El mes de agosto cerró con un evento que aquí será expresado ¡por fin! en toda su verdadera dimensión: pisó tierra colombiana una de las cuatro entidades primordiales que dieron orígen al metal extremo. Lamentablemente, parece que esto no fue entendido con firmeza por la mayoría de los que se hacen llamar metaleros. Black Sabbath es, al metal en general, lo que SARCÓFAGO representa para el metal pesado. Eso no tiene discusión. Ni Venom, ni Hellhammer, ni Bathory lograron transmutar tanta violencia y blasfemia desde los orígenes. SARCÓFAGO lo hizo con una sola y suprema obra: I.N.R.I. (1987) y en el Bogotá Subterránea Fest se desataron (en su orden) las maldiciones de Satanas, Satanic Lust, INRI, Deathrash y la que quizás sea la mejor composición en la historia del metal pesado: Nightmare.
Estas hipérboles para dimensionar lo ocurrido no son artificiales. Hay una historia, y ¡es larga! Se puede revisar lo escrito, lo sentido, lo pensado sobre el metal extremo y la conclusión será que mis hipérboles son incluso insuficientes para la realidad que se manifestó en la noche del sábado ¿Por qué la asistencia no fue tan masiva como tuvo que serlo en una escena que se dice de las más extremas? Las respuestas se encuentran en mi libro Bienvenidos al Sabbath: ¡El metal underground está más vital que nunca! Lo sucedido confirma mis hipótesis, entre más artificios comerciales contaminan el metal, el underground se hunde mucho más bajo tierra, se hace más elitista, más conservador. Aquí no caben las excusas: –"muchos eventos, no hay plata", pero es Incubus de la alineación clásica de SARCÓFAGO, no podían perder la oportunidad de agradecer y disfrutar en vivo su contribución al género que tanto dicen amar. –"Pero es una banda tributo", excusa muy cuestionable cuando hay miembros originales y cuando se interpretan los temas de SARCÓFAGO como si fuera música clásica, con el mismo rigor, sin perder fuerza, violencia, satanismo, actitud y con plena fidelidad a lo registrado en el vinilo. The Laws acompañó toda su presentación con un fondo de imágenes documentales de SARCÓFAGO en sus inicios. Más allá de eso, la presencia de Incubus (Gerald Minelli) es una razón categórica para que el Bogotá Subterránea Fest pase a la historia. Pero repito, esto no fue dimensionado por la escena nacional. Tamaña decepción.
Por fortuna, quienes sí sabían lo que esto significa eran los organizadores del Bogotá Subterránea Fest, y quienes rendimos tributo a las raíces, quienes somos radicales de verdad (no esa mal entendida radicalidad que he denunciado en las primeras páginas de mi libro). El cartel que acompañó la visita de Incubus es la evidencia de que la organización tenía muy claro el hito histórico que estaban construyendo. La excelente banda The Laws–así sea sin Antichrist, Butcher o D.D. Crazy–merecía bandas a la altura y eso significa MORBID MACABRE: ¡Qué fuerza tan impresionante! son el legado manifiesto de lo sembrado por SARCÓFAGO, y como debe ser: el aprendiz superando al maestro. MORBID MACABRE es el homenaje de Alex Oquendo a dos bandas legendarias—SARCÓFAGO y MORBID ANGEL—y con esa referencia no hace falta detallar su presentación: en mi perspectiva, la segunda banda más importante del cartel y la mejor puesta en escena de todo el festival. DEMONCY que cerró el festival, representa el lado más satánico e hipnótico de la leyenda reinterpretado por los de Atlanta, porque aquí no podemos hablar de originalidad, el metal extremo lo hizo SARCÓFAGO y de allí en adelante todos son reinterpretaciones. Pero ¡qué buenas!, como en el caso de DEMONCY, aunque por supuesto con sus toques de originalidad y distinción gracias al carácter que adiciona VJS (guitarrista) a cualquiera de las bandas en las que toca y el sonido que ha refinado Ixithra (Robert Crusen) a través de los años. Ambrosía Black Metal.