DESPRENDERSE DEL MACHO

Por Alejandro Aranda

Nacer como hombres nos trae un beneficio por defecto, una infinidad de privilegios que una sociedad patriarcal nos impone desde tiempos remotos, lo que ha sido transmitido de generación en generación, formando parte de nuestra cultura y de gran parte de los hogares.

Sin embargo, estar inserto en esta sociedad no implica resignarse a ser un retrógrado que vaya por la vida jactándose de su masculinidad y menospreciando al género femenino. Nuestra naturaleza nos impide ser antipatriarcales en la totalidad del concepto, pero lo ideal es mejorar nuestro comportamiento día a día, para ser parte de la solución en lugar de un simple títere del problema.

Desde mi apreciación, lo principal es no caer en la invasión de los espacios que nuestras compañeras conforman ni aparentar estar reconstruido totalmente, cuando sabemos que eso no pasa en rasgos prácticos. Podemos crear espacios como hombres, en los que trabajemos temáticas de conversación, sacando conclusiones y posibles soluciones para los numerosos problemas que se presentan en el diario vivir, lo que puede ser colaborativo para nuestras compañeras, sin caer en sobreponerse en su lucha.

Muchas veces me he sentido avergonzado de ser hombre, por la cantidad de abusadores y acosadores que componen el género masculino. Es algo totalmente despreciable para mí y para varios compañeros que comparten mi pensamiento. Es entendible la desconfianza que existe por hacer partícipe a los hombres de ciertas actividades de mujeres, basta con informarse un poco para justificar su decisión.

Cuidar el lenguaje es otro de los factores importantes para nuestro intento de desprenderse del macho, ya que nuestra forma de expresarnos delatará nuestro pensamiento de cierta manera. A través del lenguaje se suelen normalizar ciertas situaciones que no deberían ser normalizadas (violación, acoso, abuso, hostigamiento, etc.) por lo que partiendo por nosotros mismos podemos ser un aporte, cuesta pero se puede.

Los prejuicios son múltiples para quienes intentamos eliminar el machismo de nuestras vidas, así como a los que no tienen miedo de ser femeninos en ocasiones. Te mirarán como alguien menor, con debilidad, pero es solo una venda que les pone su propia ignorancia. Esto puede ser solucionado a través de la educación, aunque es bastante difícil y es un proceso largo por el que hay que pasar.

Encubrir a tu amigo que resulta ser abusador no te hará mejor amigo, por lo que no seamos cómplices de gente que es solo un retroceso para una sociedad que intenta rehabilitarse. Eduquemos y hagamos que se tome el peso de una mala acción, sin justificar el error que pueda cometer la persona. No hay que olvidar que todos nacimos gracias a una mujer, así que debemos trabajar en nosotros mismos, para algún día, lograr desprenderse del macho.