir en 3D para dar respuesta a la falta de material de protección sanitaria.
Todas las noches aplaudimos a las personas que trabajan en el sistema sanitario por la labor que hacen todos los días, pero especialmente en estos momentos en que lo están dando todo. También hay que aplaudir a ese camionero que reclama, como bien le corresponde, una parte del aplauso por su trabajo transportando materiales para los hospitales, alimentos para todos los confinados y, sin duda, además de estos, otros muchos profesionales como el camarero o la camarera de la gasolinera que queda abierta cada 200 kilómetros que pone café para que sea viable el transporte; somos todos y todas piezas indispensables que debemos funcionar con el mayor sincronismo.
Esto que está ocurriendo no es más que un aviso del Mundo para que hagamos las cosas mejor. En la parte que me toca, desde mi trabajo en la Educación, como Director de un centro de Formación Profesional, quiero pedir un merecido chaparrón de aplausos para todo este profesorado innovador que se ha tirado a la piscina a aplicar las nuevas tecnologías, pero sobre todo por la ilusión con la que se está haciendo y, sin duda, toneladas de ánimo para el alumnado que también le toca nadar en esa piscina en la que no esperaba estar en estos momentos y, a sus familias, que aportan su inestimable dósis de paciencia y apoyo.
Estamos viendo estos días que el planeta, con el confinamiento, está "respirando", los parámetros de contaminación mejoran rápidamente a pesar de que la crisis sanitaria se agrava. Nos toca durante este confinamiento reflexionar a todos los niveles para cambiar muchas de nuestras formas de hacer. Queramos o no muchas cosas ya no van a ser como lo han sido hasta ahora.
En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás en base a 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades, que pueden ser la mejor guía a seguir para evitar en lo posible vivir situaciones como la actual. Una lección de la que debemos aprender mucho.
En las nuevas metodologías aplicadas en los ciclos formativos se refuerzan competencias transversales como los valores, que teníamos claro que eran importantes (muchos de ellos alineados con los 17 ODS), de ello el proyecto "VALORES 4.0" que cobra más fuerza en estas situaciones.
Los mayores ánimos para todos y todas. ¡De esta salimos trabajando unidos!
Alberto Arranz