Introducción

Blog Número 1: El Día Nacional de Las Tierras Públicas

El sábado 25 de septiembre, fue el Día Nacional de Las Tierras Públicas. Lo pasé en un sitio espectacular (realmente, el lugar perfecto para la ocasión), el área recreativa de Quebrada Grande en el Bosque Nacional El Yunque, con muchos otros miembros de las comunidades locales. Disfruté de una celebración que incluyó varias charlas educativas, el mantenimiento del área recreativa, la terapia de “forest bathing”, la música y voz de Aurea Moragon, y una donación de árboles auspiciada por Para la Naturaleza.

El día comenzó con las presentaciones de representantes del Servicio Forestal y el equipo de trabajo de la Fundación Amigos de El Yunque quienes convergen de diferentes formas y conectan al bosque, incluso una demostración de la medida de árboles por Chris Nytch, líder de proyecto de la Fundación Amigos del Yunque, que requirió un voluntario para medir al árbol con una cinta métrica, que testificó el gigantesco tamaño de las torres forestales. Luego, nos pusimos guantes, enrollamos las mangas, y tomamos brochas para pintar el borde del estacionamiento (a la izquierda), en una tarea que fue agotadora pero que valió la pena, resultando en una transformación del sitio, desde un espacio con paredes relativamente descoloridas (salvo de un mural espectacular en el edificio de los baños) hasta un ambiente con una amalgama muy cautivante de amarillo, blanco, y azul. Después, nos relajamos con una terapia de bosque guiada por Michelle López de Corazón Latino, antes de que el día concluyera con la interpretación sing-along en qué Aurea Moragon, con su voz espléndida, y los hijos de algunos de los líderes, fueron los protagonistas (a la izquierda).

En realidad, lo más memorable del día fue la sensación palpable de orgullo que fluía por los anfitriones y los invitados, por el bosque y todo lo que éste proporciona para la gente de la isla. En un momento muy profundo, que concluyó la terapia de bosque por Michelle López, todos juntos en un círculo y nos turnábamos diciendo observaciones sobre el paisaje, cada persona habló de cada aspecto en una manera que implicaba que la pregunta debería haber sido, "¿De que estás agradecido del bosque?” en lugar de “Qué observas?”, tanto fue el cariño de la gente por el bosque. Además, mi sensación fue que nadie ahí, ni siquiera los más jóvenes, era inconsciente de la responsabilidad que tenemos todos para preservarlo. En realidad, el bosque beneficia a los seres humanos, amortiguando el impacto de vientos poderosos, secuestrando el carbono para disminuir los efectos del calentamiento global, y ofreciéndonos un santuario durante una época llena de estrés. Además, el bosque beneficia a la vida salvaje, albergando una variedad de animales, plantas, y hongos, muchos de los cuales son endémicos (sólo pertenecen a esta parte del mundo). Para todos los que valoran este mundo silvestre, y todos los que prefieren un clima relativamente habitable, aun las acciones más sencillas para proteger este ambiente son esenciales.