En el siguiente video introductorio, explico brevemente como esta llevada a cabo la monografía. Su temática y desarrollo.
Las dictaduras han sido una constante en la historia política del mundo, especialmente durante el siglo XX. A estos tipos de gobiernos se los denomina “Estados totalitarios”, que se pueden definir como aquellos que buscan controlar todos los aspectos de la vida pública y privada en una determinada región; además de concentrar un poder absoluto en una figura, o partido político único.
El surgimiento de dictaduras a menudo está ligado a contextos históricos específicos. Las crisis económicas, las guerras y la inestabilidad política crean un terreno propicio para el ascenso de líderes autoritarios. Por ejemplo, tras la Primera Guerra Mundial, muchos países europeos enfrentaron dificultades económicas y sociales que facilitaron el ascenso de regímenes totalitarios como el nazismo en Alemania y el fascismo en Italia.
Lo antes mencionado tiene una relación directa con la Historia de las Ideas, ya que queda demostrado como diversas ideologías, han influido en la formación y perpetuación de regímenes autoritarios. En definitiva, nuevas ideas surgen como consecuencia del contexto histórico en el que se encuentran. Sobre lo anteriormente expuesto Palti plantea lo siguiente:
"Guerra descubre así un vínculo interno entre ambos niveles (el discursivo y el extradiscursivo). El “contexto” deja de ser un escenario externo para el desenvolvimiento de las “ideas”, y pasa a constituir un aspecto inherente a los discursos, determinando desde dentro la lógica de su articulación" (Palti, 2006, P. 79).
Lo que significa que, el contexto histórico es esencial para el surgimiento de nuevas ideas puesto que sin él probablemente no fuese posible.
Esto conlleva, a plantear en este análisis, el rol que emplean las ideas políticas que llegaron y se consolidaron durante el siglo XX, las mismas fueron de gran influencia para diferentes regímenes totalitarios.
Acto del partido "Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán"
Rafael Videla dictador argentino, junto con Augusto Pinochet dictador chileno
🔴Derecha e Izquierda como punto de partida
La relación entre la derecha y la izquierda en el contexto político y su conexión con dictaduras fue constante a lo largo del siglo XX, dado que diversos gobiernos dictatoriales se orientaron a políticas relacionadas con una o con otra.
En primer lugar, cabe mencionar que la distinción entre derecha e izquierda en política tiene sus raíces en la Revolución Francesa, donde los miembros de la Asamblea Nacional se sentaban a la izquierda o a la derecha del presidente.
La Izquierda se asocia con ideologías que promueven cambios sociales, igualdad económica y justicia social. Incluye corrientes como el socialismo, el comunismo y el progresismo.
Por su parte, la Derecha se relaciona con ideologías que valoran la tradición, el libre mercado, el individualismo y, a menudo, un enfoque más conservador en cuestiones sociales. Incluye el liberalismo clásico y el conservadurismo.
Estas políticas fueron llevadas a cabo por diferentes estados dictatoriales, gracias a ello hoy podemos encontrar diferencias entre las dictaduras que dominaron el mencionado siglo; puesto que, si bien utilizaron métodos similares para ejercer su poder, las ideologías de las mismas fueron totalmente opuestas.
Las dictaduras de Derecha, suelen basarse en ideologías conservadoras, nacionalistas o fascistas. Promueven el orden social y el mantenimiento de jerarquías tradicionales (clase, raza, religión) y pueden estar asociadas con el capitalismo y la defensa de la propiedad privada. En tanto sus objetivos se centran en, fomentar un nacionalismo extremo que puede llevar a políticas xenófobas, enfocarse en la defensa militar y la expansión del poder estatal, mantener el “statu quo” y proteger los intereses de las élites económicas y políticas. Esto último se ve reflejado en el texto de Hannah Arendt en la siguiente cita:
“En los primeros años de su poder, los nazis desencadenaron un alud de leyes y decretos, pero nunca se molestaron en abolir oficialmente la Constitución de Weimar; incluso dejaron más o menos intacta la Administración civil, hecho que indujo a muchos observadores nativos y extranjeros a esperar que operará como un freno del partido y a que se produjera una rápida normalización del nuevo régimen.” (Arendt, 1974, P. 484)
El hecho de que, en un primer momento los nazis no disolvieran la Constitución o la administración civil es una estrategia que ayudó al régimen a ganar legitimidad temporal y a crear una falsa sensación de normalidad, para la sociedad tanto interna como externa al partido.
Por el contrario las dictaduras de izquierda, se fundamentan en ideologías socialistas, comunistas o marxistas, buscan la igualdad social y económica, promoviendo la redistribución de la riqueza, a menudo critican el capitalismo y pueden abogar por la abolición de la propiedad privada. Sus objetivos se basan en transformar la sociedad a través de reformas radicales en economía y política, eliminar las clases sociales y establecer una sociedad sin clases. Para ejemplificar esto utilizare una cita de Ramos Rodríguez, F.:
“Las reformas económicas de Stalin, desde fines de los veinte, a través de los planes quinquenales, habían llevado a la estatización de la propiedad de la tierra, la colectivización (Pipes, 1997: 146), y la creación del sistema de gulag; proceso en el que miles de campesinos fueron obligados a trabajos forzados (Hudson, 2001: 7-112), deportaciones de distintas nacionalidades (Bougai,1996: 25-130), en condiciones infrahumanas, largas jornadas, carencias alimenticias y en regiones aisladas.” (Ramos Rodríguez, F., 2017, P.39)
Tal y como vimos en los dos casos, las dictaduras tanto de derecha como de izquierda, pueden ser similares en cuanto a métodos y estrategias utilizadas, dado que un estado totalitario aplica medidas extremistas contra los individuos de una población. Buscan movilizar a toda la población hacia metas colectivas definidas por el régimen. Esto se logra a través de campañas ideológicas y eventos masivos que fomentan el sentido de pertenencia y lealtad al estado. Los mismos buscan una lealtad absoluta al gobierno y eliminan cualquier forma de oposición. A su vez, aplican ideologías nacionalistas y expansionistas, para fortalecer sus movimientos.
La relación entre ambas ideologías no es siempre clara ni estática. Existen momentos históricos donde las fronteras se esfuman, en algunos casos, movimientos políticos han buscado alianzas temporales entre fuerzas de izquierda y derecha para enfrentar amenazas comunes, como en los casos de dictaduras militares en América Latina.
Otro punto a resaltar es que, tanto en la derecha como en la izquierda política, el populismo puede dar lugar a líderes autoritarios que prometen soluciones rápidas a problemas complejos, desafiando procesos democráticos establecidos. Lo cual no debe pasar, hay que entender que todo tipo de dictadura es maligno y perjudica a la sociedad, más allá de su orientación política.
Representación de lo que fue "La Asamblea Nacional" en 1789
🔴El comunismo de Stalin ¿Una dictadura bien vista?
Históricamente, varios regímenes autodenominados de izquierda han establecido dictaduras, sin embargo para esta narración, me centraré en el primer régimen del siglo XX y así mismo el más importante e influyente del mundo, el Régimen Comunista. Cabe destacar que el título se basa en la famosa frase “La historia la escriben los vencedores”, dado que en algunas ocasiones el partido comunista de Stalin no fue severamente juzgado como otros gobiernos totalitarios de la época. Esto se debe quizá, a la manipulación de medios que utilizó el mencionado gobierno, ya que la propaganda masiva, dentro de un estado totalitario, es fundamental para mantener bajo su poder a la población. En su caso, está se realizaba utilizando la escritura en diarios, panfletos, libros, etc. Esto se puede relacionar con lo que expresa Foucault:
“El uso de la escritura me parece absolutamente esencial para que el poder disciplinario sea global y continuo, y podríamos estudiar cómo, a partir de los siglos XVII y XVIll, tanto en el ejército como en las escuelas, los centros de aprendizaje y también en el sistema. policial o judicial, etc., los cuerpos, los comportamientos y los discursos de la gente son rodeados poco a poco por un tejido de escritura, una suerte de plasma gráfico que los registra, los codifica, los transmite a lo largo de la escala jerárquica y termina por centralizados” (Foucault, 2009, P. 69.).
El comunismo en Rusia surge como resultado de una combinación de factores políticos, económicos y sociales que se desarrollaron a lo largo del siglo XIX y principios del XX.
A finales del siglo XIX, Rusia era un país predominantemente agrícola, con una gran parte de la población compuesta por campesinos que vivían en condiciones de pobreza extrema. La industrialización comenzó a tomar fuerza, pero las condiciones laborales en las fábricas eran indignas, lo que generó descontento entre los trabajadores.
Es por ello que las ideas socialistas y marxistas comenzaron a tomar importancia en Rusia a través de intelectuales y revolucionarios que leían las obras de Karl Marx y Friedrich Engels. Estas ideas propugnaban la lucha de clases y la abolición de la propiedad privada como medio para alcanzar una sociedad exenta de clases sociales.
El descontento social culminó en la Revolución de 1905, un levantamiento popular que exigía reformas políticas y sociales. Aunque la revolución fracasó en derrocar al régimen zarista, llevó a cabo algunas reformas, como la creación de la Duma (Asamblea Legislativa).
Posteriormente la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial exacerbó las tensiones sociales y económicas. La guerra trajo consigo enormes pérdidas humanas y una crisis económica que intensificó el sufrimiento del pueblo, alimentando el descontento hacia el gobierno zarista.
En este contexto, el Partido Bolchevique liderado por Vladímir Lenin, aprovechó el descontento generalizado. En octubre de 1917, llevaron a cabo un golpe de Estado conocido como la Revolución de Octubre, donde derrocaron al gobierno provisional establecido tras la abdicación del Zar Nicolás II.
Tras tomar el poder, los bolcheviques implementaron políticas radicales para transformar la sociedad rusa. Nacionalizaron la industria y redistribuyeron tierras entre los campesinos, sentando así las bases para el establecimiento del primer estado comunista del mundo.
Por otro lado, una de las ideas centrales del socialismo, especialmente en el marxismo, es la de "dictadura del proletariado". Esta teoría sugiere que, tras una revolución la clase trabajadora debe ejercer el poder político para desmantelar las estructuras del capitalismo. Sin embargo, este concepto ha sido interpretado y aplicado de diferentes maneras a lo largo de la historia por el comunismo, a menudo justificando el régimen autoritario que limitó las libertades democráticas en nombre de la construcción del socialismo.
La Unión Soviética bajo Stalin, mantuvo la concentración del poder en manos de unos pocos líderes, lo cual llevó a la represión política, la censura y la violación de derechos humanos. Pues los líderes totalitarios implementan ideologías que presentan una explicación única y totalizadora de la historia y la sociedad, justificando la eliminación de cualquier oposición. Las técnicas utilizadas por estos tipos de gobierno, incluyen la propaganda masiva, el uso del terror y la vigilancia constante, creando una atmósfera donde los individuos se sienten aislados, indefensos y constantemente vigilados, lo que les impide cualquier forma de resistencia organizada o incluso pensamiento independiente. Así lo refleja Ramos Rodríguez, F. en la siguiente cita:
“Durante los años veinte y treinta, se comenzaron a multiplicar por todo el país, monumentos, imágenes y retratos (Bonnell, 1997: 123), con las figuras de Marx, Engels, Lenin y Stalin, esto era reforzado por la propaganda oficial (Davies, 1997: 183-184), a través de diarios, radios, películas, desfiles, pancartas, himnos, entre otros, con lo cual reflejaba a la población, que sobre la sociedad de igualdad de clases propugnada, y sobre el Estado, se hallaba el líder supremo, Stalin (Service, 2006: 355-358). Así, con las lecturas obligatorias sobre el comunismo, los panfletos políticos, la propaganda, el culto al líder ungido11, la promesa de mejoras sociales, el Estado lo era todo, mientras los críticos fueron acusados de traidores antisoviéticos12 y “enemigos del pueblo”. (Ramos Rodríguez, 2017, P. 39)
La dictadura de Stalin utilizó ideologías socialistas para ejercer el control de la sociedad rusa. Durante su mandato empleó tácticas terroríficas dignas de un tirano, sin embargo en la historia política no fueron juzgadas, por el simple hecho de pertenecer a una de las grandes ideologías del momento. Es justo destacar que ningún tipo de ideología justifica la violación de los derechos humanos.
Seguidores comunistas en el velorio de Stalin.
Plaza Roja de Moscú el 9 de marzo de 1953.
A la izquierda Vladimir Lenin, fundador del "Partido Comunista"
A la derecha Iósif Stalin, futuro dictador sovietico.
🔴Fascismo: la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler
El fascismo es una ideología política y un movimiento que surgió en Europa a principios del siglo XX, especialmente en Italia con la figura de Benito Mussolini, y que tuvo su auge durante las décadas de 1920 a 1940.
Este modelo político se produjo en un contexto de crisis económica, inestabilidad política y descontento social tras la Primera Guerra Mundial. En Italia, Mussolini capitalizó el descontento popular prometiendo restaurar el orgullo nacional, mejorar las condiciones económicas y proporcionar un liderazgo fuerte.
En este contexto los estados totalitarios encuentran una cierta facilidad para captar la atención de la población, es decir que aprovechan el estado de desesperación de los individuos para emplear sus ideologías. Esto demuestra que estos regímenes surgieron en momentos en que las instituciones democráticas eran consideradas ineficaces o corruptas. La incapacidad del gobierno para abordar las necesidades del pueblo, deriva en la consolidación de estos partidos ultraderechistas, que mediante promesas de restaurar el orden y la grandeza nacional, captan a las masas a su favor.
En este sentido, los totalitarismos no solo se alimentan del descontento popular, sino que también presentan propagandas y políticas en contra de partidos democráticos. Puesto que, los regímenes fascistas rechazan los principios democrático y liberales, considerando que estos fomentan la división y debilitan al Estado. En su lugar, promueven un gobierno autoritario donde las decisiones son tomadas por un líder o una elite. Un claro ejemplo es este fragmento extraído del texto del líder fascista:
“La democracia es un régimen sin rey, pero con muchísimos reyes a veces más exclusivos, tiránicos y ruinosos que un solo rey que sea también tirano.” (Mussolini, B.,1937, P.8)
Una vez consolidado su poder, los gobiernos fascistas tenían como objetivo principal la expansión territorial, no obstante utilizaban un discurso o excusas totalmente distintas.
Por su parte, la Alemania de Hitler adopta mayormente las mismas medidas utilizadas por el dictador italiano. Sin embargo lo que lo diferencia de este es el objetivo por el cual justificar su lucha. Hitler buscaba una raza única que tenía el derecho divino de expandirse y dominar a otros pueblos. Esta ideología no sólo legitimó su agresión militar, sino que también reforzó el control interno al crear un enemigo común, mediante leyes, ensayos y textos totalmente racistas.
En cambio, Mussolini y sus ideologías expansionistas estaban ligadas a volver a épocas gloriosas del Imperio Romano, es decir volver a la historia propia de la nación, recuperar territorio perdido.
Estos regímenes tendían a una oposición al comunismo y al socialismo. Dado que los fascistas identifican estas ideologías como una amenaza a su visión del orden social y económico. Como antes mencioné, sus objetivos se centraban mayormente en un nacionalismo extremo y militar.
Encuentro en Salzburgo y el Berghof entre Hitler y Mussolini, el 20/01/1941.
🔴Sudamérica y la “Operación Cóndor” (Águila Calva)
La "Operación Cóndor" fue una campaña de coordinación y represión política llevada a cabo en América del Sur durante las décadas de 1970 y 1980, en el contexto de la Guerra Fría. Su objetivo principal fue eliminar a la oposición política, particularmente a los grupos de izquierda y a los movimientos considerados subversivos por las dictaduras militares que gobernaban en varios países de la región.
Durante la Guerra Fría, muchos países sudamericanos experimentaron Golpes de Estado que derrocaron a gobiernos democráticamente elegidos, instaurando regímenes militares. Entre estos países, se encuentran Chile (1973), Argentina (1976), Uruguay (1973) y Paraguay (1954). Estos gobiernos militares estaban respaldados por Estados Unidos, que temía la expansión del comunismo en el continente. Así lo refleja la siguiente cita:
“Para enfrentar a ese ‘enemigo’ se desarrollaron programas que de manera sistemática querían a toda costa evitar el ‘contagio’ del comunismo, como bien señala Bohoslavsky (2016): “El principal estímulo para el desarrollo de las fuerzas anticomunistas después de 1959 provino de un conjunto de alteraciones en el orden internacional” (p. 44); en razón del triunfo de la revolución cubana y del furor continental respecto a ese tipo de lucha, el comunismo era el más temido enemigo.” (Henry Torres-Vásquez, 2018, P. 117)
La Operación Cóndor fue formalmente establecida en 1975 como un esfuerzo conjunto entre las dictaduras militares de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil. Su propósito era coordinar acciones represivas contra opositores políticos en sus respectivos países y en el extranjero. Esto incluía secuestros, torturas y asesinatos.
Los métodos utilizados por la Operación Cóndor eran brutales. Las fuerzas de seguridad de estos países colaboraron para identificar, capturar y eliminar a disidentes. Se establecieron "listas negras" con nombres de personas consideradas peligrosas para el régimen. Mediante secuestros, muchas personas fueron privadas de su libertad, siendo raptadas de sus hogares o lugares de trabajo.
Los detenidos eran sometidos a torturas físicas y psicológicas para obtener información o castigar su oposición. Muchas de estas terminaron en asesinatos, pues se llevaron a cabo ejecuciones extrajudiciales tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales. Algunos opositores fueron asesinados en territorios extranjeros. A otras miles de personas las desaparecieron sin dejar rastro, convirtiéndose en víctimas del terrorismo de Estado.
La Operación Cóndor tuvo un impacto devastador en la sociedad sudamericana. Millones de personas vivieron bajo el miedo constante de ser perseguidas por sus creencias políticas.
A medida que los regímenes militares comenzaron a caer a fines de la década de 1980, se inició un proceso lento pero necesario de justicia y memoria histórica. En muchos países se llevaron a cabo juicios para investigar los crímenes cometidos durante la Operación Cóndor.
El legado de la Operación Cóndor sigue presente en América del Sur. Las luchas por los derechos humanos, la justicia y la memoria histórica continúan siendo temas relevantes en la región. Organizaciones como las Madres de Plaza de Mayo en Argentina han jugado un papel crucial en la búsqueda de verdad y justicia por los desaparecidos.
Este programa representa uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de Sudamérica, donde el temor y la represión se utilizaron como herramientas para mantener el control político en un contexto marcado por tensiones ideológicas y geopolíticas. Además, no es un dato menor marcar que este programa fue ideado y puesto en marcha por un país demócrata como lo era EE.UU. Lo cual deja en claro que las ideologías propias de las grandes potencias tienen más peso que el mantener la democracia como principal estado de gobierno. Es decir, que se anteponen a los derechos humanos de los individuos.
Junta militar argentina 1976
Augusto Pinochet, dictador chileno
Video informativo sobre "el plan condor" de : "Café Kyoto" 2021
🔴La dictadura: ¿Qué piensa de la Democracia?
El rol de la democracia en regímenes totalitarios es una cuestión compleja, ya que a primera vista parece contradictorio. La democracia, entendida como un sistema político basado en la participación ciudadana, la igualdad de derechos y el respeto a las libertades individuales, se opone fundamentalmente a las características de los regímenes totalitarios, que se caracterizan por el control absoluto del poder y la supresión de las libertades civiles.
En muchos regímenes totalitarios, como los de la antigua Unión Soviética o la Alemania nazi, se han implementado estructuras que simulan procesos democráticos. Esto puede incluir elecciones periódicas y la existencia formal de partidos políticos. Sin embargo, estas elecciones suelen ser controladas y manipuladas por el partido en el poder, lo que convierte el proceso en una mera formalidad. La participación ciudadana se convierte en una ilusión destinada a legitimar el régimen ante la comunidad internacional.
Los regímenes totalitarios utilizan la propaganda como una herramienta clave para mantener el control sobre la población. A menudo, se presentan como democráticos al promover una narrativa que enfatiza su "legitimidad" y "apoyo popular". El control de los medios de comunicación permite al régimen difundir su mensaje y silenciar voces de la oposición. Así, la democracia se convierte en un instrumento propagandístico que refuerza el poder del régimen.
En un contexto totalitario, cualquier forma de oposición se considera una amenaza al Estado. Los regímenes de este tipo, suelen recurrir a tácticas represivas para silenciar a activistas, opositores políticos y cualquier grupo que desafíe su autoridad. Esto puede incluir censura, detenciones arbitrarias e incluso violencia física. La represión sistemática de la oposición socava cualquier posibilidad real de democracia.
Los líderes totalitarios a menudo manipulan el consentimiento popular mediante tácticas como el miedo. Utilizan discursos populistas para presentarse como defensores del pueblo mientras promueven políticas que concentran el poder en sus manos. La idea de "democracia" se convierte así en un medio para justificar acciones autoritarias bajo el pretexto de proteger los intereses nacionales o sociales.
A pesar de su naturaleza opresiva, algunos movimientos totalitarios han surgido con promesas democráticas iniciales. Líderes carismáticos pueden ganar apoyo popular prometiendo reformas democráticas mientras ocultan sus verdaderas intenciones autoritarias, como por ejemplo Hitler. Él gracias a su gran oratoria logró ganar adeptos y ser popular en la política alemana. Esto resalta cómo los ideales democráticos pueden ser instrumentalizados por aquellos que buscan establecer un régimen totalitario.
Caricatura que representa la democracia
Caricatura que representa el populismo
Audio conclusivo
Bibliografía
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