PRESENTACIÓN PROYECTO IDÉAME
MARCO A. MORENO DURÁN / ÁNGEL QUIÑONES VIDAL
COLEGIO AMOR DE DIOS. CÁDIZ
Introducción.
Con la entrada de los niños y niñas en Centros Educativos, desde edad temprana, ocupan un nuevo rol en sus vidas, el de “alumnos”. De esta forma, los niños y las niñas acceden al plano formal de su formación educativa en valores (ya potenciada y desarrollada en su contexto sociofamiliar) y cultural. Se configura así un contexto de horarios, contenidos estructurados en asignaturas, curriculum programado de materias por curso, cursos por edad, convivencia con iguales en aulas,... al que permanecerán circunscritos en su condición de alumnos durante al menos 15 años en su período pre-universitario. En este largo periplo de vida, el objetivo esencial será que aprendan determinados contenidos y que desarrollen determinadas habilidades, destrezas y competencias que les permitan crecer y enriquecerse desde un punto de vista cultural, y superar exámenes, pruebas, trabajos, exposiciones,... para poder acceder a cursos superiores (INFANTIL, PRIMARIA, SECUNDARIA, BACHILLERATO) a través del “aprobado” de materias y asignaturas cuyos contenidos están diseñados para cada curso concreto.
El otro rol importante en el juego educativo lo cumple el “profesor-educador”, quien ostenta la responsabilidad, entre otras, de impartir los contenidos concernientes a cada materia y asegurar un método de evaluación que garantice valorar si cada alumno está cumpliendo los objetivos preestablecidos. El Colegio se convierte así en el hábitat formal de los educadores y los alumnos. El lugar donde acontece el proceso educativo. Durante estos años decisivos de la vida de los niños y niñas, mucho de su tiempo lo pasarán en los centros educativos, por lo que la figura del profesor-tutor se convierte en un elemento muy importante en la convivencia escolar de los alumnos. Los patios, aulas y pasillos del colegio se configuran así en una “segunda casa”, donde no sólo se viene a aprender contenidos sino, y lo más importante, se convierten en un lugar en el que reforzar la importancia de valores como la convivencia, la tolerancia, saber escuchar, empatía, trabajo en grupo, solidaridad, respeto al medioambiente, o la paz.
En el libro El Aprendizaje Invisible (Cristóbal Cobo y John W. Moravec) aparece el aprendizaje informal como “el proceso continuo mediante el cual los individuos adquieren actitudes, valores, habilidades y conocimientos a partir de las experiencias diarias y las influencias del entorno, a través de familiares o vecinos, a través del juego o los medios de comunicación, en el trabajo, en la plaza, en el mercado o en la biblioteca”. Es decir, la mayor parte del aprendizaje real de una persona ocurre en contextos informales. Sin embargo, la escuela sigue funcionando con patrones educativos formales herméticos al aprendizaje informal de los alumnos, si no es como mera anécdota. Cuando los niños y las niñas entran en el Colegio cada día, sus mochilas vuelven a estar vacías de sus propios intereses, de lo que realmente les produce curiosidad. De las cosas que han aprendido fuera del entorno escolar. Vuelve a repetirse la misma rutina desde hace años. Ahora más colaborativo. Más bidireccional. Pero bajo los mismos parámetros; separados por edad en aulas cerradas. Contenidos preestablecidos y cerrados. Materias clásicas como estatuas de piedra. Como mucho, las supuestas nuevas metodologías difuminan el papel protagonista del profesor para transformarse en guía de un denominado aprendizaje cooperativo. Pero los alumnos siguen teniendo un papel pasivo en la elección y elaboración de los contenidos, asfixiados por asignaturas temporalizadas, secuenciadas y estructuradas a priori. De esta forma, en la escuela se presenta una serie de idiosincrasias que amurallan sus recintos frente a todo el aprendizaje informal que los alumnos traen de su entorno vital, siendo su principal defecto el bloqueo frente a los elementos ecológicos que determinan el aprendizaje de las personas en su vida cotidiana.
Seguro que casi ningún profesor sabe cómo aprenden sus alumnos fuera del contexto escolar. O qué herramientas utilizan para generar aprendizaje en la esfera TIC. En el entorno escolar no hay tiempo ni espacio para reflexionar sobre los intereses de los alumnos como contenidos de aprendizaje, o de cómo aprenden como metodología educativa. Resulta impensable la idea de permitir, en el contexto formal, la entrada de los aspectos vitales del escenario informal en los que se desenvuelven los alumnos. De hecho, todo este valioso cofre de experiencias educativas es invisible a ojos del aprendizaje formal. Algunas de las características propias del aprendizaje informal lo hace incompatible con el entorno formal, como se comenta en el Aprendizaje Invisible:
En la Recomendación del Consejo de 20 de diciembre de 2012 (Diario Oficial de la Unión Europea, 2012/C 398/01) sobre la validación del aprendizaje no formal e informal , recoge en el punto 18 lo siguiente: “En la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de junio de 2009, sobre el establecimiento de un Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad en la Educación y Formación Profesionales se subrayaba que dicho Marco debería apoyar la aplicación de unos principios europeos comunes para la determinación y validación del aprendizaje no formal e informal, mejorando la interconexión entre la educación, la formación y el empleo, y tendiendo puentes entre el aprendizaje formal, el no formal y el informal”.
Incluso aquellas experiencias que se abren hacia aspectos del ámbito informal, como trabajar con videojuegos, por poner un ejemplo, nos da la impresión que lo hacen desde y para la esfera formal. No hay un interés por conocer cómo autoaprenden los alumnos en su entorno informal o qué tipo de herramientas de conocimiento han construido para hacerlo. Quizás el aspecto que más nos sorprende es que no exista curiosidad por parte del profesor por conocer precisamente el hábitat donde respira la curiosidad de los alumnos. El proceso educativo no concibe que los alumnos participen activamente en el planteamiento de los contenidos, porque el control y el cumplimiento de los objetivos del plano formal eclipsa todo el potencial de autoaprendizaje que los niños y niñas desarrollan en su ámbito informal. Esta educación monocromática y bidimensional no será completa hasta que en los colegios no entren los aspectos ecológicos del autoaprendizaje de los niños y niñas.
Justificación del Proyecto Idéame.
El Proyecto Idéame nace, se fundamenta y evoluciona precisamente en el contexto informal. El objetivo que subyace y sustenta esta enriquecedora experiencia se basa en construir un espacio donde convivan experiencias de aprendizaje informal, dentro del contexto escolar. Dar a conocer nuestro trabajo puede ser una buena estrategia para demostrar el hermetismo de la escuela al necesario y desconocido mundo de los verdaderos intereses de los alumnos y alumnas. Proyecto Idéame plantea un escenario experimental en el que se retroalimentan experiencias ideadas y desarrolladas por los propios alumnos. Pequeñas cápsulas de sabiduría informal a las que damos tiempo y espacio para entender cómo funciona la curiosidad de un niño o una niña en su hábitat psico-social. Y para demostrar la riqueza educativa que existe más allá de las materias estancas y las programaciones. Más allá de los cursos por edad y las temporalizaciones. De la vital curiosidad que sobrevive a exámenes, trabajos y tareas. Y aunque ni mucho menos Proyecto Idéame pretende convertirse en una alternativa al funcionamiento formal del Colegio, sí creemos necesario poner de relieve cuánto ganaría el proceso educativo si fuese permeable y se nutriera de los aspectos característicos del aprendizaje más allá de la escuela.
En las sesiones que nos han reunido en estos últimos cursos, con este seis, alumnos y profesores hemos compartido multitud de ideas, inquietudes y sueños. Y hemos experimentado lo que significa los encuentros 24/7, amplificando conjuntamente la organización de las reuniones del colegio con el contacto a través de las redes sociales. Por poner un ejemplo, cuando se produjeron los atentados de París del año 2015, a través del grupo whatsapp de Idéame y de Bastinazoom (grupo organizado para desarrollar diversas actividades en el Colegio, fanzine, talleres,...), los alumnos organizaron la siguiente sesión para que dialogáramos sobre lo ocurrido en Francia. Como la temporalización surge del encuentro en Idéame y no al revés, los alumnos deciden dedicar varias sesiones al tema del terrorismo internacional, tratamiento de la información por los medios de comunicación, etc. Incluso se da el caso de alguna madre que desde casa participa en los diálogos a través del grupo whatsapp, planteándose la posibilidad de que asistan a las propias reuniones.
Sesión de Idéame: comienza el juego.
Las reuniones de Idéame son voluntarias. No hay un número fijo de integrantes. Hay alumnos desde 1º ESO hasta 2º Bachillerato. Dos sesiones de media hora semanal en el aula de audiovisuales del Centro. La experiencia se basa en compartir con el resto de compañeros una idea. La idea puede ser una charla sobre un tema que te interesa; plantear un debate; hablar sobre un libro, un disco, una película que te ha gustado; bailar un tipo de danza; tocar la guitarra o el piano; leer una poesía o un fragmento de un libro; comentar una duda personal... De esta forma, el guión y contenido de cada reunión lo establece el alumno. Al compartir las ideas en grupo, la curiosidad de los alumnos se enriquece en un encuentro muchas veces multidisciplinar. Por ejemplo; en una sesión de magia, un alumno hizo trucos con cartas, explicando al resto de compañeros cómo autoaprendió a hacerlo. Llevaba mucho tiempo dedicado a leer libros, ver videotutoriales e ir a sesiones de magos profesionales. En algunos trucos incluso explicaba de forma matemática cómo conseguía llegar a la carta que elegían sus compañeros. Si tradujésemos a competencias dicha experiencia, seguro que estarían casi todas (aprender a aprender, matemática, lingüística, digital, social,...). Sin embargo, era la primera vez que este alumno tenía la oportunidad de mostrar en el colegio su interés por la magia, explicando su proceso de aprendizaje autodidacta.
Adjuntamos un sumario de los temas tratados en Idéame a lo largo de estos seis cursos:
Inteligencia Artificial.
1.Dibujo artístico.
2. Magia y matemáticas.
3. Bollywood.
4. Las paradojas.
5. Grafología.
6. Danza africana.
7. Japonés.
Por lo tanto, el papel protagonista lo tiene el propio adolescente. Idéame abre en el Colegio un lugar y un tiempo donde este tipo de experiencias conviven y se retroalimentan. El resultado final es el enriquecimiento personal a través de la implicación activa de los niños y niñas.
Espontaneidad y aprendizaje no evaluado.
La temática de las reuniones del grupo nace frecuentemente de dos formas: como propuestas elaboradas y presentadas a priori por los propios alumnos, o como resultado de la dinámica de las sesiones; durante una sesión surge una idea que se convierte en temática de futuras sesiones. El curso pasado también creamos un grupo whatsapp, como ya hemos comentado, en el que se dieron el encuentro de ideas y nacieron propuestas de temas para futuras sesiones.
Como la asistencia es voluntaria, el número de participantes nunca es definido ni definitivo; definido, porque, aunque el grupo de alumnos “fiel” a Idéame se mantiene en el tiempo, el número concreto que asistirá a cada sesión nunca es fijo; definitivo, porque se van sumando al grupo alumnos nuevos que desean asistir a sesiones a través de compañeros de clase que están en Idéame.
Este tipo de encuentros entre alumnos desde 1ºESO a 2ºBachillerato origina un caldo de cultivo singular. Los chavales siempre salen ganando, escuchando y aportando ideas. Pero, quizá una de las claves del encuentro en Idéame es la espontaneidad. Suele ocurrir que, en las sesiones, en el encuentro de ideas aparezcan otras nuevas que abren nuevas puertas en la curiosidad de los alumnos, y estimulan nuevas temáticas. A veces, el propio control del proceso educativo convencional (programaciones, temporalización de los contenidos,...) asfixia la posibilidad de enriquecer el juego de la curiosidad y el conocimiento en un contexto muy hermético.
Espacio y tiempo de encuentro para la inclusión y la convivencia.
En el encuentro suceden cosas imposibles de predecir, programar o controlar a priori. Es importante reflexionar sobre este punto en el proceso educativo formal: encorsetar todos los aspectos que funcionan en un aula bajo indicadores sólo puede asfixiar el propio proceso educativo y hacer que pierda su contexto ecológico. Estos últimos seis años de experiencia en Idéame es una fórmula que lo demuestra claramente. Una consecuencia no programada ni contemplada ha sido el papel inclusivo que ha tomado el grupo cuando los intereses diversos de los alumnos participantes han entrado en juego. Porque las sesiones de Idéame no sólo cumplen un objetivo académico al uso, también permiten y fomentan la convivencia. Por poner un ejemplo, para los alumnos con altas capacidades y superdotados que asisten normalmente a las sesiones, estar en Idéame se ha convertido en una necesidad y no sólo una opción más. Tampoco lo es para alumnos que han aprovechado sesiones de Idéame para explicar sus experiencias personales de bullyng con el resto del grupo. O para los que han querido reflexionar sobre aspectos relacionados con la convivencia en el Centro. Sobre problemáticas propias del dia a dia de las aulas. Y han sido los propios alumnos los que han favorecido y propiciado que Idéame se haya transformado en un lugar donde entrasen también todos estos elementos que ellos entendían cruciales del proceso educativo.
Idéame ha permitido configurar, de esta forma, un lugar donde poner de relevancia, reflexionar y buscar soluciones ante situaciones que acontecen en cualquier colegio, pero fuera del contexto del propio aula o el Departamento de Orientación.
Es curioso como un espacio de descanso que es un recreo, se puede convertir también en algo tan valioso como un lugar en el colegio donde encontrar la escucha y la comprensión, ya no sólo de los profesores, sino de tus iguales. Y para nosotros, los profesores, un espacio donde conocer de primera mano aspectos que nos permiten tener una imagen más nítida de la convivencia real del colegio.
Blog Idéame
El blog virtual nos viene sirviendo como herramienta donde publicamos el contenido de muchas sesiones y las fechas de todo lo que ha ocurrido en estos años. La dirección es proyectoideame.blogspot.com. Es un registro en el que, a modo de crónicas, hacemos balance de todo lo que ocurre en Idéame.
Idéame entra en el espacio formal del Centro
Un caso claro y práctico de la entrada de Idéame en el ámbito formal del colegio fue, por poner un ejemplo, una experiencia que se planteó al comienzo de este curso 2018-2019. Un antiguo alumno de nuestro colegio Amor de Dios, estudiante de 4º de Derecho en la actualidad, y también antiguo participante de Idéame durante algunos años, vino a visitarnos a los profesores que dirigimos el proyecto para plantearnos una idea: guiar una charla-debate sobre los Derechos Humanos y la libertad de expresión. Lo novedoso es que planteamos la idea no sólo para el grupo Idéame como una sesión más, sino que perfilamos una sesión especial de una hora y media para un total de más de 70 alumnos elegidos al azar de todos los cursos hasta 1º de Bachillerato.
De todas las conclusiones que los dos profesores que trabajamos en Idéame pudimos extraer tras la reunión, una que nos llamó la atención fue cómo algunos alumnos que en el aula tienen un comportamiento apático, nulo en cuanto a la disposición a participar e incluso disruptivo, durante la sesión de esta charla estuvieron atentos, incluso participando de forma activa y aportando aspectos positivos al debate.
El difícil papel de los profesores.
Otra figura que merece ser reflexionada es la del profesor. Desde hace unos años, el profesor paladín de conocimientos parece que debe estar evolucionando hacia un papel de guía. El ocaso de su clásico papel omnipresente en el proceso unidireccional de transmisión de conocimientos, donde la única voz que se escucha es la suya propia, debe permitir el amanecer del moderno profesor actual que controla proyectos de alumnos protagonistas en su aprendizaje, que aprenden a aprender, que autoaprenden, y que son capaces incluso de enseñar contenidos a sus propios compañeros.
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas” (Mario Benedetti).
Es un milagro que a veces la curiosidad sobreviva a la educación formal. La formación de las niñas y niños, de los adolescentes, su preparación para la vida universitaria y/o laboral diluye en muchas ocasiones aspectos cruciales de las personas. ¿Nos permite el sistema educativo a los profesores conocer qué talentos tienen cada uno de los alumnos? ¿Pueden los profesores y alumnos crear y programar materias nuevas desde esos talentos e intereses? ¿Por qué este sistema permite cada vez menos espacio y tiempo para la espontaneidad? ¿Por qué las opciones de uso de las tecnologías por parte de los niños y niñas fuera del colegio no nutren las programaciones de las asignaturas que se mueven en las TICs?. Y un largo etcétera de interrogantes.
Es una tarea forzosa y, a veces, forzada, la adaptación de los colegios al mundo real. La reflexión de esta discronía lleva muchos años en el tapete del sistema educativo. Y está claro que existen muchas vías abiertas y permeables en muchos centros educativos que permiten cierta conexión con la realidad psicosocial de los alumnos y alumnas. Pero, en general, no hay una reflexión conjunta al mismo nivel de profesores y alumnos para configurar una contexto educativo que responda no sólo a los intereses académicos y docentes que pide la sociedad con respecto a los niños y niñas, sino también a lo que muchos alumnos y alumnas podrían aportar al sistema educativo.
En Idéame, el proceso educativo no empieza ni termina en el encuentro de los alumnos en el colegio. Da entrada en el Centro educativo a intereses de los niños y niñas y después toma forma en el encuentro de ideas para poder programar otras sesiones. Justo al contrario que en el contexto educativo formal, en el que las asignaturas y sus programaciones nacen y funcionan desde y hacia el propio colegio. A los profesores que estamos embarcados en esta experiencia, Proyecto Idéame nos reporta una perspectiva inédita de la educación y, lo más importante, de los propios alumnos. De cómo se relacionan entre ellos. De cuáles son sus intereses y talentos. De cómo escuchan y reflexionan sobre el mundo que les rodea. De cuáles son sus frustraciones, dudas, ilusiones,... En definitiva, es una forma de educar sin evaluaciones ni programaciones, pero que, como recoge el libro Aprendizaje invisible “se centra en cómo aprender y no qué aprender. (...) La educación tiene que dejar de ser una etapa (limitada a una cantidad específica de años). Ahora tiene que entenderse como un continuum que dura toda la vida. Es importante estimular el desarrollo de habilidades y actitudes para mantenernos en el proceso del aprendizaje en todo momento y lugar. Así, las instituciones educativas dejan de ser “hoteles de paso” para convertirse en espacios de visita frecuente. Este cambio demanda otra visión de la enseñanza y el aprendizaje, que nos hace pensar en instituciones con puertas más anchas por las que entre y salga más gente, con mayor frecuencia que hoy.”