Tarteso se divide en 2 períodos.
El primer período (desde llegada fenicios- S.XIX hasta S.VI- “Crisis de Tarteso” (en el Valle del Guadalquivir).
Y, el segundo período, conocido como el Tartésico final.
A partir "Crisis de Tarteso" se desplaza hacia otras regiones del norte, en este caso hacia la zona del Valle Medio del Guadiana (una de las etapas de mayor esplendor por sus restos materiales y arquitectónicos como el yacimiento de las Casas del Turuñuelo).
Se descubrió una hecatombe de animales, en el que éstos eran sacrificados para ver si cambiaba el tiempo y las cosechas podían mejorar. Los trabajos de campo han permitido identificar, hasta el momento, los restos óseos de 52 caballos, 4 vacas, 4 cerdos y un perro de un gran número de animales que sacrificaron. Este proceso de sacrificio, conocido como la hecatombe, duraría unos días y requeriría de un gran volumen de población colaborando con la tarea.
También se hallaron huesos humanos, siendo en Tartesos el ritual predominante dentro de las necrópolis la cremación.
A finales del S.V antes de Cristo, los grupos que viven en edificios tartésicos deciden marcharse a buscar tierras más fértiles.
En las Casas del Turuñuelo queda mucho material por investigar, hasta hoy se ha excavado un 25% del total del túmulo.
UN EDIFICIO TARTÉSICO.
En mayo de 2014, un pequeño equipo de la Universidad Autónoma de Madrid, eligió el túmulo que reunía las mejores condiciones de conservación, en la finca Casas del Turuñuelo, de Guareña (Badajoz), para realizar un sondeo y extraer información sobre el paisaje antiguo mediante el estudio del polen y las semillas. La magnitud del túmulo, la envergadura de los muros que afloraban y la riqueza del material descubierto llevaron a los arqueólogos a solicitar a la Junta de Extremadura, en 2015, un permiso para una excavación más amplia del yacimiento.
UNA EXCAVACIÓN LLENA DE SORPRESAS.
Salió a la luz la llamada Estancia 100, un espacio de 70 metros cuadrados donde se había levantado un altar en forma de piel de toro característico de los santuarios tartésicos.
El hallazgo más extraordinario fue un sarcófago o bañera esculpido sobre un gran bloque de mortero de cal.
En 2017 se excavó la denominada "habitación del banquete", donde se recuperó un rico ajuar compuesto por bronces, hierros y cerámica de alta calidad, todo ello relacionado con un banquete celebrado antes del abandono del recinto. Siguió un nuevo e impresionante descubrimiento: una escalinata de casi tres metros de altura y once peldaños.
UNA HECATOMBE EN EL PATIO.
La excavación del patio del Turuñuelo es uno de los hechos arqueológicos más sobresalientes de la historia antigua mediterránea. Este amplio espacio, de casi 125 metros cuadrados, estaba ocupado por más de medio centenar de animales sacrificados y otros restos materiales hallados como vidrios procedentes de Macedonia y el área cartaginesa, un completo sistema de pesas de bronce y una escultura hecha en mármol de las canteras del monte Pentélico.
La excavación del patio supuso un verdadero desafío para los arqueólogos, puesto que los materiales con que fue cubierto para sellarlo tenían un espesor de 4,22 metros. Hacia la mitad del relleno aparecieron en el patio aglomeraciones de piedras de cuarcita con cenizas y carbones: eran antiguas hogueras en las que se asaron piezas de carne y numerosos fragmentos de ánforas
NUEVOS HALLAZGOS.
En 2018, se excavó una nueva habitación donde apareció el cuerpo de un hombre que yacía junto a una puerta tapiada.
Además se están estudiando los animales sacrificados en el patio para entender el significado de tan extraordinaria hecatombe,
Por los hallazgos realizados, resulta inevitable conferir a este recinto un prominente valor religioso.