Un laboratorio es un lugar de culto para cualquier científico y, aunque para que negar que los laboratorios químicos suelen ser más vistosos y llamativos, junto con ese siempre agradable olor a amoniaco, poder pisar en cualquier momento uno de física para poner en práctica experimentos que solemos hacer a menudo, pero que no nos solemos parar a medirlos, es, cuanto menos, curioso.
Y, entre toda la curiosidad, golpear bola contra bola como un mini billar de metal para poder medir la gravedad fue lo más novedoso. Aunque, comprobar que estirar un muelle o un simple péndulo también pueden lograr ese cometido sin necesidad de una caída libre que es gracias a justamente esa gravedad pues se le acerca bastante.
Aunque esperemos que realmente Salamanca no tenga esos 9,5 m/s2 de fuerza de gravedad...