En 1953 y 1965 se informó de la existencia de una extraña enfermedad en torno a la zona de la Bahía de Minamata, en Japón. Sus síntomas eran la falta de coordinación, ataxia, disminución del campo visual y, en ocasiones, la muerte. Los animales domésticos, especialmente los gatos, y pájaros, al igual que los humanos se vieron afectados por esta enfermedad. Se reportó la muerte de 46 personas y 120 se encontraron en estado clasificado de gravedad. Se estableció que los síntomas eran de envenenamiento por mercurio y que las víctimas habían consumido alimentos procedentes del mar (pescados y crustáceos).
En 1955 de detectaron casos de desórdenes neurológicos severos en recién nacidos en el área de la bahía de Minamata de Kyushu, Japón; también se reportaron casos de parálisis cerebral, algunos niños eran diplegicos y otros eran tetraplegicos. Algunas aldeas tenían de 6 a12% de sus recién nacidos afectados. Actualmente, estos desórdenes se conocen como Enfermedad Congénita de Minamata.
Recién en 1959, se pudo detectar que el mercurio (en su forma inorgánica) era descargado en la bahía por una planta química propiedad de la empresa Chisso Corporation, pero no fue sinó hasta el año 1962 que se publicó evidencia concluyente que relacionaba la foermación de metilmercurio con estos defectos neurológicos de nacimiento. Hasta esa fecha se pensaba que los contaminantes no podían atravesar la placenta; por ello, tomó cierto tiempo para confirmar que un agente contaminante del medio ambiente podría inducir defectos congénitos en seres humanos.
La exposición de los fetos en el útero puede dar lugar a debilidad sensorial y motora, parálisis cerebral, retraso mental y perturbación del comportamiento. El metilmercurio puede pasar fácilmente a través de la placenta e introducirse en el feto. El feto es a menudo ineficaz en la excreción del mercurio, así que lo acumula. El feto es aproximadamente 4-10 veces más sensible al envenenamiento por el metil mercurio con respecto a un adulto. Esta situación se puede prevenir solamente por la eliminación del metilmercurio del suministro de alimentos.
Los niños con la Enfermedad Congénita de Minamata parecen ser normales al momento de nacer, pero comienzan a presentar estos síntomas en los primeros seis meses de edad, ya que muestran inestabilidad del cuello, convulsiones, índice de inteligencia reducido, microcefalía, malformación de miembros, crecimiento restringido y alteraciones en el cerebelo.
Fuente: BOLETÍN ELECTRÓNICO INFORMATIVO SOBRE PRODUCTOS Y RESIDUOS QUÍMICOSAño 2 N° 12, Abril, 2006. FQIQ. UNMSM. Lima. Perú