Debemos formar el discernimiento personal y comunitario, que parta de la escucha de cada persona, de su cultura, de la realidad y del Proyecto de Dios, para que se fortalezcan sus propias convicciones, la identidad contemplativa y la sabiduría de su cultura y así se comprometa en la construcción de una sociedad transformada por el Evangelio

Apóstoles por vocación”, como requiere nuestra Regla de vida, extendemos el Reino a través de nuestra tarea educativa en los distintos continentes. Educación que busca cristianizar las inteligencias y transformar la sociedad según el Evangelio; es decir, vivir la cultura del amor según el plan de Dios, personalmente y en el mundo. Educación para la libertad y la responsabilidad, llena de sinceridad y sencillez en un gran espíritu de familia.

La llamada a la comunión nos invita a construir comunidades humanas y humanizadoras en las que las relaciones se establezcan sobre el amor, la verdad, la humildad y el respeto, la apertura, el perdón, la aceptación de nuestra vulnerabilidad y la estima del otro.

El liderazgo en la Asunción está al servicio de la comunión, signo de la presencia de Dios entre nosotros.

Formar personas con convicciones, comprometidas a favor de la vida, que sintiéndose valoradas y dignificadas, reconciliadas entre sí, lleguen a su plenitud, transformen su vida personal, familiar y social; fomentar los valores éticos de solidaridad, transparencia en la gestión de los bienes y sencillez de vida personal y comunitaria, para promover un estilo de vida alternativo.

¿Qué vas a hacer con tu vida? ¿Cuáles son tus proyectos? ¿Has pensado en la posibilidad de ser religiosa y consagrarte totalmente al servicio de Dios y de los demás?