La entrega del llavero fue en una tarde nublada en clase para dar una explicación a una supuesta magia que aún no se podía apreciar.
Como se abrió por la noche, lo primero que se intentó fue darle con el flash del móvil a las bolas del llavero, logrando así que la afectada se pusiera blanca, pero sin ser afectadas el resto.
Lo siguiente que se intentó fue calentarlo aprovechando el calor de la estufa. No pasó nada.
Para llevar la contraria, se humedeció, tanto con agua fría como caliente, con el mismo resultado que en la anterior prueba.
Al final, al día siguiente, de camino a clase se expuso a los rayos de sol y estos lograron darles color a las esferas transparentes del llavero. Esto puede ser debido a que el material del que están hechas tengan componentes fotosensibles a los rayos UV del sol, por lo que excitan dichos compuestos y logran el color, como con la fluorescencia, ya que al privarlas de la luz solar, vuelven a su ausencia de color.