Una muerte en Estocolmo
José Miguel Sepúlveda
Cada vez que cerraba mis párpados era incierto si los volvería a abrir, mis ojos ya no soportaban más, mis oídos me estaban empezando a irritar (...)
Cada vez que cerraba mis párpados era incierto si los volvería a abrir, mis ojos ya no soportaban más, mis oídos me estaban empezando a irritar (...)
_Sepúlveda Pérez - Publicación final cuento policial.pdf