desde1963

Corría el año 1963 cuando Teodora y Tino llegaron a aquel viejo caserón que hacía esquina entre la Calle de La Sal y la Calle de la Paloma, para coger el traspaso de una vieja cantina que ocupaba todo el bajo del edificio, la Taberna Bar Cuervo.

Recuerda Teodora aquel local, con acceso por la Paloma, como un local enorme, con una barra, comedores y una cocina a la vista en la que, ya por aquel entonces el bar demostraba tener un alma musical. ¡¿Cuántas veces utilizaría un trapo a modo de sordina para el saxofón de los músicos que merendaban y ensayaban en aquella cocina?!

60 años más tarde, sigue recordando Teodora a aquella mujer que al pasarle el testigo de aquellos fogones le dijo "¡Venga hija, que llevo yo aquí 14 años ya! A ver si duráis tantos"

Al escuchar "14 años" le pareció una eternidad... y así empezaron a pasar los años, aquel viejo caserón se derribó, en 1970 se inauguró el local que conocéis ahora, y siguieron pasando los años, aquellos años de vino de Valdevimbre en pipas de 16 cántaros y que se vendía a peseta, luego a 2, en los que la gente no venía a cenar, si no a merendar y los callos, las mollejas, el chivo o el pulpo se comían a rancho ¿Se podría imaginar ella en aquel momento que llegaría a celebrar este aniversario?

Siguieron pasando los años y llegó el momento de pasar el testigo a la siguiente generación. Era 1990, la moda estaba cambiando y un nuevo estilo de bares llegaba para quedarse... atrás quedaba aquella cantina de los 60, y la taberna de los 70 y 80 dejó paso al Café Bar Cuervo.

Con Toño y Mayte al frente, carajillos, juegos de mesa, irlandeses, batidos, ajedrez, cócteles, torneos de parchís, copas de helado, granizados... fueron los protagonistas de las tardes y las noches durante más de 15 años. Años en los que se organizaban todo tipo de actividades, desde los ya mencionados torneos, hasta rutas de senderismo, sin olvidar la más notoria de todas, que empezó con un grupo de clientes y buenos amigos y acabo movilizando cientos de personas, el Descenso del Curueño.

Y así, de aventura en aventura, atesorando experiencias y recuerdos imborrables, llegamos al nuevo siglo y con él, a nuevas aventuras. En 2005, Mayte toma la decisión de volver a los orígenes. El vino ya no se vendía a 2 pesetas, ni a 10 y lo había de muchas clases, las tapas se daban también por la tarde y no sólo a la hora del blanco, las meriendas se habían convertido en cenas y ya no se comía a rancho. Pero el sabor de los fogones entre los que se había criado sería el mismo. Regresaron a su lugar las mollejas guisadas, el champiñón, el lacón, el chivo... y así seguimos hasta el día de hoy.

Bueno, esto último no es cierto del todo. Se conoce que el bar, como la piel, tiene memoria -tal vez sea por el nombre- y no se olvida de todo lo que ha vivido, porque en esta última década, ha tomado su propio rumbo:

Dejándose llevar por aquel alma musical que ya tenía en un inicio y siempre tuvo.

Obligándonos a sacar del cajón la carta completa de los años de Café (nunca se fue del todo, un carajillo diario la custodiaba)

Y, haciendo gala del espíritu curioso con el que tanto ha cambiado a lo largo del tiempo, nos ha hecho recuperar y renovar tradiciones, como el Vino Caliente, Fervudo, con el que entramos en calor desde hace unos cuantos inviernos; o nos ha llevado a descubrir productos nuevos pero de la tierra, como las Cervezas Artesanales, tan populares hoy pero con ese aroma tan familiar a ese oro verde de la Ribera del Órbigo, de donde vinieron Tino y Teodora en 1963.

¿Qué nos tendrá preparado para el futuro? Sólo el Cuervo lo sabe pero, como pájaro de buen agüero que es, han de ser cosas buenas siempre que siga como hasta ahora, haciendo crecer esta familia de clientes que son amigos y llegan, llegáis a ocupar un lugar muy importante en nuestra vida, en nuestra historia.

Consulta aquí nuestra carta.

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