Remada por los ríos

Posta 1 - Iguazú - Posadas

El 14 de marzo del 2019, coincidiendo con el Día Internacional de Acción por los Ríos, partió desde Iguazú la Remada por los ríos. Esta travesía por postas pretende navegar simultáneamente los ríos Paraná y Uruguay, buscando generar conciencia sobre el cuidado del río y los peligros que lo amenazan. En Misiones fuímos un grupo de 30 palistas, convocados por el Club Náutico León Seró de Posadas, los que navegamos 350 km durante 6 días hasta alcanzar la ciudad de Posadas. Nos acompañaron tres kayakistas de Rosario que, además de participar en este tramo, llevaron la posta río abajo por aguas correntinas.

Día 1 - Tramo Iguazú - Wanda

El 14 de marzo llegamos temprano a Puerto Iguazú y nos congregamos en el puerto. Mientras los chicos del Club Seró realizaban los trámites de rigor en Prefectura, los demás participantes bajaron y acondicionaron sus embarcaciones. Un grupo de ambientalistas de Eldorado se acercó a saludarnos, aprovechando la largada para difundir la necesidad de evitar la construcciones de nuevas represas en el Alto Paraná. En este momento esta región está amenazada por los proyectos de represas sobre el río Uruguay (en Garabí y en Panambí), sobre el río Paraná (en Corpus) y sobre los arroyos Piray Guazú y Piray Miní.

Largamos la remada alrededor de las 10:30 de la mañana, con un cielo encapotado que cada tanto nos regalaba una llovizna. Luego de remar el primer kilómetro alcanzamos la confluencia del río Iguazú con el río Paraná. Continuamos remando aguas abajo entre los fuertes remolinos que se forman en ese tramo encajonado del río. Un par de chaparrones fuertes nos refrescaron y cerca del mediodía alcanzamos un pequeño saltito en la margen paraguaya, bien colorado por la tierra arrastrada por las lluvias.

Alrededor de las 14:30 alcanzamos el Salto Yasy, un hermoso salto ubicado en una reserva privada cerca de Puerto Libertad (Argentina). Este salto tiene un atractivo especial para los kayakistas ya que sólo es accesible desde el agua y constituye la mejor recompensa para los que se animan a remar este tramo del Paraná. Luego de almorzar continuamos la remada hasta alcanzar el Club de Pesca Caí-Manó de Wanda. Allí subimos las embarcaciones, armamos las carpas y nos dispusimos a disfrutar de unas riquísimas pizzas preparadas por Yael y Patricia.

Estos amigos nómadas tienen un emprendimiento gastronómico móvil llamado Amores Chef. Ellos nos acompañaron durante toda la travesía, saltando de posta en posta y cuidando de que estemos bien alimentados, con platos de primera, muy alejados de las latas de conserva con las que pensábamos sobrevivir.

  • Derecha arriba: El Salto Yasy, el principal atractivo que encontramos en el día.

  • Derecha abajo: El esquema de los 55 kilómetros recorridos.

Preparando los botes y estibando la carga en Iguazú.

El mensaje de las agrupaciones ambientalistas presente en la largada.

¡Todos al agua! Largamos la Remada por los ríos.

La rampa del Club de Pesca Caí-Manó de Wanda.

Día 2 - Tramo Wanda - Eldorado

El segundo día el río nos sorprendió con una fuerte bajante que dejó varado al Macedonio, el barco de apoyo del Club León Seró. Entre todos conseguimos llevarlo al agua y partimos desde Wanda a las 9 de la mañana.

Después de remar un rato alcanzamos la Isla Paranambú, una isla alargada de 5 km de longitud situada frente a Puerto Esperanza. En ese lugar se encuentra la planta de celulosa Arauco Argentina SA, una industria cuestionada por organizaciones ambientalistas pero que cumple un importante rol como el principal motor económico de la actividad forestal en el norte de la provincia.

Aguas abajo alcanzamos el Salto Ñacunday. Este imponente salto se encuentra ubicado en un área natural protegida del Paraguay y para contemplarlo hay que ingresar remando por el arroyo Ñacunday. Sus aguas estaban teñidas de rojo debido a las lluvias y a la actividad agrícola intensiva que diferencia al Paraguay de Misiones.

Continuamos remando hasta alcanzar el Paso Fantasma, una zona famosa donde el río se estrecha y forma varias curvas cerradas bordeadas por costas de piedra. En este punto la corriente obligó a los palistas a remar en una fila estrecha zigzagueando a través de un pasillo de remolinos y borbotones.

La lluvia nos acompañó durante todo el día. A la tarde paramos para almorzar en un arenal. Luego de tomar unos mates continuamos la remada, pasando Puerto Mado y cruzando otro paso estrecho en la Isla Parehá.

Hacia el final de la tarde pasamos la desembocadura del arroyo Piray Miní y llegamos al Club Náutico de Eldorado, donde nos ofrecieron un buen lugar para ubicar las carpas bajo techo, en previsión de la lluvia anunciada para la noche.

  • Izquierda arriba: Sofía, kayakista de Rosario, llegando al Salto Ñacunday.

  • Izquierda abajo: El esquema de los 70 km recorridos durante el segundo día.

El Macedonio varado en Wanda.

Cruzando frente a la planta de celulosa.

El Salto Ñacunday.

Los botes dispuestos para pasar la noche en el Náutico de Eldorado.

El video que resume los primeros dos días de la travesía.

Día 3 - Tramo Eldorado - Puerto Rico

En el tercer día se sumaron en Eldorado dos participantes más, Corina y Ramón. Luego de un buen desayuno y unos mates partimos a las 9 de la mañana rumbo a Montecarlo. Enseguida cruzamos la confluencia del arroyo Piray Guazú con el Paraná. Luego pasamos frente a la planta de la ex Celulosa Argentina, ubicada en Puerto Piray. Aunque actualmente se encuentra parada, esta industria arcaica emplea un proceso ácido mucho más contaminante que el utilizado por las plantas modernas, emitiendo efluentes al río y dióxido de azufre a la atmósfera.

Hacia el final de la mañana cruzamos frente al Club de Pesca de Montecarlo, donde se estaba organizando un concurso de pesca para las primeras horas de la tarde. Por suerte ya no estaríamos en la zona en el momento de la largada. Unos kilómetros más abajo cruzamos la Isla Caraguatay, una pequeña montaña cubierta de selva que divide en dos al río. Allí aprovechamos para hacer una parada y tomar unos mates antes de continuar la remada.

Unos kilómetros más abajo nos cruzamos con el primer tren de barcazas paraguayas que vimos en la travesía. Navegaba río arriba propulsado por un remolcador. Nos arrimamos a la orilla y lo vimos pasar a media máquina, un gesto importante porque las olas que provoca normalmente podrían complicarnos la navegación. Allí también cruzamos por la zona en la que se forma el Vairuzú, un remolino legendario que en esta ocasión no pudimos ver. En el Club de Pesca Parana-i Guazú hicimos una parada para almorzar, justo en la desembocadura del arroyo Paranay.

A la tarde continuamos remando los kilómetros restantes, cruzando la boca del arroyo 3 de Mayo (donde se encuentra la famosa Gruta India) y del arroyo Garuhapé. En estos últimos kilómetros se desató una fuerte lluvia que nos acompañó hasta la llegada al Club de Pesca de Puerto Rico, donde nos facilitaron unos quinchos para armar las carpas y pasar la noche.

  • Derecha arriba: Paredones de piedra en la Isla Caraguatay.

  • Derecha abajo: Los 65 km recorridos en el tercer día de la travesía.


Desayunando en el Club Náutico de Eldorado.

La largada en Eldorado.

La Isla Caraguatay.

Se nos viene una tormenta encima.

Día 4 - Tramo Puerto Rico - Santo Pipó

El cuarto día de la travesía amaneció y terminó lluvioso. Partimos a las 8 desde Puerto Rico luego de conseguir luz verde de Prefectura. Remamos a buen ritmo, cruzamos frente a la planta de celulosa de Papel Misionero en Puerto Mineral. Luego vimos la desembocadura del arroyo Cuña Pirú. Pasado el mediodía paramos a almorzar en la costa a la altura de Oasis.

A lo largo de este tramo comenzamos a observar los efectos del embalse de Yacyretá: un paulatino estancamiento de la corriente del río y una franja de tierra visible en algunos sectores de la costa producto de descenso del nivel del lago en los últimos años.

Hacia el final de la tarde arribamos con lluvia a Santo Pipó, donde ubicamos la mayor parte de las carpas en la galería de la casa de los encargados.

  • Izquierda arriba: Remando bajo el cielo encapotado.

  • Izquierda abajo: Los 70 km recorridos durante el cuarto día.

La salida desde el Club de pesca de Puerto Rico.

El Macedonio acompañando y brindando seguridad en la travesía.

Corina y Toto recorriendo la orilla cerca de Oasis.

El Club de pesca de Santo Pipó, donde pasamos la noche.

El video que resume el recorrido entre Eldorado y Santo Pipó.

Día 5 - Tramo Santo Pipó - San Ignacio

La distancia prevista para el quinto día era de solo 35 km. El día amaneció con lluvia y el tiempo recién se compuso después del almuerzo. Cuando tuvimos luz verde partimos hacia San Ignacio, remando por un río que a esta altura ya corre mucho más lento.

En este tramo cruzamos frente a una isla, vimos un tren de barcazas y un barco arenero. En las costas se pudo observar el efecto del embalse, con gran cantidad de árboles secos y zonas inundadas con vegetación baja.

Con las últimas luces del día llegamos a San Ignacio, donde Marcelo Benítez (uno de los precursores de la actividad náutica deportiva en Misiones) nos dió la bienvenida a la Playa del Sol.

  • Derecha arriba: Las costas cubiertas de monte en la zona de San Ignacio.

  • Derecha abajo: El recorrido de 35 km realizado durante el quinto día.


El almuerzo que disfrutamos antes de iniciar la remada.

En este tramo corto aprovechamos para disfrutar camaloteando.

Los barcos areneros que trabajan cerca de San Ignacio.

Anochece mientras llegamos a la Playa del Sol en San Ignacio.

  • Arriba: Parte del grupo frente al Peñón del Teyú Cuaré en San Ignacio.

  • Abajo: Los 50 km recorridos durante el último día.

Día 6 - Tramo San Ignacio - Posadas

El sexto día el río amaneció cubierto por una espesa niebla. Disfrutamos de un buen desayuno y estiramos los mates hasta que se despejó un poco la niebla y nos autorizaron la salida. Metimos los botes al agua y remamos hasta el Peñón del Teyú Cuaré, donde sacamos una de las fotos más representativas de esta travesía por Misiones.

Al abandonar la zona del peñón comenzamos a ver en la lejanía la Cruz de Santa Ana, una monumental cruz metálica construida sobre un cerro. La volvimos a ver varias veces durante el día. La dejamos atrás al cruzar Candelaria e ingresar a un tramo del río ancho, totalmente represado, por el que remamos hasta el puente Posadas - Encarnación.

Luego de bordear la costanera de Posadas escoltados por Prefectura, ingresamos a la bahía de El Brete y finalmente arribamos al Club Náutico León Seró. Allí nos recibió la gente del club, entusiastas del kayakismo de Posadas y gente de los medios.

Aquí finalizo la posta misionera de la Remada por los ríos. Sin embargo, los kayakistas de Rosario, Sofía, Toto y Carolina, partieron al día siguiente llevando por tierra sus botes hasta Ituzaingó. Desde allí comenzaron a remar la siguiente posta acompañados por gente de Chaco y Corrientes. La ola generada en Iguazú continúa bajando el Paraná para hacerse oír en cada lugar donde lleguen sus participantes.

El Macedonio esperando que se levante la niebla en San Ignacio.

Remando frente a los peñones de San Ignacio.

Un camalote para disfrutar del sol.

Helena arribando a Posadas.

El video que resume el tramo Santo Pipó - Posadas.

Participar de la Remada por los ríos acompañando durante la primera posta en Misiones fué una experiencia espectacular que nos permitió conocer de punta a punta nuestro río Paraná. Los participantes conformaron un grupo con personalidades y filosofías muy heterogéneas, unidos en esta actividad por su amor al río y por el objetivo de poner en relevancia la necesidad de su conservación.

Nuestros ríos están sufriendo amenazas en distintas escalas. Por una parte, los emprendimientos hidroeléctricos hacen peligrar el equilibrio del río, las características del paisaje y el futuro de toda la población de los pueblos costeros.

Por otro lado, la enorme cantidad de basura generada en la triple frontera y en las ciudades y pueblos de Misiones está contaminando rápidamente el río. Los envases, bolsas, y embalajes flotan sobre la superficie y también navegan en profundidad. Generalmente los encontramos depositados en las orillas, entre la vegetación, en las playas y en los remansos. Curiosamente, en esta travesía tuvimos la suerte de encontrar el Paraná relativamente limpio, probablemente debido a que el nivel estaba un poco más alto que en semanas anteriores.

El acercamiento de la comunidad al río es fundamental para generar conciencia sobre su cuidado. En este sentido, el desarrollo de actividades náuticas de todo tipo permite que la población disfrute del río, lo conozca, lo valore y aprenda a cuidarlo. De esa forma todos los amigos del río pueden actuar como custodios y difusores de su conservación. Estas travesías autoconvocadas, realizadas de forma responsable y con todas las medidas de seguridad necesarias, son un antecedente con un efecto multiplicador para el uso responsable y el cuidado de nuestros ríos.


Eduardo Hildt

Kayakista de Eldorado, Misiones.eduardohildt@gmail.com