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El pasado miércoles 27 de septiembre se llevaron a cabo las Jornadas de Empleo organizadas por la Universidad Nacional del Sur. Entre los invitados disertantes se encontraba Leo Piccioli, quien se define como "ex nerd, ex economista, ex emprendedor y CEO en camiseta".
Sobre un pequeño escenario, Leo Piccioli irrumpió diciendo “A veces mis charlas salen mal, por eso les pido un video como si hubiese salido bien, así lo puedo subir a mis redes”. Risas mediante, el último disertante de las Jornadas de Empleo organizadas por la Universidad Nacional del Sur, se ganó a la audiencia.
“Michelangelo Buonarroti llegó a los 85 años viviendo en pleno Renacimiento. ¿Saben lo que decía?, ancora imparo: todavía sigo aprendiendo”. “¿Por qué me presento como ex economista? Porque si uno no sigue estudiando el titulo se va degradando. Yo no soy economista si no me mantuve aprendiendo constantemente”-enfatizó. “Me presento como ex economista como un recordatorio de que, si no nos mantenemos estudiando, sino decimos «ancora imparo» como Michelangelo, vamos a dejar de ser relevantes”.
La tecnología siempre gana
“Hoy la expectativa de vida a nivel mundial es de 76 años aproximadamente. Hace 100 años era de 34. Es buenísimo, ¿quién logró eso?” - preguntó. “La ciencia, la tecnología, las Naciones Unidas...la humanidad logró eso. Pero pasó otra cosa”. Piccioli se refería a la vida promedio de las empresas: mientras que el ser humano se hace cada vez más longevo, la subsistencia de las empresas en el mercado tiende a disminuir. “Así como vivimos más, las empresas viven -justamente- menos. La misma tecnología que nos desafía a aprender, desafía más a las empresas a no dormirse en los laureles”.
La tecnología ha llevado a la automatización de tareas repetitivas y rutinarias en diversas industrias. Aunque es sabido que esto puede aumentar la eficiencia y la productividad, también ha generado la pérdida de empleos en ciertos sectores, lo que contribuye a la precarización laboral en algunos países con economías no muy desarrolladas. “Todo cambio tecnológico siempre mejora a la sociedad y empeora mucho a un grupo pequeño. Toda tarea repetitiva se puede automatizar, incluso esas tareas que no parecen repetitivas pero que también lo son”.
Víctimas o protagonistas
“La tecnología es contagiosa” dice Leo cuando afirma que estos cambios se van a producir incluso en países como el nuestro, donde existen otras necesidades primarias por satisfacer. Inexorablemente va a pasar, aunque en Argentina se produzco con cierta demora porque el sueldo promedio es más bajo. “Que el sueldo promedio sea más bajo es una porquería, porque hace que no se justifiquen las inversiones que deberíamos hacer”.
En relación la valorización positiva que se podría hacer frente a esta realidad, agregó: “frente a cada situación siempre tenemos opciones de verla de distintas maneras: podemos ser víctimas o protagonistas. Normalmente nacemos con una actitud de víctima, mi propuesta es, sobre todo a los jóvenes, que encuentren la forma de hacer más eficientes las tareas. No es fácil desafiar esos cambios, pero las organizaciones necesitan que la gente entre y vea cosas para cambiar”.
¿Se puede frenar el cambio tecnológico?
Frenar completamente el cambio tecnológico es prácticamente imposible y generalmente no es deseable, ya que la tecnología a menudo conlleva mejoras en la calidad de vida.
Piccioli pregunta a su audiencia: ¿qué podemos hacer los humanos? Brindar algo que aporte valor pareciera ser el camino: “innovación”, “creatividad”, “empatía”, “conocimiento nuevo aplicado” son algunas de las opciones que le responden. “El cambio. Si lo repetitivo es el no cambio y lo hacen las máquinas; el cambio lo hacen los humanos”. Piccioli aclara que es necesario diferenciarnos y lo «humano» es lo que nos hace diferentes.
Una oportunidad fantástica
"¿Quién piensa en el largo plazo?" – Preguntó y solo unos pocos levantaron la mano. Y continúa: “¿Argentina piensa en el largo plazo?" – y un “no” rotundo invadió la sala. “Claro. Es difícil. Y ustedes dirán qué país de porquería y yo digo ¡qué maravilla! En un país en el que nadie piensa en el largo plazo, pensar en el largo plazo más nos diferencia”. Pensar así consiste en imaginarnos como será el mundo del futuro, pero estar preparados hoy. Sabiendo que la humanidad trasciende y alcanza en promedio los 76 años, no es ilógico creer que pasaremos por innumerables experiencias laborales “es el interés compuesto aplicado a nuestra vida”.
“Antes de terminar le quiero mostrar las tres cosas que deberían valorar de la universidad. Que les da pero no les da: la empatía, la humildad y la curiosidad”.
Leo Piccioli pasó y dejó mucho para pensar, tanto para los jóvenes que se dirimen entre estudiar o no y emprender o emplearse, como también para las casas de altos estudios que deben revisar y pensar si realmente están pensando en el futuro del trabajo.
Si querés ver la jornada completa visitá el enlace.