La observación de los niños y niñas a edad temprana es fundamental para poder detectar indicadores de la posible existencia de un Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). La detección precoz del TEA y la instauración de un programa de tratamiento temprano en todos los entornos en los que vive el niño, mejora el pronóstico de los síntomas autísticos, las habilidades cognitivas y la adaptación funcional a su entorno.