Para poder saber en que medida nos acercamos al cumplimiento de los propósitos académicos en una institución educativa, es necesario contar con mecanismos que brinden información sobre la calidad educativa que esta ofrece.
Uno de los mecanismos para lograr esto es la Evaluación Docente.
Además del hecho de que es una disposición del Ministerio de Educación (Art. 21 y 22 del Reglamento Específico del Sistema de Evaluación Curricular de la Formación Superior Artística) es importante hacer un seguimiento a cada etapa del desarrollo curricular que nos permitan evidenciar nuestras fortalezas y debilidades para potenciar las primeras y minimizar las segundas.
A grandes rasgos estos son.
Una Evaluación no interventiva.
Atención a las necesidades del aula, del estudiante y del docente para lograr clases efectivas.
Didáctica, pertinencia y evaluación respecto de los contenidos.
Diseño de actividades y evaluaciones.
Diseño de una planificación anual.
Iniciativa y proactividad.
Autoevaluación.
Cumplimiento de las metas fijadas para la gestión.
Cumplimiento oportuno en las actividades y solicitudes académicas.
Los aspectos que resultaran con una calificación positiva dentro de la Evaluación Docente serán tomados en cuenta en las Compulsas Internas por ítem y la categorización docente y adjuntados al expediente de cada profesor para estos fines.
De resultar evaluaciones negativas la principal consecuencia es una mayor desventaja a la hora de la categorización docente y las compulsas internas.