Nuestro centro siempre se ha caracterizado por ser un claro impulsor de la salud y el bienestar entre toda la comunidad educativa. Cuando hablamos de comunidad educativa estamos abarcando alumnos, profesores y familiares.
Esta línea de actuación la llevamos siguiendo años, desde nuestra adscripción al proyecto de Educación Para la Salud en el curso escolar 2009/2010 cuando fuimos conscientes de las necesidades que tenía nuestro centro educativo en tema de salud.
Por aquel entonces, la falta de práctica deportiva por parte de nuestros alumnos era nuestro principal problema y preocupación ya que fuimos conscientes que únicamente practicaban actividad física durante el horario escolar.
Con el paso de los años han ido apareciendo nuevos problemas o necesidades que podríamos dividir en dos grandes grupos:
Problemas pre-pandemia SARS-CoV-2.
Problemas post-pandemia SARS-CoV-2.
Empezando con el primer grupo, los problemas pre-pandemia, diremos que la digitalización del mundo que nos rodea junto a la gran cantidad de actividades extraescolares a las que asisten nuestros alumnos podrían ser los causantes de esa falta de actividad física existente entre los más pequeños.
Cuando hablamos de falta de actividad física nos estamos refiriendo a cualquiera de sus expresiones, ya sea la práctica de diferentes deportes, juegos o simplemente actividad enmarcada en el día a día de nuestros alumnos. Es muy común ver jóvenes que pasean en patinetes eléctricos por la calle en lugar de desplazarse a pie o en bicicleta. También estamos muy acostumbrados a jóvenes que gastan horas y horas frente a la pantalla de la televisión, móvil o videoconsola, privándose así de una vida activa en su tiempo libre. Y como no, las tan desconcertantes prohibiciones en plazas y calles de jugar con material deportivo son el combo perfecto para propiciar la falta de actividad física existente entre nuestros alumnos.
En segundo lugar, la mala alimentación de los jóvenes ha llegado a convertirse en otro de los problemas principales existentes en nuestro centro. A menudo encontramos alumnos que acuden al recreo con bollería, ultra-procesados o cualquier tipo de alimento poco adecuado para su buen desarrollo y que se repite día a día en su rutina matutina. Desde el centro, nos vemos obligados a actuar en este aspecto para conseguir contar con unos recreos en los que premie la fruta, la comida saludable y los buenos hábitos que puedan ser un lazo de unión a la práctica deportiva durante dichos recreos.
Esta práctica deportiva durante los recreos de la que hablamos está bien unida al primero de los problemas comentados (la falta de actividad física fuera del horario lectivo) ya que encontramos continuamente alumnos sentados en bancos, hablando o incluso sentados en el suelo, los cuales se diferencian estrepitosamente con los antiguos recreos de hace décadas en los que nadie descansaba y todo era movimiento, actividad y diversión.
En tercer lugar y por último, dentro de los problemas pre-pandemia encontramos la falta de motivación hacia la práctica deportiva y todo lo que ella conlleva como las relaciones interpersonales creadas durante las jornadas deportivas, la emoción por la propia competición o simplemente el hecho de tener ganas e ilusión por participar o apuntarse a un torneo, campeonato o jornadas deportivas organizadas por el centro o por cualquier club local.
Dando ahora un salto cronológico, si nos centramos en la época actual post-pandemia, nos encontramos con un claro desconcierto entre el alumnado a la hora de las relaciones interpersonales, las interacciones y el autocontrol emocional, hecho que también es una de las ramas principales de esa salud integral del alumnado que es la razón de ser del presente proyecto.
Durante estos últimos años un tanto extraños debidos la aparición del coronavirus SARS-CoV-2, toda la población se ha podido dar cuenta de la gran importancia que tiene la salud emocional en nuestras vidas. Tiempo en casa sin poder salir, situaciones familiares preocupantes, cambios en la forma de trabajar/estudiar, nervios ante la incertidumbre o desconocimiento y un gran etc. que nos ha acompañado durante los últimos años de nuestras vidas. Todo este entramado de sentimientos, sensaciones o emociones ha resaltado una vez más la importancia de la formación global para las personas y en nuestro caso, para nuestros alumnos. Cuando hablamos de formación global nos estamos refiriendo a lo físico, a lo mental pero también a lo emocional. El conjunto de las tres determinará el estado de salud de nuestros alumnos del hoy y los adultos del mundo de mañana. Así, en esa última rama de la salud recae otra de las razones de ser de este proyecto durante el curso 2022/2023. Debido a que estamos adscritos al PEPS desde el 2009-2010 pero este proyecto se elabora en el 22-23, por el siguiente motivo: En nuestro centro escolar estamos trabajando multidisciplinariamente muchos aspectos relacionados con la salud pero no estaban englobados y visibles dentro de un gran proyecto como es este.
Es por ello por lo que nuestro centro se adhirió hace ya un tiempo al programa “Volvamos + cercanos” que propuso la Consejería de Educación tras la vuelta a las aulas del alumnado una vez mejorada la situación vírica. Este programa lo consideramos el punto de partida para trabajar la salud emocional de nuestros alumnos tras la situación vivida recientemente. Además, nuestro centro cuenta con un plan socio-emocional creado y puesto en marcha durante los pasados cursos académicos con el único fin de facilitar la “vuelta a la normalidad” de nuestro alumnado a nivel emocional e interpersonal.
Por lo tanto, consideramos de vital importancia continuar en esta línea de trabajo y, tomando como partida los programas y planes anteriormente mencionados, seguir trabajando la salud emocional como uno de los cuatro pilares fundamentales de la formación de nuestro alumnado. De esta manera, consideramos este proyecto como una ayuda extra a la consecución de nuestros objetivos referentes a la educación para la salud y el bienestar donde también damos cabida a la salud emocional.