SAL EN SU COMPRA
“La Iglesia es en salida o no es Iglesia”- Papa Francisco.
Los centros educativos de la Compañía de Jesús en Asturias y los grupos universitarios vinculados al Centro Loyola presentan la iniciativa Sal en su compra, un proyecto de ayuda a las familias que más sufren el actual estado de alarma en Asturias.
Ante la crisis sanitaria del COVID-19 muchas familias se sienten vulnerables: desempleo, incertidumbre, soledad, falta de medios y de recursos… Acogiendo la llamada del Papa Francisco, queremos poder salir como Iglesia al encuentro de esas personas y colaborar para hacer más llevadera su situación. Salir en su ayuda, es hoy salir en su compra. A través de donaciones, y en colaboración con Cáritas Diocesana y el Secretariado Pastoral de Migraciones de la Archidiócesis de Oviedo, queremos contribuir a que quienes viven esta crisis en peores condiciones que las nuestras puedan mejorar su cesta de la compra con productos de primera necesidad en estos momentos difíciles.
¿QUÉ PUEDES HACER?
te necesitamos
Con tu ayuda contribuiremos a que muchas personas muy vulnerables en este momento puedan tener una cesta de la compra mejor que pueda cubrir sus necesidades básicas en estas semanas de crisis.
Para que podamos llevar a cabo el proyecto Sal en su compra necesitamos que difundas esta iniciativa para que mucha gente se pueda sumar a esta iniciativa. ¡Dona y comparte! ¡Muchas gracias!
SUS HISTORIAS
La familia de Aurora la componen el matrimonio y sus tres hijos menores. No reciben prestaciones sociales. Siempre han vivido de su trabajo. Sergio, el cabeza de familia, quedó en el paro al iniciarse el confinamiento y la familia ha dejado de percibir el pequeño salario de 900 € que recibía. No ha cotizado el tiempo suficiente y no tiene derecho a paro, y tampoco tienen prestaciones sociales. Tampoco Aurora puede salir a limpiar en una casa unas horas a la semana, trabajo por el que cobraba poco pero lo suficiente para, con el sueldo de Sergio, pagar el alquiler de la casa, suministros y alimentación. Conseguían llegar a fin de mes, aunque en alguna ocasión necesitaron un poco de ayuda económica de su Cáritas parroquial. Su situación es realmente complicada.
Olga tiene dos hijos adolescentes. Le rescindieron su contrato de empleada de hogar el día 31 de marzo y, lo peor, no le han pagado aún. El viernes le llamó la propietaria del apartamento de 30 m2 en el que vive, exigiéndole el pago de la renta y ella le ha dicho que no puede pagar. Aunque le hemos intentado tranquilizar en cuanto a su situación en la vivienda, según las moratorias en el pago de alquiler y la suspensión de los procedimientos de desahucio, está muy angustiada y se ha visto necesitada de atención médica por sus problemas de ansiedad. Ha solicitado las ayudas de emergencia municipales pero no han llegado aún.
Daniela vive con sus tres hijos hijo de siete años y su madre. Trabajaba como ayudante de cocina y los 600 € le llegaban justo para la renta de su vivienda. Los quince días trabajados en marzo no se los han pagado. No hay ahorro del que echar mano.
Estela vive en una habitación en piso compartido junto a su pareja y el hijo de ambos. Están en situación irregular en España desde que llegaron hace tres meses. Con trabajos ocasionales de unas horas, sin contrato, pueden pagar la habitación y la alimentación.
Cáritas, 8 abril'20. Desde que comenzó el confinamiento, hemos recibido, solamente en Oviedo, más de doscientas peticiones de ayuda para afrontar necesidades básicas. Son personas que piden ayuda por primera vez al verse privadas de cualquier ingreso por su trabajo, y no haber podido ahorrar nada dado lo exiguo de sus salarios que apenas permiten cubrir los gastos básicos. Junto a estas personas, continuamos acompañando a quienes acudían a las Cáritas Parroquiales y ahora las encuentran cerradas. Prestamos el servicio de forma telefónica. Son muchas familias, en situación de pobreza que, en esta situación, sin poder salir de sus casas para realizar algún trabajo que les permita al menos comprar lo mínimo para alimentarse, viven una realidad realmente dramática. Conversamos telefónicamente con ellos para hacer efectivas las ayudas a través de transferencias bancarias o del sistema de código vía teléfono móvil. Los voluntarios de las Cáritas Parroquiales mantienen contacto telefónico con las personas acompañadas por las personas de sus equipos para que continúen sintiendo su cercanía y su apoyo.
Cáritas mantiene operativos sus centros residenciales para personas sin hogar, cuidando al máximo las recomendaciones sanitarias para evitar contagios. Hasta la fecha no se han producido contagios gracias al extremo cuidado de los profesionales y a la implicación de todos, trabajadores y personas usuarias.
Queremos transmitiros nuestro sincero agradecimiento por vuestra generosidad, que es vital en estos momentos y lo seguirá siendo porque esta crisis es realmente profunda. Pese a la crudeza y el dolor que sufrimos, vuestra solidaridad es alegría y esperanza. Tu compromiso mejora el mundo.
Cáritas, 23 abril'20. Ya hemos superado sobradamente el mes de cuarentena. En esta penúltima semana de abril el teléfono suena como nunca anteriormente. No solo recibimos llamadas de madres de familia en situación irregular y dos hijos pequeños, sin ningún ingreso, sino también de personas afectadas por ERE y que han visto reducidos propios por debajo de los mil euros con los que, explican, no pueden cubrir las necesidades de su familia de cinco miembros. No sabemos si es siquiera oportuno intentar que el segundo caso se ponga en los zapatos del primero para que pueda entender el término priorizar. Es nuestra razón de ser escuchar, comprender, motivar, acompañar todas estas situaciones, pero también gestionar recursos escasos de la forma más equitativa posible, lo cual exige conocer las situaciones, valorarlas de manera individualizada, y tratar de dar la mejor respuesta posible con los medios de los que disponemos.
Hacemos un gran esfuerzo para hacer una justa distribución de las donaciones de personas que como vosotros habéis hecho, en muchos casos compartiendo lo poco, y, al tiempo, intentamos que, aun cuando no podamos dar la respuesta que espera quien nos llama, la confianza en la comunidad no se pierda. Con ayuda material o sin ella, porque se nos haya agotado, queremos seguir cerca de tantas personas preocupadas, no ya por si queda o no harina en el supermercado, porque en realidad no tienen dinero para comprarla, sino por mantener viva su esperanza y su ilusión por vivir. Hacerlo cambia nuestra mirada, nuestro corazón y nuestra manera de estar en el mundo.
Isabel vive con sus dos hijos adolescentes. Actualmente no puede trabajar dada la situación en la que nos encontramos. Debido a su situación la única cantidad que ingresa es para pagar el alquiler de su vivienda pero no tiene más recursos para hacer una compra básica ni para disponer de los medios necesarios para que sus hijos mantengan la rutina escolar.
Agathe vive con sus 4 hijas y su nieto. Ella es la única que tenía ingresos en casa antes de esta situación; la persona mayor que cuidaba falleció al inicio de esta crisis sanitaria y no todavía no ha encontrado otro trabajo. Ella está dispuesta a trabajar en cualquier oportunidad que pueda surgir pues la situación que viven es muy difícil al no poder cubrir siquiera las necesidades alimentarias.
Mery, Sara, Judit... viven unos días muy complicados al estar en situación irregular. Los alquileres de sus habitaciones donde viven son elevados y la pandemia no les permite poder seguir pagándolos o encontrar alternativas. Acuden a la Cocina Económica para poder cubrir las necesidades alimentarias básicas.
(Historias y Noticias relatadas por Cáritas diocesana, y Comisión Hospitalidad)
No son buenos tiempos para nadie pero intentemos compartir lo mucho o lo poco que podamos con quienes no tienen nada.
¿Quiénes somos?
Este proyecto nace desde las distintas instituciones que los jesuitas tenemos en Asturias:
Colegio San Ignacio (Oviedo)
Colegio Inmaculada (Gijón)
Escuela Revillagigedo (Gijón)
Ademas, un grupo de universitarios de la Comunidad Ignacio de Loyola (Oviedo) y de la Comunidad Pedro Fabro (Gijón) quieren sumarse a esta iniciativa; juntamente con el proyecto de Hospitalidad de la Plataforma.
El trabajo se hará coordinadamente con las instituciones sociales de nuestra diócesis: Cáritas y el Secretariado Pastoral de Migraciones.