APRENDE A MEDITAR


Seguro que has escuchado o leído en alguna vez que meditar ayuda a reducir el estrés, a calmar la mente y a controlar las emociones, entre otros pequeños prodigios... Con muchos beneficios demostrados por la ciencia, siempre encontramos una excusa para posponer ese primer encuentro con nosotros mismos: ser muy nervioso, no tener tiempo o “eso es demasiado espiritual para mí” son los clásicos. Nos suena ¿verdad?


Hay que soltar las ideas preconcebidas de lo que es una buena o una mala meditación, de cuánto tiempo tenemos que estar ahí “plantad@s”, hasta que no dejemos de verlo como una obligación y empecemos a identificarlo como algo que nos sienta bien, no conseguiremos ser constante. Debemos tener el hábito, intentar ser flexible (sin dejarnos caer en la pereza) y adaptarnos a lo que necesitamos en cada momento, escuchando a nuestro cuerpo y a nuestras emociones.


Pero si aún no tienes claro qué es eso de meditar, os despejamos algunas dudas.


Meditar no es…

Relajarse, ni un ejercicio de evasión, no es dejar de pensar, no es escapar de la realidad, no es autohipnosis, no es dejar la mente en blanco, ni tampoco un ejercicio de visualización.


Meditar es…

¡Todo lo contrario a lo anterior! Es un potente entrenamiento mental para conectar y aceptar nuestro presente, circunstancias, emociones, sensaciones, errores, a nosotros mismos, a los demás y al entorno integrando la belleza que nos rodea.

¿No te pica la curiosidad ni un poquito?