“Impulsar un nuevo modelo educativo, centrado en el desarrollo del SER HUMANO, buscando crear las bases que permitan alcanzar una Sociedad conformada por ciudadanos capaces de transformar el mundo a través de la educación.”
La educación es esencial para el desarrollo humano. Gracias a la educación, las personas pueden acceder a un trabajo de calidad, participar de la mejor forma en los procesos democráticos y además, en el caso de la enseñanza más básica, disfrutar de la lectura de un buen libro o evitar la explotación a través del alfabetismo. La formación para el desarrollo humano debería implicar el desarrollo de la persona, así como la comprensión del maldesarrollo en el mundo (pobreza, desigualdad, guerras, degradación medioambiental, explotación, etcétera). A través de esta comprensión, desde una perspectiva ética y solidaria, se podrían crear herramientas para la ayuda al desarrollo de los demás, ya sea a través de procesos educativos o fuera de ellos.
Contar con ciudadanos y ciudadanas más informados, más concienciados y también más participativos es el objetivo de la Educación para el desarrollo. Para lograrlo, la Educación Para el Desarrollo Humano (EPDH) trabaja desde distintos ámbitos, que incluyen desde la educación formal (centros educativos y universidades), la “no formal”( espacios de ocio y tiempo libre …) y la “informal”(medios de comunicación, redes sociales…) fomentando un proceso educativo de evolución constante. Las acciones que se lleven a cabo desde Educación para el desarrollo, no deben de ser puntuales, sino que deben de formar parte de acciones planificadas y orientadas hacia públicos diferenciados.
La Educación para el Desarrollo Humano facilita la comprensión del mundo globalizado, provoca una actitud crítica y comprometida con la realidad, genera compromiso y corresponsabilidad en la lucha contra la pobreza, fomenta actitudes y valores en la ciudadanía, genera en definitiva una ciudadanía global. (“Piensa globalmente, actúa localmente”).
La EPDH debe favorecer el conocimiento de las realidades y las causas que explican y provocan la existencia de la pobreza y la desigualdad y condicionan nuestras vidas como individuos pertenecientes a cualquier cultura del planeta.
La EPDH debe facilitar una comprensión crítica de las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el Norte y el Sur, y promover en nuestros niños y niñas, jóvenes y personas adultas, valores y actitudes relacionados con la solidaridad, la justicia social, la búsqueda de vías de acción para alcanzar el desarrollo humano y fortalecer actitudes críticas y comprometidas con estas causas para ir avanzando hacia una ciudadanía global, la justicia mundial, la equidad y la consecución de los derechos humanos.
Las actividades a llevar a cabo en el ámbito de la Educación para el Desarrollo deben favorecer la reflexión sobre la propia vida, partiendo de experiencias cercanas y de situaciones reales que permitan concienciar a las niñas y niños, jóvenes y personas adultas sobre la realidad del mundo globalizado en que vivimos, de manera que eduque en la generación de las actitudes y los valores antes mencionados y para ello requiere la utilización de metodologías basadas en la investigación-acción-reflexión que a través de procedimientos participativos, interactivos, creativos, dinámicos, dialógicos y cooperativos promuevan el pensamiento crítico y la ciudadanía global.
En definitiva la EPDH es un “Proceso educativo (formal, no formal e informal) constante encaminado, a través de conocimientos, actitudes y valores, a promover una ciudadanía global generadora de una cultura de la solidaridad comprometida en la lucha contra la pobreza y la exclusión así como con la promoción del desarrollo humano y sostenible”. Estrategia de Educación para el desarrollo de la Cooperación española (Ortega 2007)