Las Hilanderas, Velázquez y Spiderman

Velázquez y Spiderman, unidos por la música: Las Hilanderas

Hemos visto en clase un cuadro de Velázquez, Las Hilanderas, donde la música era la clave del misterio. Uno días después vine a leer un artículo de Stefano Rossomanno en la revista cultural de ABC, ABCD nº 894 del 21 al 27 de marzo. El artículo mencionado estaba en la sección de música, y trata sobre un baile napolitano, la tarantela. En fin, nada que ver con Velázquez …. O sí.

Según el diccionario la “Tarantela”, del italiano tarantella, es un “Baile napolitano de movimiento muy vivo, en compás de seis por ocho, que se ha tenido como remedio para curar a los picados por la tarántula”.

A continuación te copio algunos fragmentos del artículo que comento al principio. Dice así:

“Mucho antes de Spiderman, eran de sobra conocidos los efectos sobrenaturales de la mordedura de la araña. En el Sur de Italia, por ejemplo, se creía que la picadura de la tarántula provocaba graves y extrañas reacciones. En su Diccionario universal (1690), Antoine Furetière escribía: «Muchos consideran que la calidad del veneno de la tarántula cambia según los días o según las horas, puesto que causa una gran diversidad de pasiones en quienes son mordidos: algunos cantan, otros ríen, otros lloran y otros gritan sin cesar; algunos duermen, otros no pueden dormir, otros vomitan, sudan o tiemblan; otros caen en continuos frenesíes y furias». Y añadía: «Siempre se ha dicho que la música cura el veneno de la tarántula, porque despierta los espíritus de los enfermos, que necesitan agitación».

La visión tópica de la tarantela como danza alegre y desenfadada esconde un origen bien distinto, vinculado con la práctica milenaria de la curación por medio de la música. Ya en el Tesoro de la lengua castellana (1611), Sebastián de Covarrubias afirmaba que la picadura de la tarántula «se cura al son de instrumentos, porque el paciente, moviéndose al compás del son, disimula su mal». En el marco de un ritual que podía prolongarse dos o más días, los músicos repetían de manera obsesiva el ritmo de la tarantela, obligando al «tarantulado» a una danza agotadora pero capaz, supuestamente, de liberarlo de sus dolencias. La tarantela actuaba, pues, provocando una catarsis liberatoria por medio del movimiento. Hasta hace pocas décadas, en los campos de la Italia meridional aún era posible asistir a estos milenarios ritos de curación.”

Después de leer esto investigué en la wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Tarantela). Te copio parte del artículo dedicado a la tarantela:

“La tarantela es un baile popular del sur de Italia (…). Es un baile de origen napolitano que tiene un movimiento muy vivo. En su forma moderna más común, es una danza de galanteo entre parejas con una música en un compás de seis por ocho que va aumentando progresivamente de velocidad y que va acompañada de castañuelas y de panderetas. (…). Durante la Edad media, en algunas partes del sur de Italia se creía que bailar el solo de la tarantela curaba un tipo de locura supuestamente producida por la picadura de la mayor araña europea, la araña lobo o tarántula. (…)

Los síntomas que, según se creía, derivaban de los mordiscos de esta araña peluda, de apenas tres centímetros de longitud, eran de lo más variopintos; insomnio, llantos, convulsiones, alucinaciones, alteraciones de la percepción del color, estados melancólicos, etc. Manifestaciones patológicas que podrán acabar en un fatal desenlace. Incluso el conocido baile de San Vito, una afección nerviosa, se atribuyó a la picadura de la tarántula.

El segundo término de su nombre científico, tarentula, hace referencia a la ciudad de Tarento, en el sur de Italia, en cuyas cercanías fue descrita la araña. Los habitantes de esta localidad hacían bailar a los atarantados una danza frenetica, llamada tanatela, para que de esta forma se librasen del mal al sudar.

La música de este baile era muy rápida (…). Al ritmo que marcan las castañuelas y el tambor, los envenenados danzaban agitados como manojos de nervios, hasta que caen exhaustos con las ropas empapadas de sudor.

En 1787, el doctor Javier Cid, en su obra Tarantismo observado en España, recogio numerosos testimonios de mordeduras y curaciones en todo el territorio Español. Es interesante observar en todos los casos, que la tarantela se manifiesta involuntariamente. La Junta Gubernamental de Medicina, en 1875, llego a reconocer los poderes curativos de la tarantela y animaba a los músicos para que la hicieran sonar.”