Nota: Esta entrada está dirigida a docentes y padres interesados en el síndrome de Down
Requerimos aprendizaje asociativo de manera cotidiana. Este tipo de aprendizaje nos permite relacionar distintos eventos por el simple hecho de presentarse “juntos” (espacial o temporalmente). Por ejemplo, aprendemos a asociar palabras con objetos, o aprendemos qué tipo de muebles corresponden con lugares particulares de una casa o edificio. También asociamos cosas que ocurren cercanas en el tiempo, aprendemos que un conjunto de eventos en el día se asocia con la hora de comer, con el recreo, con la hora de dormir, etc. De esta manera, este proceso de aprendizaje nos permite organizar nuestra conducta y formar representaciones mentales estables de “cómo es el mundo” que nos rodea.
En nuestro laboratorio estamos interesados en comprender ¿cómo ocurre este proceso en personas que tienen síndrome de Down? y ¿qué tipo de diferencias presentan respecto a personas con desarrollo típico? Para contestar a estas preguntas, en un estudio* analizamos cómo los participantes aprenden dos asociaciones a la vez. La primera asociación consiste en aprender que A y B están relacionados, y la segunda asociación consiste en aprender que B y C están relacionados. En nuestro estudio, A, B y C son los nombres que usamos para distintas imágenes. El hecho de que la imagen B aparece en ambas asociaciones produce cierta dificultad en la tarea, pues cada vez que se refuerza el aprendizaje de BC, podría decaer un poco el aprendizaje (o la fuerza asociativa) de AB. A este decaimiento, o disminución en la fuerza asociativa de una relación, como consecuencia del aprendizaje de otra relación, se le denomina interferencia en el aprendizaje.
En nuestro estudio encontramos que las personas con síndrome de Down que participaron, fueron altamente susceptibles al fenómeno de interferencia en el aprendizaje. Concretamente, cuando en el experimento les presentamos 48 ensayos AB intercalados con 48 ensayos BC, un grupo de niños con síndrome de Down no pudo aprender las asociaciones, a diferencia de cuando les presentamos primero los 48 ensayos AB juntos, seguidos de los 48 ensayos BC juntos. En contraste, un grupo de niños con desarrollo típico si logró aprender las asociaciones AB y BC en ambos tipos de entrenamiento (intercalado y separado).
Sugerencias para ambientes de aprendizaje derivadas de nuestro trabajo
Usualmente se ha sugerido que a las personas con trastornos del desarrollo, como aquellos con síndrome de Down, debe dárseles más estimulación. Sin embargo, nuestro estudio sugiere que el orden de estimulación y la estructura de las tareas deben estar bien planeados. Es decir, la estrategia de enseñanza debe basarse en asegurar que cada habilidad o conocimiento adquirido se establezca bien antes de buscar incrementar la cantidad de habilidades o conocimientos, pues eso podría producir un fenómeno de interferencia en el aprendizaje, con consecuencias negativas para la consolidación de repertorios conductuales viejos y nuevos.
*Mayor información puede revisarse en nuestro artículo: