Un hermoso día, hace ya mucho tiempo, o tal vez poco tiempo, se encontraba el mar algo agitado, Las olas crecían, parecían danzar y cantar un mensaje antiguo; de repente el mar se empezó abrir desde sus profundidades hacia la tierra y de allí salió un pez que fue arrojado a la tierra.
Al salir el pez del agua, el oxígeno le empezó a faltar y agonizaba al borde la muerte; entonces apareció una serpiente, conocida como “serpiente, flor de siete cabezas”, debido a sus llamativos colores y a la formación de una bella flor, al unir sus siete cabezas. Aquel pez pudo reconocer en esta serpiente a la deidad misma y sintió su poder y compasión actuando en él para salvar su vida.
La serpiente le dijo- Mi pueblo se ha estado olvidando de su origen, te he traído, para que vayas con ellos y les recuerdes cómo vivir en armonía.
Una vez terminó de hablar la serpiente, el cuerpo del pez fue transformado, en el cuerpo de una mujer chatina.
Se levantó y aceptando la misión que le fue dada, empezó a caminar entre las montañas, hasta llegar al llano de las vigas. Su corazón se llenó de alegría y amor al reconocer su territorio; había llegado al lugar donde cumpliría su misión.
Cuando iba bajando de la montaña muy emocionada con la intención de volverse a encontrar con su pueblo, sintió un calor intenso que le hacía irritar su garganta; sin embargo, continuo caminando, de repente a lo largo observó un humo que venía en su dirección, era un olor desagradable y le provocó dolor de cabeza, entonces decidió buscar agua para calmar la sensación que aquel olor le había dejado; pero, cuando llegó al río observó que el agua estaba muy sucia, entonces prefirió no tomar, siguió caminando y a su paso encontró botes de plástico y muchas basuras de materiales desconocidos para ella; esto la preocupó y entristeció, pero continuo su recorrido, con más fuerza, ya que empezaba a darse cuenta por qué la serpiente la había enviado.
Tras caminar un buen rato, llego a un sitio en donde había varios niños platicando, pero al oírlos ella no entendió lo que decían, porque hablaban otra lengua muy rara diferente al chatino. Se preguntó a qué se debía esto y dónde estaban las personas que aún hablaban su lengua materna.
Con la duda sobre la lengua, siguió caminando por el pueblo redondo y tras unos minutos se encontró con una señora, la primera que veía después de años, emocionada se acercó a ella, pero al darse cuenta de que no estaba vestida con la ropa típica del pueblo, le preguntó:
-por qué estás vestida así? ¿Donde está tu enagua y tu blusa bordada?
- Ella le respondió, para su tranquilidad, en chatino- porque las blusas y las enaguas no me gustan y al ponérmelo me veo muy grande, como las abuelas; además cuesta mucho hacer esa ropa o comprarla. Además, son muy pocas las personas que se dedican bordar ahora, ya que falta interés en estas prácticas.
- Pero, ¿cómo es posible? ¿Por qué los jóvenes no quieren aprender estas artes de nuestros ancestros?
- los jóvenes de hoy tienen otros intereses, deciden trabajar en otras cosas para ganar dinero más fácil y además ya no les gusta usar esta ropa, quieren vestirse como la moda de otros lugares, les dice que es bonito. Solo portan sus trajes típicos cuando hay alguna celebración en el pueblo.
- Al terminar de escuchar lo que esta mujer le contaba, la mujer chatina le respondió- pues para mí el traje típico y nuestro arte es de lo más valioso que tenemos como cultura, en este bello pueblo hay muchas personas que elaboran diferentes artes como lo son: las blusas bordadas en puntas de cruces de la flora y la fauna que existen en esta comunidad, ollas de barro, comales, base para ollas y todo tipo de trabajo con el barro; bordado de servilletas, entre ellas la servilleta de la serpiente de siete cabezas en hilo pasado, la cual es muy importante aunque ustedes parecen no recordarlo y otras artes que podría seguir nombrando, pero tal vez no tiene caso hacerlo ahora.
- la señora que le escuchaba atenta, asintió con su cabeza dándole la razón a la mujer chatina, que en ese momento se despidió y siguió su camino.
Dadas las experiencias que había vivido tan solo llegando a la comunidad, la mujer chatina sintió la necesidad explorar la comunidad a profundidad, porque como ya era evidente para ella, la comunidad actual, era muy diferente a la que hacía muchos años ella y otros ancestros peces, habían fundado.
Se dio cuenta de que todo había cambiado demasiado, le llamo la atención todo, las casas, las calles, El transporte… Casi todo era nuevo para ella, hasta el aire que se respiraba. La mujer chatina que no solo veía lo aparente, sino que también poseía el poder de ver el mundo de las energías, vio que el cielo se tornaba de color gris y empezó a escuchar un ruido que ella no podía entender, era fuerte y alarmante, el ruido provenía de una ambulancia que corría a toda velocidad rumbo a la clínica de la comunidad; cuando la mujer chatina se dio cuenta de que el ruido provenía de aquel vehículo quiso ir a ver de qué se trataba. Llegaron a la clínica y ella vio que de aquel vehículo bajaban a una niña inconsciente, muy enferma para ser atendida; la mujer chatina entró a la clínica, en busca de la niña para poder ayudarle, pero se sorprendió al ver que la medicina que había en este lugar, estaba toda en frascos, cajas, pastillas, inyecciones y de todo, menos una planta; se puso triste porque pudo entender que su pueblo también estaba olvidando lo maravillosas que son las plantas y su capacidad curativa, medicinal.
Al ver esto, la mujer chatina quiso retirarse de aquel frío lugar, pero se conmovió de la familia de la niña que estaban en llantos y en dolor; entonces decidió preguntarles si le podían dar la oportunidad de curar a la niña; ellos en medio de su angustia porque que la niña aún no mejoraba con los medicamentos que le estaban dando en la clínica, aceptaron inmediatamente.
La mujer chatina recordó que la mayoría de las plantas se encontraban a orillas de los Ríos y se dirigió rápidamente a buscarlas.
En su camino para buscar las plantas medicinales, se dio cuenta de que en el Campo solo había mujeres, se le hizo extraño y le preguntó a una de ellas:
- dónde están los hombres?, ¿porque no están en el campo trabajando sus tierras?
- La mujer, con la mirada un poco triste, le respondió- La mayoría de hombres abandonaron este lugar cuando sintieron la escasez en su hogar, ya que el Campo ya no les producía suficientes alimentos, desde que el humano empezó a dañar la tierra con químicos qué resecan el suelo y le quitan sus nutrientes.
- ¿Por qué utilizan estos químicos? ¿A dónde van los hombres entonces?
- Porque vinieron de otros lugares, de otros países y nos enseñaron a usar estos químicos, nos hicieron creer que eran más efectivos y mejores para nosotros y para la tierra; ya luego nos dimos cuenta de su efecto. Los hombres se van a otro país donde viven muy diferente, allá trabajan en fábricas y el dinero que ganan lo envían acá, donde vale más.
- La mujer chatina, no podía creer lo que estaba escuchando; cómo era posible que en una tierra tan intensamente abundante y rica como en la que estaban, creyeran que tenían escasez y que debían dejar su territorio, para darle fuerza a los mismos que los estaban oprimiendo y dañando su tierra, mientras dejaban un vacío en sus familias y la comunidad, pero sobre todo en los niños que crecen sin padres y además con la misma idea de partir - Sintió mucho dolor y preocupación, supo que este era un problema que debían atender con urgencia; sin embargo, debía seguir su camino en busca de las plantas, para curar a La Niña, entonces abrazó a la mujer con la que había platicado, le dijo:
- Encontraremos la forma de solucionar esto, la tierra, los niños, la comunidad, nos necesita unidos.
- Aquella mujer sintió como en el abrazo de la mujer chatina, sus dolores y preocupaciones desaparecían, transformándose en fuerza y esperanza de un futuro mejor.
Caminando la mujer chatina encontró la planta de Tacahua Nano, ella recolectó sus hojas tiernas, más adelante encontró la flor de campana y recolectó unas flores también, fresno y albahaca; lo recolectó todo y se fue rápidamente a donde se encontraba La niña.
Al llegar, la vio muy mal de salud y con mucha fiebre, inmediatamente ella pidió un poco de agua y empezó a triturar la planta del Fresno, hasta retirarle el jugo y le dio de beber a la niña; después trituro unas flores de campana y unas ramas de albahaca hasta extraerle su jugo, por último le añadió un poco de mezcal a la mezcla y posteriormente pidió que se desnudara a la niña para untar en todo su cuerpo la mezcla.
Pasadas unas horas la niña se empezó a sentir mejor, la fiebre se le quitó y volvió a hablar, a caminar y recuperar su apetito. Todos se sorprendieron al ver lo pronto que La Niña había sanado y le agradecieron con mucho cariño a la mujer chatina.
A partir de ese momento todos en la comunidad empezaron a buscarla a ella para que les curara, ella decidió permanecer unos días para poder ayudar a la gente; curaba fácilmente la fiebre, la gripa, el dolor de cabeza, los malestares estomacales y todo tipo de dolencia física; pero también curaba el estrés, el espanto, el mal de ojo y todo tipo de afectación espiritual.
Pasaron así algunos días y la mujer chatina sintió que pronto debería partir, entonces, se dirigió al centro de su pueblo, Y sacó de su mochila un cuerno de toro; lo hizo sonar y espero tranquilamente.
El pueblo chatino reconoció en ese sonido el llamado de esta mujer mágica que les había estado acompañando y dado el agradecimiento que le tenían por todo lo que les había ayudado, se dirigieron rápidamente al centro para escucharle. Una vez llegaron todos los habitantes del pueblo, la mujer chatina les saludo y voz solemne les dijo:
- Amado pueblo chatino, he recorrido las montañas, calles, casas y ríos de nuestra comunidad; se ha llenado mi corazón de alegría al poder ver la vida de la naturaleza y la de ustedes viviendo con ella; he reído con ustedes y me he emocionado inmensamente con las aventuras que hemos compartido, por todo esto les agradezco, pero, querido pueblo, también se ha entristecido mi corazón al darme cuenta de lo mucho que hemos olvidado y del daño Que nos hemos causado entre nosotros y también a nuestra Querida madre Tierra.
Al caminar por las calles y los ríos me he dado cuenta de que se encuentran llenos de basura, hay ríos de los que ya no podemos beber agua y lugares por los que cuesta transitar debido a la basura; por favor querido pueblo, recordemos que si contaminamos nuestras aguas, ya no tendremos que beber y además mataremos la vida de los animales que habitan en el agua, por favor no tiremos nuestros residuos al agua, usemos nuestra inteligencia para idear otra manera más amable con la tierra. Tratemos de no consumir plástico, recuerden que este material no existía antiguamente y, sin embargo, pudimos vivir sin él, y vivir mejor porque no estábamos llenando de basura nuestra tierra, por favor disminuyamos nuestro consumo de cosas que generen basura y démosles un tratamiento adecuado a los que generemos, reciclemos, cuidemos nuestras montañas, nuestra tierra, sin ella no podemos vivir. Siembren árboles, cuiden los ríos, siembren sus alimentos sin químicos, y padres eduquen a sus hijos para que respeten la tierra.
Me he dado cuenta también de que muchos niños y jóvenes ya no hablan la lengua chatina, lo cual es una pérdida inigualable, por favor, no dejemos que nuestra lengua y toda la cosmovisión que ella guarda se pierda; para ello es necesario que las madres pongan de su parte, y enseñen a sus hijos en Chatino, madres, háblenles en la lengua a sus hijos y jóvenes, madres gestantes, desde el vientre cántenles con amor a sus hijos en la lengua, así les será más fácil para ellos aprenderla al nacer, y también niños, jóvenes intenten aprender su lengua hablen en ella, atesoren el regalo que la vida les ha dado en su lengua chatina.
Hermanos, otro aspecto importante es que las personas de la comunidad ya no están valorando las artesanas que tenemos y se están perdiendo sus conocimientos; también la ropa típica del pueblo chatino solo la utilizan la mayoría para sus fiestas, ahora todos quieren vestir con ropa de otros lugares, perdiendo así nuestra identidad. Frente a esto les digo: artesanas transmitan a sus hijos, nietos y allegados su arte, enséñenles con amor y respeto; en los niños quedará la semilla de nuestros conocimientos. Y ahora, frente a nuestra ropa típica; no se avergüenza de ella, por el contrario, siéntanse orgullosos de tenerla y pórtenla con respeto, porque en ella está grabada nuestra historia y nuestros conocimientos ancestrales, siéntense agradecidos de ser únicos en el mundo.
He estado con ustedes unos cuantos días y han visto como a través de las plantas medicinales he podido ayudarles a sanar sus dolores y malestares, entonces, por favor hermanos, dejen ya de consumir tantos químicos que nos han traído de otras partes y que a veces lo único que hacen es enfermarnos de una cosa mientras alivian el dolor de otra; recuerden que el creador nos ha dejado en nuestra hermosa madre tierra toda la medicina y el alimento que necesitamos para vivir bien; vuelvan entonces a lo natural en la medida de lo que les sea posible, utilicen las plantas, oren y agradezcan al creador y creadora, que siempre les escuchará y les ayudará.
Y por último, hermanos, por favor no crean en esos discursos de progreso que nos han querido traer, no crean que la vida se trata solo de poseer cosas materiales, mientras perdemos las espirituales y sentimentales; recuerden que lo esencial de la vida, es invisible ante los ojos y que no es verdad que para ser felices tenemos que tener un montón de cosas materiales, que además son fruto de la explotación y la destrucción de la madre tierra, que el norte y otras latitudes está causando, para poder sostener ese sistema de consumo voraz, que está acabando con la vida del mundo entero. Por favor, No le regalemos también nuestra vida y nuestro trabajo, más bien esforcémonos por hacer de esta nuestra tierra y nuestra comunidad, un lugar sustentable, hermoso y respetuoso para vivir. Abran bien los ojos, hermanos míos, deseen cuenta qué lo tenemos todo para vivir felices y juntos; recordemos compartir, dejemos el egoísmo que no nos pertenece y recordemos que todo es de todos, que la tierra pare el alimento para todos y no solo para algunos; compartamos; crezcamos en nuestros conocimientos, en nuestras costumbres, eduquémonos con amor, para ser ejemplo de vida para otras comunidades; valoremos nuestras tierras, sembremos alegremente y comamos nuestras semillas nativas, podemos vivir bien siempre y cuando no saquemos de nuestra cabeza y nuestro corazón las ideas que ese sistema consumista y destructivo nos ha querido imponer, juntos lo podemos hacer, entregando nuestra mente y nuestro corazón a esta hermosa madre Tierra que lo volverá semillas y frutos para cosechar y compartir entre todos.
Recuerden que todos somos hermanos y que en el amor está la vida.
Así terminó la mujer Chatina su discurso. Todos los habitantes del pueblo sintieron en su corazón el amor con el que aquella mujer les había hablado y le agradecieron su existencia, sus consejos y su ayuda.
De repente luces de muchos colores empezaron a aparecer por todo el espacio como si de una danza se tratase, todos se maravillaron con lo que observaban, los niños reían y jugaban con las luces, el ambiente olía flores y la magia se sentía indudablemente. Aparte en medio del juego de luces de colores y aromas, solo la mujer chatina pudo ver a la serpiente flor de siete cabezas que aparecía una vez más ante ella, se acercó y le dijo:
- Tu misión ha concluido, regresa al mar con tu gente.
Entonces mujer chatina cerró sus ojos y desapareció.
Los habitantes del pueblo quedaron maravillados y asombrados frente a todo lo acontecido, alegres se fueron a sus casas y guardaron en su corazón la historia de aquella mujer chatina que un día vino del mar a recordarles lo que se les estaba olvidando.
Fin.