La maniobras para detener el retiro de fondos de pensiones:

Piñera anuncia nuevas medidas para alinear a su coalición

Ante la inminente votación de mañana miércoles en la Cámara Baja, y luego de una serie de reuniones con presidentes de cada partido político y jefes de bancada, el presidente Sebastián Piñera salió esta tarde en lo que pareciera ser una desesperada respuesta para resguardar a las AFP, a anunciar nuevas medidas dirigidas a la clase media, entre las que incluyó un bono, créditos blandos y una reforma previsional.


POR MAKARENA SIERRA ALCAYAGA14/07/20

El debate que se está dando en el parlamento ha tocado la puerta de varios chilenos, quienes se encuentran expectantes ante la votación de mañana miércoles en la Cámara de Diputados en la que se decidirá si el proyecto avanza al Senado o queda archivado. De darse la segunda opción, los diputados deberán esperar hasta la próxima semana para volver a insistir en concretar el proyecto que permite el retiro del 10% de los afiliados.

Sabiendo, entonces, que bastaría sólo con que se aprueben uno de los artículos para que este pase a la Cámara Alta, Sebastián Piñera salió a jugarse su última carta en La Moneda, junto con una puesta de escena digna de fotografiar en la que incluyó a sus ministros, jefes de bancada y presidentes de Chile Vamos -seguramente para mostrar la unidad dentro de su equipo de trabajo tras los traspiés de la semana pasada- y anunció su nueva propuesta en cuatro ejes con su célebre “Hemos escuchado el mensaje”:

  • Bono no reembolsable de $500 mil a trabajadores, independientes y cesantes a través de transferencia directa.
  • Crédito estatal de tres cuotas con tasa de interés de 0% y tres años de pago que será condonado si en cuatro años las familias se ven impedidas de pagar.
  • Aplazamiento de cuotas del Crédito Con Aval del Estado (CAE) y la extensión para postular.
  • Postergación de dividendos por seis meses y subsidio de arriendo hasta de $250 mil por tres meses.

Sin embargo, -y como era de esperar- estas medidas vienen con condiciones, por lo que no se abrirán para toda la clase media. El bono de $500 mil será efectivo sólo para los trabajadores que tenían ingresos formales de entre $500 mil y $1,5 millones mensuales, y que se hayan visto “importantemente perjudicados” con la crisis sanitaria, es decir, con caídas mayores al 30%. Así también, las personas que tenían ingresos desde $1,5 y $2 millones, también se verán beneficiados con montos decrecientes.

Además, con la idea de un Sistema Previsional Mixto, el mandatario se refirió a una reforma sustantiva al sistema previsional, que puso en manos de Ignacio Briones y María José Zaldívar para abrir el diálogo a todo el espectro político.

Las medidas anunciadas son para la clase media, esas personas que se consideran así no porque estén por encima de los pobres, sino porque tienen la opción de endeudarse para pagar. Una clase media que se ve hundida en las mismas deudas que el sistema económico y político chileno promueve en su idea de subsidiariedad: encalillados para pagar la universidad, las hipotecas, los medicamentos y una que otra compra en el retail.

La idea de que en un año más las personas que hoy están endeudadas y se han visto perjudicadas con la pandemia estarán en condiciones de pagar los créditos que ofrezca el gobierno, demuestra una falta de análisis y de sentido de la realidad que vive el país, que cada vez puede sorprender más.

Con este escenario, es importante mencionar dos cosas.

En primer lugar, no es al azar que el gobierno esté anunciando este paquete de medidas justo ahora. ¿Dónde estaban al inicio de la pandemia? Este anuncio es una respuesta desesperada para la protección del sistema de AFP que hoy se ve amenazado y que el oficialismo quiere cuidar pasándolo por preocupación por el impacto que puede causar el retiro del 10% en las pensiones, un porcentaje que se traduce a futuro en una pérdida de sólo $2.000 a $20.000 pesos mensuales aproximadamente, por lo que pareciera que lo que tanto se quiere defender con uña y diente es algo más que la jubilación de las personas: el júbilo de los empresarios.

Todo el aparataje, todo lo que tuvo que mover el gobierno y los empresarios en contra del avance del proyecto: reuniones de coalición, reuniones con jefes de bancada, llamadas a diputados para hacerles cambiar de opinión y cartas de empresarios a medios de comunicación afines, es la punta del iceberg de todo el poder y presión que pueden ejercer para defender un negocio. Y sólo por la idea de legislar una modificación transitoria por sólo el 10% de las pensiones en medio de una pandemia.

Y, por otra parte, esta discusión también abrió nuevamente -y de manera importante- el debate que se viene dando hace años sobre las pensiones. Los tiempos en los que se aceptaban medidas parches ya se han ido; la gente ya no quiere bonos ni regalos del Estado, quiere lo que le corresponde. Por lo que, independiente de si mañana se aprueba o rechaza, los innegables cuestionamientos sobre la manera en que se administra el dinero de los trabajadores, ya está sobre la mesa.

El presidente llamó a los diputados que mañana deben votar a reflexionar sobre la situación y las consecuencias para prevenir un error. Y, efectivamente, deben reflexionar, ya que el ojo está puesto en los 13 parlamentarios del oficialismo que el pasado 8 de julio votaron a favor de la iniciativa y se están jugando la representatividad de las personas por las que salieron electos, en medio de llamados a la fidelidad a sus partidos políticos.