Los seres vivos tenemos características que nos distinguen. Cada especie tiene rasgos en común que permiten su identificación y clasificación.
El fenotipo son los rasgos que se pueden observar a "simple vista" o una manifestación física de nuestro genoma, la expresión de los genes. Por ejemplo: el color de piel, la forma del cabello e incluso la capacidad para digerir ciertos alimentos.
El fenotipo también nos ayuda a distinguir a los microorganismos observando sus características, tales como, la forma en que se desarrollan en los medios de cultivo, el color de las colonias, sus características microscópicas, su metabolismo, la presencia de enzimas, la producción de pigmentos o la resistencia a los antibióticos.
Estos rasgos nos permiten su clasificación e identificación en el laboratorio.