José Asunción Silva
A continuación podrás encontrar 7 distintos poemas de José Asunción Silva.
A Adriana
Mientras que acaso piensa tu tristeza
En la patria distante y sientes frío
Al mirar donde estás, y el desvarío
De la fiebre conmueve tu cabeza,
Yo soñando en tu amor y en tu belleza,
Amor jamás por mi desgracia mío
De la profundidad de mi alma, envío
A la pena un saludo de terneza.
Si cuando va mi pensamiento errante
A buscarte en parejas de otro mundo
Con la nostalgia se encontrara a solas
Sobre las aguas de la mar gigante
Entre el cielo purísimo y profundo
Y el vaivén infinito de las olas.
Juntos los dos
Juntos los dos reímos cierto día...
¡Ay, y reímos tanto
Que toda aquella risa bulliciosa
Se tornó pronto en llanto!
Después, juntos los dos, alguna noche,
Reímos mucho, tanto,
Que quedó como huella de las lágrimas
Un misterioso encanto!
Nacen hondos suspiros, de la orgía
Entre las copas cálidas
Y en el agua salobre de los mares,
Se forjan perlas pálidas!
Mariposas
En tu aposento tienes,
En urna frágil,
Clavadas mariposas,
Que, si brillante
Rayo de sol las toca,
Parecen nácares
O pedazos de cielo,
Cielos de tarde,
O brillos opalinos
De alas suaves;
Y allí están las azules
Hijas del aire,
Fijas ya para siempre
Las alas ágiles,
Las alas, peregrinas
De ignotos valles,
Que como los deseos
De tu alma amante
A la aurora parecen
Resucitarse,
Cuando de tus ventanas
Las hojas abres
Y da el sol en tus ojos
Y en los cristales!
Idilio
-Ella lo idolatró y Él la adoraba...
-Se casaron al fin?
-No, señor, Ella se casó con otro
-¿Y murió de sufrir?
-No, señor, de un aborto.
-¿Y Él, el pobre, puso a su vida fin?
-No, señor, se casó seis meses antes
del matrimonio de Ella, y es feliz.
Estrellas fijas
Cuando ya de la vida
el alma tenga, con el cuerpo, rota,
y duerma en el sepulcro
esa noche, más larga que las otras,
mis ojos, que en recuerdo
del infinito eterno de las cosas,
guardaron sólo, como de un ensueño,
la tibia luz de tus miradas hondas,
al ir descomponiéndose
entre la oscura fosa,
verán, en lo ignorado de la muerte,
tus ojos, ... destacándose en las sombras.
A un pesimista
Hay demasiada sombra en tus visiones,
algo tiene de plácido la vida,
no todo en la existencia es una herida
donde brote la sangre a borbotones.
La lucha tiene sombra, y las pasiones
agonizantes, la ternura huída,
todo lo amado que al pasar se olvida
es fuente de angustiosas decepciones.
Pero, ¿por qué dudar, si aún ofrecen
en el remoto porvenir oscuro
calmas hondas y vívidos cariños
la ternura profunda, el beso puro
y manos de mujer, que amantes mecen
las cunas sonrosadas de los niños?
Las noches del hogar
Amo las dichas del hogar sencillo
Apetezco su plácido cariño
Yo quiero que descanse en mis rodillas
La rubia cabecita de algún niño.