Un réquiem, como composición musical, es una pieza escrita para honrar a los muertos. Generalmente sigue las partes de la misa de réquiem católica, incluyendo secciones como Introitus, Kyrie, Dies Irae, Offertorium, Sanctus, Agnus Dei y Lux Aeterna. Es decir que la letra utilizada en estas composiciones no es original del compositor, sino que proviene de la liturgia católica para la misa de difuntos. Cada compositor ofrece su propia interpretación musical de estas oraciones, lo que resulta en obras únicas a pesar de usar el mismo texto base. Esto explica por qué diferentes réquiems (como los de Mozart, Verdi, o Fauré) comparten secciones con los mismos nombres y textos. 

Este tipo de obras suelen ser para orquesta, coro y solistas, aunque varía según el compositor. 

Fue su última obra, dejada incompleta a su muerte en 1791. Franz Xaver Süssmayr, alumno de Mozart, completó la obra basándose en los bocetos de Mozart y en conversaciones que tuvo con el compositor antes de su muerte y esta es la versión más interpretada. Esta colaboración póstuma entre Mozart y Süssmayr ha resultado en una de las obras más impactantes y discutidas del repertorio clásico.

Süssmayr completó las partes inacabadas y compuso enteramente las secciones faltantes (Sanctus, Benedictus, y Agnus Dei). Mozart solo había completado totalmente el Introitus y Kyrie, y parcialmente otras secciones. Lo último que escribió fueron los primeros 8 compases de "Lacrimosa" y suele discutirse que también dejó un bosquejo de una fuga en el "Amén" final de esta pieza.