Coronel: zona condenada al sacrificio

La presencia de termoeléctricas, parques industriales y un gran número de compañías productivas, tienen a Coronel en un estado de contaminación crítica, lo que se puede reflejar en el aire, el mar y la tierra. La búsqueda de un progreso económico, con empresas de diversas naturalezas, otorga empleos a parte de la población, pero los utiliza como mano de obra en procesos que resultan más que dañinos.

POR ALEJANDRO ARANDA, CHRISTOPHER CORTEZ, PEDRO HENRÍQUEZ Y JORGE VÁSQUEZ - 10/09/19

Luego del término de la era minera, que se extendió desde el hallazgo del yacimiento Schwager hasta el cierre de esta en 1994 luego de una explosión que le quitó la vida a 21 mineros, numerosos son los problemas que trajo el proceso de industrialización en la zona costera cuando esta asumió el total protagonismo, el que afecta tanto a los coronelinos como a las comunas y localidades aledañas. El aire está tóxico en todo el sector. Las playas y los ecosistemas están afectados por los desechos que depositan las mismas obras y ya no está la añorada vista al mar que podían disfrutar antes los pobladores de Coronel.

Además, estas falencias ambientales conllevan enfermedades y problemáticas que la comuna no está preparada para afrontar, ya que no se cuenta con un sistema de salud apto para las necesidades presentes, lo que sentencia a la comunidad a un futuro poco sano, con un cielo gris y venenoso.

La historia actual dice que el principal enfrentamiento que se ha producido es con Bocamina I y II, las principales termoeléctricas instaladas por ENEL, a las que se ha demandado y que posteriormente han sido condenadas por daño ambiental. Sin embargo, tanto los mismos habitantes, como organizaciones ambientales y autoridades, saben muy bien que la circunstancia sigue siendo crítica.


Un poco de historia


La explotación de este tipo, sumado a la bahía de Coronel como epicentro del actuar de las industrias pesqueras, que sobreexplota los recursos marinos y vierten contaminantes al agua, han hecho sufrir a la naturaleza en diversas épocas. Pero, por si fuera poco, la instalación de contaminantes centrales generadoras de energía y parques industriales en el Cordón Industrial Escuadrón, plagó más aún a la comuna de estas problemáticas, en un principio sin siquiera poder defenderse con una normativa ambiental.

Los últimos años el conflicto se ha ido volviendo cada vez más insostenible. Se han hecho estudios en los que se ha confirmado que la población vive bajo una atmósfera extremadamente contaminada de lo que producen aquellas empresas, encontrando incluso metales pesados en el cuerpo de niños, que atraviesan su educación en escuelas que se encuentran solo a metros de quienes producen todos estos daños.

Entonces, ¿qué se puede esperar para Coronel? ¿Cuál es el verdadero escenario existente hoy en 2019? ¿Hay pasos a seguir para retirar el estado de alerta por el que pasa la comuna?


Zona de sacrificio


Está internalizado en la población y en el país, la existencia de las “zonas de sacrificio”, en referencia a ciertos lugares con alto nivel de contaminación ambiental. Quintero, Puchuncaví y el propio Coronel son ejemplos de ellas, donde las industrias afectan a la población más vulnerable.

Patricio Alarcón, ex jefe del Departamento Municipal de Medio Ambiente que hoy ejerce con su profesión de antropólogo en la nueva Dirección de Medio Ambiente, creada en 2019, nos cuenta que, en sí, este vocablo no existe dentro de la legislación chilena, sino que hace referencia a, literalmente, el sacrificio de ciertas zonas desde su nacimiento. “Es un concepto instaurado, creado en EEUU, para definir a aquellas personas que existían en antiguas ciudades y que se sacrificaban en pos de un bien mayor. En el caso nuestro ocurre lo mismo. Nadie la identificó así, pero por el modelo de desarrollo que se ha establecido, Coronel -al igual que otros sectores- ha perdido calidad de vida durante toda su historia en beneficio de la economía nacional”.

A esto, se suma la despreocupación del Estado hacia estas ciudades, quien no es capaz de solventar las necesidades, incluso básicas, que posee la sociedad. “Por responsabilidad del Estado y su sistema económico, esta zona se vio postergada y abandonada. Por ejemplo, teniendo la misma población que muchas comunas de Santiago, tenemos muchos menos recursos”.


Una visión de progreso


La llegada de transnacionales y parques industriales significó el inicio de un plan para el desarrollo económico de Coronel. Dicho plan tiene un costo incalculable que impacta en los ecosistemas y en cada familia que respira el mismo aire. Las oportunidades de trabajo han sido una manera de camuflar el caos provocado por las empresas.

Franco Bastidas milita en el colectivo Carlos Barrientos y manifiesta su rechazo ante la situación que está viviendo junto a todos los coronelinos. “Hay grupos que están organizándose, pero están netamente cortados por lo económico. La comuna está del lado del progreso; se encuentra en un letargo, una condición de esclavitud moderna en la que viven felices sin darse cuenta de la contaminación. O más bien saben que está contaminado, pero se mantienen en una burbuja”.

Con respecto al intento por justificar el daño ambiental con las ofertas laborales, inmobiliarias y otras, Franco y su compañero, también militante (quien prefirió mantenerse en anonimato), creen que se trata de una simple estrategia para conformar a la gente. “Esos son los mecanismos que usan las empresas para quedarse en los territorios. A la gente le gusta recibir”.

Con esto, podemos llegar a la reflexión sobre el costo que conlleva la instalación de multinacionales, analizar si vale la pena que algunos consigan empleo a cambio de una destrucción irreparable del medio ambiente. Este caso es otro reflejo de la sociedad individualista del presente, lo que se manifiesta en cualquier sector del mundo.


El intento de las autoridades


“Por parte de nosotros y nosotras, no creemos en las autoridades, no podemos fiarnos, ya que nunca nos han dado la mano para hacer un buen desarrollo local”, es lo primero que mencionan desde el mismo Colectivo cuando le preguntamos sobre el rendimiento de las autoridades.

Desde que la industrialización asumió el rol dejado por las mineras en los noventa, han pasado tres alcaldes, y de ellos, es Chamorro quien desde un principio ha tomado algunas medidas para solventar parte del conflicto, entre ellas, impulsar una ley que proteja del daño ambiental a la población. Sin embargo, se mantiene una desconfianza hacia el municipio, debido a que, como menciona Jonathan González (27), vecino del sector Lagunillas, se debe en parte a que “las autoridades a veces anuncian muchas cosas, y al final, están una semana investigando como para dejar tranquila a la gente, pero después tú preguntas qué pasó con eso y nadie sabe”.

Respecto a esto, Patricio Alarcón tiene una visión algo más neutral, y expresa que “en general, cada alcalde ha hecho cosas -mejores o no tan buenas-”. Poniendo especial énfasis en la actual gestión, expresa que “la voluntad política está. Sus lineamientos corresponden a lo que se requiere, pero también hay que considerar que todo depende de los recursos que existan en la comuna; entonces, cuando se tienen diversos requerimientos como salud, educación y otros, algunos ámbitos deben sacrificarse”.


Un cambio en el desarrollo local


Debido a todos los factores que implican la presencia de las empresas, es complicado pensar en las soluciones para el problema ambiental de la ciudad. Una de las formas de evitar seguir empeorando la situación sería cambiar desde lo más profundo el plan de desarrollo local de Coronel.

Para Franco Bastidas, el camino al cambio se basa en “empoderarnos y ejercer soberanía de nuestro territorio. Antes de que las empresas se vayan, hay que exigir que paguen el daño que producen a las personas. Esto no está en la legislación chilena, por lo que tenemos que ejercer la autonomía económica desde Coronel. Se puede invertir en educación, cambiar mallas curriculares; en salud, para tratar las enfermedades generadas por la contaminación, en fin”.

Sin duda, las posibles soluciones serán variadas según cada individuo y es complicado llegar a un consenso como comuna. Efectivamente, el objetivo sería unificar a todos los coronelinos en función a la protección de sus ecosistemas y que las movilizaciones con respecto a la causa tengan una convocatoria mayor. Si aumenta el rechazo a las empresas del sector, subirá la presión para que configuren sus modelos productivos a mecanismos amigables con el entorno y que busquen un desarrollo sustentable.


El problema es de fondo


Hemos visto que la situación compleja de Coronel no se remite únicamente a las grandes instalaciones. Tampoco a los parques industriales. Tampoco a los alcaldes que pasan. El tema es de fondo: un modelo de desarrollo que se materializó sin tomar siquiera en cuenta el futuro de las generaciones. Esto, hace muchos años, por lo que la solución debe ser de raíz. “Debe existir una visión de construir la comuna en base a la perspectiva medioambiental; desde ahí hacia arriba. Que todas las acciones que se hagan, se hagan pensando en lo natural”, expresa el antropólogo, quien además afirma que “todo el mundo está hablando de sustentabilidad. La verdadera pregunta es cómo lo hacemos, porque también lleva sus costos asociados”.

Lo cierto es que, mientras no surja verdadera voluntad política estatal, este tipo de lugares seguirán sufriendo lo mismo con el correr de los años. Coronel, a través del rostro de los más pobres, del aire tóxico, de las aguas sucias, de la escasa área verde, de la borrada vista al mar, siente que no ha sido retribuido por todo lo que ha entregado. Hay una condición menoscabada en todos los sentidos.

El panorama es más que crítico y esperamos pueda resolverse, aunque sea de forma parcial, en el futuro. El mal desarrollo de la comuna la condena a esta condición de sacrificio y será complicado salir de las adversidades. Los recursos naturales se agotan y si están dañados no se pueden recuperar, lo que afectará directamente a las futuras generaciones en sus condiciones de vida, salud y estabilidad como territorio.

El contexto mundial demanda poner mayor énfasis en lo que ocurre en esta zona; se vienen desafíos ambientales fuertes como el cambio climático, la escasez y el agotamiento de recursos naturales, en los que la comuna se encuentra atrasada y en una desventaja que puede costarle muy caro.