Fue una noche llena de alegrías, esas que te hace vibrar nuevamente el alma. Era una noche de disfraces salí en compañía de una amiga, las dos teníamos la idea de pasear e ir a cenar juntas. Iniciamos haciendo un recorrido, mirando los disfraces y disfrutando de la noche y las luces, absolutamente todo los disfraces estaban ¡Fantásticos!.
Los niños reflejaban satisfacción y alegría de poder encontrarse y compartir con sus amigos. Luego de observar varios disfraces, fuimos a un centro comercial a ver las decoraciones y animaciones que habían, vimos la variedad y la creatividad de las personas para esta noche tan bella, cuando salimos de allí estaba lloviendo, decidimos devolvernos caminando aunque por esa misma razón no habían tantas personas en la calle, pero aun así continuamos con un poco de temor. En el trayecto paso un auto a gran velocidad en el momento en que mi amiga y yo transitábamos por el anden, este auto provoco que nos salpicara el agua de un charco. Aun faltaba medio camino de felicidad, todo fue muy lindo y alegre ya que estábamos disfrutando por completo la noche. Y al fin llegamos al lugar donde íbamos a cenar, pedimos la cena y charlamos un poco, ya era momento de regresar a casa nos encontrábamos cerca así que durante el camino recordamos lo vivido. Llegamos a casa un poco cansadas pero felices.