En esta historia contaré cómo los actos de mi padre bajo las sustancias del alcohol han afectado mi vida día a día.
Desde antes que yo naciera, mi padre estuvo ausente hasta que cumplí dos años de edad. Él estaba cumpliendo sus horas prestando servicio en el ejército hasta que terminó.
Recuerdo que mi padre se la pasaba todo el tiempo fuera de casa en bares y llegaba a casa ebrio, todo se fue deteriorando hasta llegar a golpear a mi madre. Todos esos días parecían un infierno para ambas…Un día de esos, (recuerdo que vivíamos en la misma cuadra de donde vivía mi nona y cuando pasaba esto, podíamos ir a su casa para sentirnos más seguras) ya era de madrugada, mi madre y yo ya estábamos dormidas, mi padre llegó y enloqueció; empezó a golpear a mi madre así que nos fuimos a casa de mi nona, mi padre fue a buscarnos como un loco, llegó la policía y luego se calmó. Esta fue una de tantas peleas, pero en ese momento no había nacido mi hermana. Yo tendría aproximadamente la edad de 11/12 años cuando mi hermana nació, sin embargo, las peleas nunca acabaron. Ahora estábamos mi hermana y yo para defender a mi madre, ahora terminaríamos metiéndonos a mitad de los golpes para que papá dejara de golpear a mamá.
Mi miedo por mi parte u los alcohólicos había aumentado. Mi madre cuando está enojada dice que me parezco mucho a él, pero yo no le haría eso a ella si fuera él. Mi madre es una mujer fuerte y hemos pasado mucho con ese hombre, me llegó a afectar tanto hasta darme trastornos. La psicóloga me dijo que escribir sobre cómo me siento ayudaría y pues eso fue lo que hice:
“Papá, lo siento. Estaba tan enojada conmigo por darme la idea que íbamos a estar bien e ibas a cambiar, no importa que tanto lo intentara, siempre fracasan tus promesas; yo era una buena chica pero te convertiste Y ME CONVERTÍ en lo que más temía, estoy asustada. Tú... No eres buena persona, siempre te la pasabas tomando, apestabas demasiado a alcohol. Tú siempre culpaste a otras personas por tus actos, siempre golpeabas y lastimabas a otras personas, así que no me importa que hagas ahora, no me importa en absoluto.
No cometeré los mismos errores que tú. Aprendí de la manera más dura, gracias a ti aprendí como es el mundo allí afuera y jugarme lo que está/estaba pasando para no salir lastimada, gracias a ti me resulta difícil confiar en todos los que me rodean, siempre tengo miedo y me veo forzada fingir una sonrisa todos los días. Mi corazón no se puede romper cuando fuiste tú el primero en romperlo, te extraño como una niña chiquita, nunca pensaste en nadie más solo te tragabas tu dolor y ahora lloro todas las noches por esto, gracias a ti me da miedo la gente y no tengo a nadie, cuando logro tener a alguien se alejan por mi personalidad, trato de dar lo mejor de mí para no reflejarme en ti. Por tu culpa vivo con miedo, ¿pero a quién le importa?. Esto es demasiado difícil para mí, solo necesitaba que mi papá me abrazara y me dijera q todo iba a estar bien, pero no puedes ni mirarme. Hey, papá, mírame… ¿Crees que estoy perdiendo el tiempo estas cosas? Sólo quiero hacerte sentir orgulloso, pero tú ni nadie puede cambiarme. Lo hemos perdido todo. Ahora es demasiado tarde, ya no puedes arreglar las cosas, lo siento, pero ¿sabías que solías ser lo que más amaba? Todos los días que solíamos pasear, pasar tiempo juntos y ahora esos tiempos se sienten tan lejanos, no puedo pelear más con esto, me estoy rindiendo y no te das cuenta.
No puedo creer lo difícil que es hablar contigo, cada que te veo me dan ganas de llorar, pero no importa porque ya el daño está hecho. Sé que es duro para tí como para mí, pero soy tu hija, dame al menos el mínimo de tú atención y deja de ser un idiota con tus hijas, ya no creo en tus palabras porque solo son puras mentiras, lo siento, pero estoy dolida”.
Esta fue la carta que le hice a mi padre hace años y aún se sigue sintiendo así, cada año empeoraba, pero esta vez con mis padres separados.
Todos estos sucesos han afectado como física y mentalmente en mi vida, pero a medida que crezco entiendo los actos de las personas, entiendo que no tuvo buena crianza, pero no me gusta el tipo de crianza que nos da. Esto no solo pasa en mi familia, hay muchas familias que la pasan igual o mucho peor, esto muestra como la crianza lo cambia todo y eso está mal, todos merecemos una familia bonita, unida y sana donde podamos demostrar nuestros sentimientos y emociones sin miedo, dónde podamos decir un “te amo o un té quiero” junto con un abrazo sin miedo y no una familia disfuncional causándole a los demás algún tipo de dependencia y problemas psicológicos.
Actualmente, mi relación con mi padre ha “mejorado”, no tenemos la mejor relación de padre e hija, pero algo es algo, supongo.