Con las maletas listas y el viaje planeado, era momento de ir al astillero y preparar las naves que nos llevarían a nuestra gran aventura.

Comenzamos a construir los navíos más espectaculares del Siglo XVI, las famosas Naos. Estaban hechas de madera, medían unos 25 metros de longitud y 7 de anchura, ¡y su peso rondaba las 120 toneladas!

Una vez pudimos distinguir la proa de la popa pusimos en pie los mástiles, donde colgamos las enormes velas de lienzo en las que resplandecían las Cruces de Santiago, símbolo de la Armada Española. Más tarde, situamos el timón en la popa de las Naos y nos ataviamos con nuestros catalejos para que los grumetes estuvieran alerta en todo momento.

Ya casi estábamos listos para partir, pues conocíamos nuestros navíos como la palma de nuestra mano. Ataviamos nuestros 5 navíos con provisiones, mercancías y armamento, pues no sabíamos cuánto tiempo podría durar el viaje ni lo que nos podía deparar el destino…