La historia que les voy a relatar sucedió cuando tenía 5 años, todo comienza cuando mi abuela se ganó un viaje donde trabajaba, el viaje era para Santa Marta para dos personas en las vacaciones de fin de año y me invitaron para conocer el mar algo que había anhelado desde que tenía uso de razón, pero como mi abuelo no podía ir por cuestiones de trabajo mi abuela me quiso invitar a mí pero dijo que tenía que sacar buenas notas en el colegio ese año, me esforcé mucho para poder sacar las buenas calificaciones que necesitaba para poder ir con ella.
En noviembre cuando era la entrega de notas yo tenía miedo de que no fuera a pasar porque estuve un tiempo enfermo y tuve que dejar de ir al colegio, pero gracias a Dios todo salió bien y entonces mi abuela cumplió lo prometido.
El viaje estaba planeado para mitad de diciembre nos íbamos a quedar cuatro días, ya tenían todo preparado la reservación del hotel, el autobús, las comidas, todo iba incluido en el premio.
Cuándo llegó la fecha del viaje yo estaba muy emocionado, salimos de acá de Cúcuta como a las 5 de la tarde, yo me quedé dormido, cuando era ya de noche mi abuela me despertó para salir a comer y estábamos en un pueblo, después de eso seguimos nuestro camino hacia la ciudad de Santa Marta allí llegamos a las 11 de la mañana, al hotel Santa María del Mar era un hotel muy hermoso la habitación tenía vista al mar, dejamos nuestras cosas en la habitación y salimos a almorzar, mientras estuvimos en el viaje casi todos los días comíamos pescado pero preparado de diferentes maneras y todas las comidas eran deliciosas.
Después de almorzar volvimos al hotel nos cambiamos para ir a conocer la playa en el rodadero, lo primero que hice fue salir corriendo y meterme al agua, no espere ni a mi abuela, allí pasamos mucho tiempo disfrutando del mar, nos tomamos muchas fotos nade muchísimo, pero ya nos tocaba irnos de nuevo al hotel para descansar porque al otro día íbamos a visitar otro lugar diferente.
En la mañana siguiente nos despertamos temprano para ir en una lancha a una playa cercana llamada playa blanca yo le decía un a mi abuela que por qué se llamaba así y ella me dijo que esperara para que me diera cuenta porque tenía ese nombre, cuando llegamos allí entendí la razón y es porque la arena era parecida al blanco se veía muy bonito todo, ese día mientras paseábamos por el lugar me tropecé y me pegué con una piedra en el pie me alcance a raspar el dedo pequeño, pero como yo estaba tan feliz no sentí ningún dolor sino hasta cuándo volvimos al hotel que fue a la hora del almuerzo.
Mi abuela estaba un poco cansada entonces ella se acostó a descansar un rato, para después salir a conocer la ciudad, cuando ya salimos fuimos a conocer tipo de museo que la verdad en este momento no me acuerdo cómo era el nombre de ese lugar aquí vimos cosas muy bonitas las cuales estaban relacionadas con los animales marinos, en ese lugar me tomé algunas fotos con ellos.
Después de ahí ya estaba oscureciendo y ella quería estar un rato en la playa pero a esa hora ya no podíamos nadar pero si nos pudimos sentar en unas sillas que estaban en la arena, en el lugar donde nos encontramos había muchas personas haciendo lo mismo que nosotros otras escuchaban música más que todo el vallenato, estuvimos un buen rato mirando todo y cuando ya regresábamos nos dimos cuenta qué había una parte de la playa donde habían hecho un castillo de arena muy hermoso y grande, a ese no le pude tomar fotos porque mi abuela había dejado la cámara en la habitación del hotel.
Al día siguiente el plan era el mismo pero varias personas de las que viajaban con nosotros hablaron con el encargado para ver si podíamos ir a Cartagena que no quedaba muy lejos, y sí se pudo hacer, así que alistamos nuestras cosas y fuimos, en el camino pasamos por un volcán de lodo que si no estoy mal se llamaba el volcán del Totumo, nos metimos al volcán y era un lugar muy relajante, después de estar un buen rato volvimos a dirigirnos hacia Cartagena, cuando llegamos allá fuimos a la playa era un lugar muy bonito pero a mí me gustó más la playa de Santa Marta, recorrimos la ciudad visitamos el castillo de San Felipe, pero no pudimos entrar, era un lugar gigantesco, cerca de ahí había un monumento qué se llamaban los zapatos viejos, después de ahí fuimos a un lugar dónde vendían recuerdos mi abuela compro bastantes para traerles a mis papás, a mis tías y a mi abuelo.
De regreso a Santa Marta pasamos por un lugar qué me llamó la atención ya que como a mí me gusta el fútbol desde pequeño me gustó mucho y era una estatua del Pibe Valderrama, era toda negra pero el pelo parecía real era amarillo.
En la noche decidimos comernos un perro y una hamburguesa cuándo probé el perro la verdad no me gustó porque no es como el que estaba acostumbrado sino que esté tenía zanahoria y no me llamó la atención su sabor, y fue cuando mi abuela me dio su hamburguesa y ella se comió el perro, cuando llegamos al hotel después de comer no me quería acostar porque sabía qué al día siguiente nos iríamos después del almuerzo porque ese lugar me pareció muy hermoso tranquilo además no hacía calor cómo aquí en Cúcuta.
El último día hicimos algo diferente fuimos a bucear con una persona que sabía y nos enseñó y con los lentes pude ver muchos animales en el fondo del mar, lógico como yo era pequeño no podíamos ir muy lejos de la orilla pero me gustó lo que pude ver.
Cuando ya nos regresábamos me sentía triste por haberme tenido que ir nuevamente a mi casa pero es algo que nunca olvidaré y me gustaría volver a repetir esta experiencia, pero ojalá que pudiera ir con toda mi familia conmigo.