Erasmus+ CEIP Foro Romano: Una ventana al mundo
Una ventana al mundo: así vivimos la movilidad Erasmus+
Cada año, cuando se anuncia un nuevo destino Erasmus+, el colegio se llena de entusiasmo. No se trata solo de hacer las maletas: es abrir la mente, aprender a convivir y crecer más allá del aula. Este curso, nuestro alumnado viajó a Praga. Para muchos fue su primera aventura sin sus familias, y la experiencia superó todas las expectativas. Lo dicen ellos, lo confirman sus familias y lo cuenta cada anécdota que aún se recuerda con una sonrisa.
Erasmus+ Friends: mucho más que elegir viajeros
Antes del viaje, se llevó a cabo el programa Erasmus+ Friends, una propuesta que implicaba compromiso, curiosidad y respeto. A través de tareas, entrevistas y trabajo en grupo, los estudiantes demostraron no solo capacidades académicas, sino humanas. Muchos afirman que solo la preparación fue ya un aprendizaje: “aprendí a organizarme y a confiar más en mí”, decía una alumna. El objetivo no era elegir al mejor estudiante, sino al mejor compañero de viaje.
Una semana que lo cambió todo
La estancia en Praga fue breve pero intensa. Convivir con estudiantes checos, asistir a un colegio distinto, adaptarse a nuevas costumbres… Todo fue un reto que se convirtió en una oportunidad para crecer. El contacto con el alumnado local fue lo más valorado: “Hemos hecho amigos para siempre”, decían al volver. También disfrutaron del patrimonio cultural: las calles empedradas, el tranvía, los monumentos y los sabores distintos, que ahora forman parte de sus recuerdos.
Aprender más allá del aula
No todo fue perfecto: la comida escolar, el castillo que no pudieron visitar por la lluvia, o los madrugones. Pero incluso esos pequeños contratiempos enseñan. Aprender a adaptarse, a comunicarse sin hablar el mismo idioma, a reírse de lo inesperado... también es educar. La mayoría volvería a vivir la experiencia sin dudarlo, e incluso se habrían quedado más días.
Las familias, parte esencial del viaje
El papel de las familias fue clave desde el primer momento. Su apoyo y confianza en el equipo docente hicieron posible esta experiencia. Destacaron la buena organización, la comunicación fluida y la tranquilidad de saber que sus hijos estaban bien cuidados. Muchos expresaron su deseo de que este tipo de actividades puedan llegar a más estudiantes, reconociendo el valor educativo real del proyecto.
¿Qué se necesita para vivir un Erasmus+?
Preguntamos al alumnado qué creen que se necesita para aprovechar una movilidad como esta. Sus respuestas fueron claras: paciencia, respeto, saber convivir, tener ganas de aprender y disfrutar. No hace falta hablar perfecto inglés ni tener las mejores notas: hace falta actitud.
Un viaje que sigue vivo
Aunque el avión ya aterrizó, el viaje continúa en cada historia que se comparte y en cada amistad que perdura. Erasmus+ no es solo una experiencia internacional: es una manera de crecer, de mirar el mundo con otros ojos y de construir ciudadanía. Gracias a todos los que lo han hecho posible. Porque cada movilidad no es un punto final, sino el comienzo de muchas nuevas historias.