#COLUMNA DE OPINION
Por: Mariela Dobal - Docente y periodista
Salir al recreo era un momento irrepetible: siempre pasaba algo inesperado. Corríamos, nos escondíamos, compartíamos meriendas o desayunos improvisados, cantábamos, jugábamos a la pelota o al elástico. Éramos felices sin advertirlo.
Luego, más grandes, los ínfimos tiempos libres eran para correr al baño, o espiar en el patio –entre amigues- al chico/a que nos gustaba, tramar alguna travesura con amonestaciones, conspirar para una próxima salida colectiva. En fin, la adolescencia con sus crisis y expectativas.
Es verdad, que no todos/as recordaran así sus pasos por la escuela primaria y secundaria, pero al menos les pedimos que se sumen a esta reflexión que les proponemos con este punto de partida, para poder preguntarnos ¿Cuándo paso? Cuando sucedió que ya no podemos correr, por si nos golpeamos. No se puede llevar pelota, no elástico, no música. No al baño de a dos, no al baño durante clase, no gritar en la galería, no mojarnos la cabeza si hace mucho calor. NO, NO y NO.
¿Acaso la incapacidad adulta de resolver cómo acompañar esos momentos… se resolvió prohibiendo? ¿Por qué el método se convirtió en la medida generalizada y por la negativa?
Dirán expertos/as en Educación, o algunos/as trabajadores/as -incluso- del sistema educativo, que ante las carencias de infraestructura, docentes, horas y herramientas, no hubo otra salida. Y el cumplimento de la normativa vigente es ineludible. Parece que gano el hecho de cumplir con esas disposiciones escritas por quienes hace tiempo no pisan un aula, un pasillo, un recreo, ni son parte de un encuentro educativo real, mas allá de los actos protocolares vetustos y colonizados aun -que en gran medida se siguen proponiendo- sin la participación protagónica de pibas y pibes.
De pronto, lo inédito: PANDEMIA. Sufrimos un colapso mundial que nos impuso el aislamiento (entre otras cosas) como camino de preservación. Tuvimos que reaprender mucho: novedosos formatos y debates, plataformas si o si para vincularnos, ajustes de contenidos prioritarios, maneras innovadoras de convocar y acompañar procesos de enseñanza aprendizaje. Ese binomio tan bastardeado, ahora ocuparía centralidad en la reformulación cotidiana de nuestras vidas.
Cientos de opiniones son válidas para analizar si salimos (quienes pudimos salir con vida) mejores o no, de esta pandémica situación. En esta oportunidad queremos recortar el enfoque a los escenarios educativos y formativos, por eso Saberes en Red aspira a promover espacios de intercambios, discusiones y, especialmente, ESCUCHA ATENTA a las experiencias y actuales necesidades de infancias y adolescencias, que perdieron mucho y deben recuperarse entre pares, con alegría, con confianza de adultos/as que sean capaces de correrse del eje y dejarles proponer, hacer, equivocarse, pero sobre todo crear nuevas formas de conocer las diversas realidades que atraviesan.
Paulo Freire decía que la lucha no se acaba, se reinventa. Entonces, el nuevo paradigma a transitar es del Adultocentrismo a la Emancipación. Inspirados/as en las recientes publicaciones de Editorial Colectivo, Chirimbote y Ternura Revelde -que alumbran el recorrido con experiencias transformadoras en territorio desplegamos este medio de comunicación y construcción de sentidos, en función de dialécticas y acciones pertinentes para potenciar procesos educativos que amparen y den herramientas para repensar la tarea cotidiana del “hacer escuela” con- y no para- sus principales destinatarios/as y protagonistas: niñas, niños y adolescentes.
Reseña: Presentación libro "Niñez en Movimiento. Del adultocentrismo a la emancipación". Evento realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en julio de 2018, en el marco de la presentación del libro editado por Ternura Revelde, Chirimbote y El Colectivo y compilado por Santiago Morales y Gabriela Magistris.
En contextos de convergencia informativa, de prosumidores/as que modifican a cada minuto la existencia digital de contenidos y mensajes, aprendimos que las mediaciones son inevitables y necesarias para comprender hoy las relaciones humanas.
Como nos enseñó el doctor Fernando Ulloa - pionero en introducir la ternura en el discurso psicoanalítico- hablar de ternura en tiempos de ferocidades, no es ninguna ingenuidad. Es un concepto profundamente político. Es poner el acento en la necesidad de resistir la barbarización de los lazos sociales que atraviesan nuestros mundos.
Sigamos jugando a las manchas más diversas y a las escondidas... para encontrarnos en abrazos reparadores.
Y que los NO y las limitaciones sean acuerdos equitativos y más democráticos.