Joan Ruiz Gegúndez
Candidato del Consulado General de Japón en Barcelona y de la Universitat Autònoma de Barcelona para el Programa MIRAI 2019
Fue un día caluroso de mediados de julio cuando el profesor me llamó para contarme qué era exactamente el programa MIRAI y si querría ser el representante de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en esta experiencia. Sin pensármelo mucho, contesté decididamente que sí, que para mí sería un auténtico placer el hecho de poder participar.
Posteriormente, fue cuando el verano decidió ir capitulando a la orilla del otoño que contacté con el Consulado General de Japón en Barcelona con el propósito de ver si reunía los criterios necesarios para ser el candidato idóneo. Así fue, tuve la fortuna de poder ser nombrado representante de la UAB y de los territorios de habla catalana sobre los cuales el consulado general tiene potestades: Catalunya, País Valencià y Illes Balears.
Sin preverlo mucho y, habiendo partido de Helsinki a las cuatro menos veinte, hora local, ya me encontraba en el avión, camino de Tokio, con un batiburrillo de ideas desordenadas entremezcladas con nervios que daban vueltas por mi estómago. Perdí la noción del tiempo, pero me movía la inquietud y la energía para vivir esta experiencia. Mi lógica y actitud eran poder descolonizar la mente, la propia mente, descubriendo Japón y lanzando esta carga colonialista occidental que tanto pesa a la papelera. Visitar Japón fue vivir dentro de una realidad inimaginable para las pautas de nuestro estilo de vida del sur del mediterráneo. Pude captar la generosidad y la proximidad de la ciudadanía japonesa hacia nosotros, su cálida acogida y su interés por hacernos sentir como en casa a lo largo de toda nuestra estancia. También pude constatar la pulcritud de la sociedad, su civismo y su conciencia ecologista en este sentido, la percepción de seguridad al transitar a cualquier hora por cualesquiera lugar, callejón o plaza.
El programa MIRAI me permitió aproximarme a la realidad cultural, social y económica de Japón desde un enfoque absolutamente primario, sin pasar por ningún tipo de filtro, rehuyendo de la información que nos llega al otro extremo del mundo, frecuentemente sesgada. Pude identificar personalmente las preocupaciones de la sociedad japonesa por la estructura socioeconómica, la inversión de la pirámide demográfica, la aproximación de los estamentos gubernamentales a la configuración del poder regional e internacional y sus principales estrategias en materia de política y seguridad, así como también su desarrollo teórico sobra la seguridad humana del freedom from want. A lo largo de los días pudimos visitar diversos lugares del país que me cautivaron: la electricidad y velocidad experimentadas en Tokio, el Olimpo del manga y del anime; la paz y la tranquilidad del paraíso que constituye la isla de Miyajima, protegida por los espiritualismos milenarios del sintoísmo y el budismo; la belleza de la antigua capital imperial, Kioto y la solemnidad por el amargo recuerdo de algunos de los episodios de la historia contemporánea en Hiroshima. También pudimos disfrutar de diversos intercambios culturales entre la población japonesa y nosotros, provenientes de países Intercambio cultural en la Universidad de Waseda. Tokio, 29 de noviembre de 2019. europeos. Especialmente enriquecedor fue el intercambio realizado en la Universidad de Waseda en Tokio, donde pudimos conversar con el alumnado que cursaba estudios de relaciones internacionales y de ciencias políticas en esta misma institución acerca de la realidad del país desde una vertiente muy cercana ante nuestra incesante curiosidad.
En relación con mi futuro, esta experiencia ha sido un eje clave para el desarrollo de mi interés teórico por la diplomacia cultural del país y la seguridad humana desde una perspectiva japonesa, ambas corrientes teóricas me permitirán centrar parte de mi carrera académica alrededor de estas cuestiones.
Por lo tanto, la participación en el programa MIRAI 2019 ha sido una experiencia en todos los sentidos, tanto de crecimiento personal, alcanzando una mirada que va más allá de las propias fronteras, enriqueciéndome culturalmente y mediante los costumbres y tradiciones japonesas ancestrales que han tenido la capacidad de brindarme enseñanzas prácticas para mi día a día, como para los propios ámbitos académicos y laborales. Partí, de igual manera, con la sensación encendida, quemando tal vez, de saber que aún me faltaba más por descubrir sobre Japón.