La pandemia de coronavirus COVID-19, ha precipitado cambios en nuestras vidas sin precedentes. Las medidas preventivas de distanciamiento físico, el confinamiento en los hogares, la ruptura de rutinas y relaciones, la escolarización a distancia, etc, conducen a situaciones vivenciales de aislamiento, falta de estructura y pérdida, factores de riesgo potencialmente inductores o moduladores de psicopatología. Desde el campo de la Psiquiatría del Niño y del Adolescente, nos preocupan algunas poblaciones especialmente vulnerables a estos factores. Los niños y adolescentes con problemas externalizantes, tales como el TDAH, el Trastorno Oposicionista desafiante y el Trastorno disocial, pueden presentar mayor riesgo de desbordamiento conductual, desorganización y abuso de nuevas tecnologías, de difícil manejo familiar en situación de confinamiento. Las dificultades atencionales y motivacionales, pueden suponer un gran desafío en el seguimiento de la enseñanza a distancia. Asimismo, especialmente los adolescentes con mayores niveles de impulsividad y conductas de búsqueda de riesgo, pueden requerir especial atención en aras a mejorar su bienestar emocional y conductual. En ocasiones, esta población presenta además problemas de adherencia terapéutica, que a su vez podrían suponer falta de cumplimiento de las medidas preventivas del COVID-19, incrementando los riesgos sobre su salud. En este webinar, abordaremos los aspectos fundamentales de la situación clínica y el manejo de esta población durante la crisis del COVID-19.

Belen Rubio Morell

La situación actual como consecuencia de la pandemia por COVID-19 está suponiendo un cambio significativo en las vidas de niños y adolescentes. El confinamiento, el cese de las clases con el consiguiente aumento de demanda de trabajo escolar en casa, la imposibilidad de interacción directa con iguales, el miedo al contagio y a la pérdida de seres queridos o la mayor exposición a conflictos familiares. Todos ellos son estresores a los que están siendo sometidos en las últimas semanas, afectando de forma significativa a su estado de ánimo y favoreciendo la aparición de síntomas de ansiedad.

La gravedad de estos cuadros es variable, desde síntomas adaptativos relacionados con la situación de pandemia que serán autolimitados y no precisarán intervención, hasta la exacerbación o aparición de síntomas graves de ansiedad y depresión, que en casos extremos están derivando en intentos de suicidio e ingresos psiquiátricos.

El abordaje tanto de los cuadros leves como de los trastornos interiorizados en salud mental infanto-juvenil y pediatría en los próximos meses será crucial y determinante en la evolución de nuestros pacientes y sus familias.

Itziar Baltasar Tello