Compilación
Hernel Pérez Concepción
Mayra San Miguel Aguilar
© Colectivo de autores, 2023
© Sobre la presente edición:
Editorial La Mezquita, 2023
ISBN 978-959-7200-66-6
LA MEZQUITA
Tamaño: 872kbps
Páginas: 236.
Se trata de una compilación de once artículos en los que sus autores, a través de un manejo riguroso de las fuentes, exponen su visión de un hecho que definió el inicio de la Guerra Necesaria, el alzamiento del 24 de febrero de 1895.
Una fecha gloriosa y a la vez controvertida en la historia de nuestras guerras de independencia. Las miradas aquí expuestas logran un enfoque sistémico del acontecimiento.
Ubica a los revolucionarios orientales en la jerarquía histórica que merecen en cuanto a estos hechos. Del mismo modo, profundiza en el fracaso de los alzamientos en el occidente, saca a la luz la participación de regiones hasta ahora silenciadas por la historiografía y demuestra que a lo largo de la Isla los independentistas se preparaban para reiniciar la lucha contra España al llamado de Martí. Miradas al 24 de febrero de 1895 convoca al debate y la indagación que contribuyan a desentrañar las complejidades de tamaño esfuerzo libertario.
PENSANDO LA REPÚBLICA
Investigación
Compilador: Hernel Pérez Concepción
© Colectivo de autores, 2022
© Sobre la presente edición:
Editorial La Mezquita, 2022
ISBN 978-959-7200-54-3 (E-book)
172 páginas
Tamaño: 756kb
A modo de presentación
Los estudios sobre la República neocolonial, mediatizada —o simplemente, burguesa, de acuerdo al modo en que queramos conceptualizarla—, necesitan nuevas miradas que nos acerquen a comprender la actuación de individuos y el desarrollo de procesos de nuestro devenir histórico. Precisamente, con el objetivo de aportar novedad y profundidad a las visiones sobre este tema, se unieron varios historiadores procedentes de universidades y centros de investigación de nuestro país, predominando los de la región oriental.
En esta aproximación a la República convergen estudios sobre figuras escasamente abordadas en nuestra historiografía actual.
Algunas de estas mostraron significativos vínculos patrióticos y revolucionarios; otras constituyen personalidades de perfil más conservador, pero todas tienen en común el pensar la república que debíamos construir luego de la independencia de España.
Independencia que, como es conocido, en 1898 fue fracturada por la intervención estadounidense.
Inicia el libro un trabajo concebido por el profesor de la Universidad de Oriente, Yamil Sánchez Castellanos: “Rafael Portuondo Tamayo y el Partido Provincial Gestor de Oriente: una expresión del antimperialismo en Santiago de Cuba en los primeros años de la República”. En este trabajo se muestra un intento de construir un partido en los momentos en que estos organismos hacían su orto en la futura república, desde una perspectiva antimperialista afín con los intereses de la nación cubana.
Por su parte, Israel Escalona Chádez y Damaris A. Torres Elers presentan: “Leonardo Griñán Peralta: el ejercicio intelectual en el debate del tema racial en la Cuba neocolonial”, donde los autores examinan la obra de Griñán Peralta con el propósito de llamar la atención sobre la manera en que el historiador utilizó su labor intelectual para reflexionar sobre los avatares de la nacionalidad, en particular, sobre el problema racial, al cual dedicó esfuerzos con el fin de eliminar la discriminación.
El trabajo “José Antonio González Lanuza: pensar la República cubana desde el magisterio y el derecho”, de los profesores de la Universidad de Holguín, Leidiedis Góngora Cruz y Paul Sarmiento Blanco, nos introduce en la visión del biografiado sobre la fundación de un nuevo país tomando como punto de vista el magisterio y el derecho, para él pilares en la formación del individuo que debía vivir en la república de reciente aparición. De los mismos autores es el texto “Antonio Sánchez de Bustamante y Sirvén: pensar la República desde la jurisprudencia”, este nos acerca nuevamente a un personaje republicano controversial, quien desde su labor como jurista en instituciones nacionales e internacionales buscó recrear una república de acuerdo a los intereses de la burguesía que representaba.
Por su parte, Jorge Renato Ibarra Guitart —investigador del Instituto de Historia de Cuba—, en su artículo “Cosme de la Torriente, actor político de primer orden en las alternativas al régimen de Gerardo Machado” nos adentra en el accionar de un mambí en la República. Este autor se centra en la postura antireeleccionista de Cosme de la Torriente, demostrada frente a la que, enmascarada, llevó a cabo Gerardo Machado con el fin de mantenerse en el poder.
Además, Ibarra Guitart nos valora la postura asumida por Cosme en el “proceso mediacionista”, y con ello la salida que ofrecieron los sectores conservadores de oposición: la política de “Buen Vecino”.
El investigador de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos y profesor de la Universidad de las Artes (filial Holguín), Hernel Pérez Concepción, nos aproxima al proceso constitutivo y a la evolución, en sus primeros años, del partido auténtico en la provincia holguinera donde tuvo trascendencia. Revela tendencias, como la corrupción político-administrativa desde sus orígenes, que durante los llamados Gobiernos Auténticos carcomieron los cimientos republicanos.
“El autenticismo holguinero entre 1934 y 1944”, continúa la tradición del autor sobre los estudios locales en su relación con lo nacional, en particular las luchas políticas en la etapa.
“Juan Marinello Vidaurreta: una manera de pensar y actuar en la República”, de Andria Torres Guerra, es un texto que forma parte de su tesis doctoral en filosofía; la profesora de la Universidad de Ciencias Médicas holguinera nos acerca a la rica vida cultural y política de Marinello. Subraya cómo la militancia marxista del intelectual le conduce por los derroteros de una comprensión “objetiva de la realidad latinoamericana”, de la dependencia cultural a las influencias estadounidenses y de la necesidad de explorar sendas autóctonas que se hinquen en las raíces más profundas de lo latinoamericano y que para nuestra Isla se expresa en la cubanía.
Sin lugar a dudas, la compilación que presentamos favorecerá, por su frescura y novedad, a la comprensión de las complejas circunstancias en que se erigió la República después de frustrado el proyecto martiano de independencia y nación.
MEMORIAS DESDE EL SUR
Sangermanenses en la guerra de Angola
Víctor Alejandro Aguilera Nonell
Victor Alejandro Aguilera Nonell, 2022
© Sobre la presente edición:
Editorial La Mezquita, 2022
ISBN 978-959-7200-53-6 (E-book)
151 páginas
Tamaño: 1,109kb
Palabras al lector
Cuando el 27 de mayo de 1991, el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, general de Ejército Raúl Castro Ruz proclamó en el Cacahual la conclusión victoriosa de la Operación Carlota, el autor de este libro tenía apenas seis años de edad y cursaba la enseñanza preescolar.
Como es lógico, con esa edad le era imposible atesorar recuerdos personales de aquellos momentos trascendentales en la historia de su país. Tampoco a lo largo de los años de estudio, al recibir las clases de Historia de Cuba en los diferentes niveles de enseñanza, pudo adentrarse en el análisis político-militar de la participación cubana en la guerra de Angola, pues esta temática solo fue mencionada en escasos momentos como parte de la política exterior del país. Diversas fueron las causas de la omisión, las que dieron paso a un vacío importante de conocimiento, que solo ha podido ser subsanado con largos años de estudio e investigación.
La participación de 337 033 combatientes cubanos,1 de ellos 1 686 pobladores del municipio holguinero Urbano Noris,2 localidad donde residía el autor, ha quedado a lo largo de los años reducida al recuerdo de los protagonistas y sus familiares más allegados, situación que se extiende por todo el país. A nivel poblacional, la guerra se presenta como un conglomerado de anécdotas, vinculadas en su mayoría con acciones combativas y los encuentros con la naturaleza y la fauna salvaje, en muchos casos alejados de la realidad objetiva, distorsionando la visión general y reduciendo la importancia de la misión.
Para un joven investigador de las ciencias históricas el descubrimiento de una temática poco estudiada dentro de la historiografía político-militar, como es el caso de la vida cotidiana de los combatientes cubanos en la guerra de Angola, se convierte en un elemento de incalculable valor y un importante reto a enfrentar. Tal posibilidad permite, de un lado, estudiar las particularidades de la guerra por sus implicaciones sociales y humanas, como complejo fenómeno en la totalidad de sus momentos, y, del otro, desentrañar historias que ayudan no solo a comprender y explicar el pasado reciente en toda su dimensión; también, a valorar mejor a las personas que nos rodean y que han formado parte de la historia nacional e internacional, a su vez, sacarlos del anonimato situándolos en el lugar que merecen.
La participación en un evento local de historiadores en el poblado de San Germán, en junio de 2006, permitió que el entonces estudiante de segundo año de la carrera de Licenciatura en Historia, y hoy autor de este libro, pudiera escuchar por primera vez, en voz de sus protagonistas, las historias de un grupo de jóvenes que en 1977 dieron su disposición a cumplir misión internacionalista y partieron hacia Angola como integrantes de una batería de la defensa antiaérea, a la cual le correspondió la misión de proteger importantes territorios en el sur del país africano y enfrentarse directamente a los sudafricanos en el combate de Cassinga, el 4 de mayo de 1978.
Por diversas razones la historiografía nacional no ha analizado con profundidad esta acción, la cual condujo a la máxima dirección política y militar de nuestro país a tomar decisiones trascendentes que influyeron en el futuro de la colaboración.
Los protagonistas de los hechos antes mencionados, los podemos encontrar en diversas localidades de nuestro país, pero en San Germán, cabecera local del municipio Urbano Noris, radica la casi totalidad de los integrantes de la Primera Batería de la Defensa Antiaérea, posiblemente, la única unidad a lo largo de la guerra, en la que sus miembros provenían de un solo territorio. Para estos hombres que escribieron páginas gloriosas de arrojo, heroicidad y sentido del deber en Angola, el tiempo no ha podido barrer de sus memorias las difíciles circunstancias de la guerra, menos aún, truncar el compromiso y la tradición de conmemorar el 4 de mayo, y rendir tributo al compañero Alfredo Barea Franco, caído en esa fecha.
Desde el comienzo, la motivación marcó la pesquisa. Varios años de estudio han permitido entrevistar a los protagonistas, revisar documentos personales y oficiales, estos últimos de muy restringido acceso, extraer información de libros, revistas y periódicos escritos en Cuba y en el extranjero y confrontar las visiones de diversos investigadores; examinar mapas, croquis, fotografías y adentrarse en el Arte Militar, materia no estudiada por motivos obvios en la Universidad. El camino ha sido largo y no exento de obstáculos que en momentos parecieron infranqueables; solo el apoyo y el aliento de personas muy allegadas y la perseverancia, permitieron la conclusión exitosa del proyecto. La terminación, desde el inicio, ha sido un compromiso con los protagonistas, sus familiares, el pueblo de San Germán y todos cuantos se interesan por el conocimiento de la historia más reciente.
1 Piero Gleijeses: Visiones de libertad. La Habana, Washington, Pretoria y la lucha por el sur de África (1976-1991), tomo II, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2015, p. 442.
2 Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana: Documento “30 Aniversario de Lucha y de Victoria” (diciembre de 1975 a diciembre de 2005), Urbano Noris, 2005.
HOLGUÍN EN REVOLUCIÓN
Medio siglo de historia
Mayra San Miguel Aguilar
Investigación
© Mayra San Miguel Aguilar, 2022
© Sobre la presente edición:
Editorial La Mezquita, 2022
ISBN 978-959-7200-52-9 (E-book)
182 páginas
Tamaño: 633kb
Introducción
La idea de escribir una historia nacional, inclusiva de las regionales, es un empeño en Cuba desde el primer Congreso Nacional de Historia en 1942.
No obstante, la presencia de la tradición historiográfica local en las historias generales publicadas ha resultado insuficiente, y tal circunstancia es explicable debido al fatalismo regionalista, la calidad de las escasas historias locales producidas hasta este momento y el estigma negativo que ha existido sobre los estudios regionales y locales considerados menores.
Un verdadero impulso renovador se suscitó después de 1959. El llamado de Fidel, en 1968, a estudiar la historia patria, la profesionalización de la historia, el movimiento de activistas de esta disciplina y el proyecto de elaboración de las historias municipales y provinciales cambiaron el panorama historiográfico cubano. Generaron un amplio movimiento de reafirmación identitaria desde lo local-regional en el contexto nacional. Sin embargo, persisten las tendencias nacionales, el privilegio temático hacia la historia temprana, la política ajustada a los períodos de guerras de independencia y hacia la lucha insurreccional. Aunque, se incursiona en estos cometidos, son escasas las publicaciones sobre las etapas de la República y la Revolución.
Esta última es soslayada por la mayoría de los historiadores, entre otras razones: por temor a caer en la monotonía y la simpleza del discurso político, no es valorada la riqueza de su complejo proceso, colmado de rupturas y continuidades, objeto de correcciones y costos en su ascenso. Por consiguiente, su exposición demanda objetividad desde su lógica y racionalidad, sin apologías; pues no está exenta de fallas e
insuficiencias. El estudio de la Revolución en el poder urge rastrearlo en sus expresiones más concretas, en las regiones, en las localidades donde tuvieron y tienen lugar la base de las transformaciones, y en las que afloran sus matices.
Desde la década de los noventa inició en el país un interés por abordar los temas de la Revolución en su proceso más hondo, el camino por transitar aún es largo, porque:
[…] falta, sobre todo, una mirada crítica que no parta sólo (sic) de las presiones del revés del instante, sino que lo vuelva a escrutar todo desde la distancia histórica.
Una mirada que capitalice también el aprendizaje de las etapas que le siguieron, y de los reveses que habríamos de padecer después.1
En la provincia de Holguín es loable el esfuerzo historiográfico por acortar la brecha entre los estudios de la Revolución y las etapas anteriores, pero resulta insuficiente, pues los textos publicados refieren hechos o procesos muy puntuales. Tales son los casos de: La lucha contra bandidos en Holguín (2005), de un colectivo de autores, donde se ubican las bandas contrarrevolucionarias en el territorio provincial, y describe el enfrentamiento a las mismas hasta su liquidación en 1966. De Ventura Carballido: Génesis profunda (2008) realiza un recorrido histórico sobre el desarrollo de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en la región, sus principales cambios estructurales, así como el protagonismo de la organización en las tareas revolucionarias; Y los cachorros mordieron (2013) es un homenaje al equipo de beisbol holguinero campeón de la 45 Serie Nacional de ese deporte, también a las peñas deportivas y la afición que los apoyó, El Batallón 108 (2014)
resalta, a través de testimonios, los avatares de esta unidad de combate desde su formación y enfatiza en su enfrentamiento al bandidismo en el Escambray.
Estudios sobre desarrollo local, innovación social y género (2008), de un colectivo de autores, agrupa un conjunto de trabajos de corte sociológico, con un sustento histórico social, sobre las problemáticas de género, procesos de desarrollo, entre otros, en la actualidad, algunos de ellos dedicados a comunidades de la localidad. De carácter testimonial son los títulos Camilo en Antilla (2013) y Crisis de Octubre. Península del Ramón (2016) ambos de Oscar Larralde, donde relata los hechos a partir de su experiencia y la de sus compañeros de trinchera en ese municipio holguinero. Por su parte, William Yero Peña, autor de Historia del servicio eléctrico en Holguín (2015), revela una enjundiosa investigación sobre los orígenes de ese servicio en la ciudad y el posterior desarrollo en el territorio provincial, hasta llegar a los beneficios de la Revolución Energética. Protestantismo y Revolución en Holguín: ensayo de historia inmediata (2015) de Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández, ofrece la complejidad en las relaciones de la Revolución con esa denominación religiosa hasta 1999, a partir de la reacción ante las principales políticas públicas implementadas.
Fidel Castro como una espada reluciente (2016), de los periodistas María Julia Guerra y Rubén Rodríguez, compila artículos sobre las visitas del Comandante en Jefe a Holguín, los discursos pronunciados, etcétera. En su segunda edición (2017) recoge el paso de sus restos por territorio holguinero.
El libro continúa la idea de Fidel en Holguín (1984), compilación dirigida por Hiram Pérez Concepción.
De la autora del presente libro cuentan: La Reforma Agraria en Holguín 1959-1961, (2006) el que asume la aplicación de la Ley Agraria como un proceso, con sus peculiaridades, los conflictos generados y los cambios en la estructura agraria de la provincia; por su parte, 30 años de poder del pueblo (2008) sistematiza la dinámica del sistema político cubano, desde 1959 hasta el año 2008, en un territorio de gran complejidad demográfica y económica como es la región holguinera. En otras publicaciones aparecen capítulos dedicados a la etapa, en: Síntesis histórica municipal Holguín (2011), “La Revolución en el poder: 1959 al año 2000”, ofrece una visión de los cambios ocurridos en el territorio como consecuencia de las políticas públicas. En Breve historia de la administración estatal en Holguín (2008), un compendio de artículos donde se transita desde las primeras casas de gobierno de la ciudad hasta los órganos Locales del Poder Popular, recuperando aspectos importantes de la vida política y civil del municipio, se incluye “Breve estudio del Gobierno Revolucionario en Holguín, 1959-2005”, el cual brinda las principales transformaciones experimentadas por el gobierno local.
Asimismo, en Holguín la tierra más hermosa… (2008), el artículo “Holguín: 1959-2000” subraya los hitos del desarrollo económico, político y social de la provincia.
Con todo, el presente estudio intenta ofrecer un recorrido histórico por la etapa de la Revolución en el poder en la provincia de Holguín, en el período 1959 al 2010.
La sistematización de ese conocimiento es nuestro mayor interés y ponerlo al servicio de los lectores, en particular de los jóvenes, necesitados de conocer a través de la ciencia histórica el significado de la Revolución Cubana, desde su obra, en uno de los territorios más complejos del país.
Cada temática abordada, puede motivar polémica, pero también, incentivar proyectos de investigación profundizadores, lo cual es una gran aspiración, porque aquí solo exponemos la historia en las páginas posibles, aunque, tratamos de atender la perspectiva holística del proceso más sustancial e intenso del devenir cubano.
En el tópico “Rupturas y transformación revolucionaria” afloran aristas de los años iniciales, poco conocidas o estudiadas, la toma del poder político y su conflictividad, los cambios cardinales a partir de la aplicación del programa del Moncada, así como su impacto en la sociedad y economía holguineras en medio de la lucha de clases, la formación de una nueva civilidad partícipe de las transformaciones y la preparación para una etapa superior.
“Establecimiento y desarrollo del socialismo cubano” trata puntualmente el tema de la conformación del sistema socialista, en medio de las tensiones internas y externas, el camino de la unidad revolucionaria y la integración de la vanguardia política. Los obstáculos, fallas y superaciones en la búsqueda de un modelo propio del socialismo con expresión local. Temas, hasta hace poco tabú, entre otros motivos, por la contemporaneidad de sus protagonistas y por el consabido “no hacer el juego al enemigo”, elementos que a la larga retardaron las investigaciones del proceso revolucionario.
“Desarrollo y reajustes en el modelo socialista cubano. 1975-1990” se acerca a la Institucionalización de la Revolución, a los esfuerzos por la creación de la BTM del socialismo desde las posiciones del socialismo soviético, dentro de ese contexto la cooperativización de la tierra, los logros sociales a pesar de las insuficiencias, las que condujeron a la renovación del modelo cubano de socialismo.
Se introduce el impacto de “La crisis de los años 90 en Holguín”, y cómo se enfrentó por el gobierno y el pueblo.
“Desafíos del socialismo cubano en el siglo XXI” expresa el acompañamiento del pueblo holguinero en la profundización de un socialismo más humano y sostenible como alternativa de desarrollo. Otros aspectos de interés como “Población y movimiento migratorio”, “Solidaridad e internacionalismo” y “La cultura revolucionaria”, completan la presente panorámica histórica de Holguín Pese a los escasos estudios publicados sobre el período, la dispersión de las fuentes, la diacronía de las estadísticas, la destrucción negligente de documentación, el hecho de que las historias municipales escritas no logran articular la etapa como merece, entregamos Holguín en Revolución.
Medio siglo de historia, con el deseo de contribuir a justipreciar la obra revolucionaria, reforzar los valores patrióticos y la identidad holguinera.
1 Aurelio Alonso Tejada: En Prólogo a Marxismo y Revolución, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006, p. 13.
Clic para descargar
Comprender la historia 3
Colectivo de autores
Compilación
Mayra San Miguel Aguilar
© Colectivo de autores, 2022
© Sobre la presente edición:
Editorial La Mezquita, 2022
ISBN 978-959-7200-51-2 (e-book)
267 páginas
Tamaño: 1,211kb
A modo de Introducción
El presente volumen confirma la pertinencia de abrir la serie Comprender la Historia. Visión múltiple desde Holguín, suscrito por el sello editorial La Mezquita, de la Unión de Historiadores de Cuba con sede en Holguín. Esta tercera entrega agrupa los resultados de proyectos investigativos de historiadores holguineros presentados en el XXIII Congreso Nacional de Historia, celebrado en la ciudad de Bayamo, Granma, del 15 al 17 de abril de 2019. La mayor cantidad de ponencias aprobadas a la filial holguinera desde su fundación, para un encuentro de este nivel.
Como parte de las actividades por el Bicentenario del natalicio de Carlos Manuel de Céspedes y el 60 aniversario del triunfo de la Revolución cubana se desarrolló el encuentro científico más importante de este gremio en Cuba. En consecuencia, la convocatoria recogió como líneas temáticas:
• El proceso de formación de los Estados nacionales. El Estado nación.
• Las luchas por la independencia y liberación nacional en Cuba entre 1868 y 1958.
• Problemas teóricos y metodológicos de la investigación y la enseñanza de la Historia.
• Revolución cubana: procesos culturales, relaciones internacionales e internacionalismo.
Si bien la selección realizada distingue las fortalezas, también alerta sobre aspectos necesitados de mayor intencionalidad.
Pues, la mayoría de los trabajos responden a las dos primeras líneas convocadas. En el conjunto presentado destaca la procedencia predominante del municipio cabecera asentado en dos focos, la Universidad de Holguín y el sector de la Cultura, en particular, de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos. La hondura de las exposiciones y valoraciones se encuentra validada en la adecuada utilización de las fuentes, métodos y perspectivas.
El proceso de formación de los Estados nacionales. El Estado nación es ampliamente tratado, tributan a esta temática estudios sobre el componente aborigen y sus remanentes indios, presentados desde la región de Sagua de Tánamo y la existencia de una familia india en el Holguín colonial. También se expone una polémica tesis sobre la fundación criolla del pueblo holguinero.
Lo económico en el proceso nacional, durante los siglos XVIII y xix en la isla de Cuba, está presente en la valoración del accionar de las órdenes religiosas en el espacio rural, como consecuencia directa del crecimiento económico y demográfico de la sociedad criolla, lo cual nos permite comprender el grado de participación de la Iglesia en la sociedad colonial. Asimismo se expone desde el desarrollo histórico e historiográfico, la pervivencia y funcionalidad de las estructuras económicas no plantacionistas en la primera mitad del siglo xix, momento cumbre del proceso de formación nacional cubano, cuando se instauraba la plantación esclavista como modelo de desarrollo socio-económico.
El aporte del pensamiento generado por intelectuales y políticos de diversas posiciones, corrientes filosóficas y dimensiones humanas, durante una de las etapas más críticas de la formación nacional cubana, se aprecia en trabajos enjundiosos como los dedicados a controversiales figuras como Alberto Lamar Schweyer frente al debate nacional y Cosme de la Torriente y Peraza en su labor diplomática por el derecho Internacional, a la larga, representantes del pensamiento oligárquico. Pero además, el destinado a Jesús Castellanos, quien se mostró como heredero e integrador de lo más puro de la tradición de la filosofía electiva, considerado portador de un electivismo crítico, afincado en la realidad nacional.
En esta cuerda, se analizan las principales expresiones del pensamiento antinjerencista cubano, a través de la revista Cuba Contemporánea, esencial tribuna literaria hasta la tercera década republicana.
Las luchas por la independencia y liberación nacional en Cuba entre 1868 y 1958, están representadas por estudios que revelan análisis novedosos y sistematizadores sobre temas, algunos de ellos, aparentemente trillados por la historiografía nacional. Tal es el caso de las valoraciones sobre la figura de Carlos Manuel de Céspedes, el contexto, las actuaciones individuales y colectivas que se movieron alrededor de las muchas ascensiones y destituciones del Padre de la Patria. La visión martiana sobre el federalismo, despojada de todo dogmatismo, nos presenta una arista del pensamiento martiano poco explorado, y lo descubre a partir de las reflexiones martianas expuestas en sus escritos tempranos hasta la madurez del análisis de la confederación americana. Otro trabajo devela la especial conexión ideológica que se estableció entre Calixto García Íñiguez y su ayudante Cosme de la Torriente y Peraza, así como la posición de ambos ante cruciales acontecimientos ocurridos en 1898, como la intervención imperialista y los vaivenes del pensamiento republicano cubano dentro del mambisado. La figura de Calixto y la actuación de holguineros en la guerra del 95, aparecen ubicados en la jerarquía histórica que merecen, a partir de la crítica historiográfica a la obra Revolución, hegemonía y poder. Cuba 1895-1898, un ejercicio intelectual poco frecuente en nuestro ámbito.
De la etapa de lucha definitiva por la liberación se muestra una valoración del MR-26-7 en la provincia de Holguín en su integralidad, a través de su proceso fundacional, con sus antecedentes y desarrollo hasta 1958, composición social, características territoriales y principales acciones.
Los aportes referidos a los problemas teóricos y metodológicos de la investigación histórica y la enseñanza de la Historia, tienen su expresión en propuestas metodológicas que buscan estimular el interés por la historia Patria, con ello elevar la comprensión de procesos y hechos por parte de estudiantes de la educación superior.
En esta dirección aparecen trabajos sobre el acercamiento a la lucha insurreccional en el Cuarto Frente Oriental a través de la producción historiográfica local. Una selección de documentos históricos sobre la diplomacia cubana republicana entre 1902 y 1958, busca despojar la parcialidad en su tratamiento. De particular interés resulta la propuesta
de una alternativa holística en la educación superior, frente al desmontaje de la Historia de Cuba, que contribuye a esclarecer las premisas de esta estrategia imperialista y reforzar valores identitarios en los educandos.
Por último, en la temática la Revolución cubana: procesos culturales, relaciones internacionales e internacionalismo, aparece reflejada la labor de los museólogos holguineros en la consolidación del sistema de museos de la provincia, a partir de testimonios de un grupo de especialistas que han realizado aportes sustanciales a la ciencia museológica, desde la misma formación de los museos municipales hasta la segunda década del siglo XXI.
Sin duda, estamos frente a un conjunto revelador del quehacer de la Ciencia Histórica en el territorio, expresivos de innegables aportes a la historiografía local y nacional. Por ello, es acertado servir de vehículo socializador de los presentes resultados de investigación, siempre, con el respeto a los criterios expuestos por los autores, y la legítima intención de comprender y hacer comprender la historia.
La Mezquita, 2021
Electa Arenal la imagen absoluta
Edición 2022
Autor: Abel Sastre Matos.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2022
ISBN 978-959-7200-44-4
206 páginas
Tamaño 6.639kb
Hace muchos años, Cuba tuvo la suerte de recibir a Electa Arenal, una artista mexicana que era fuerza, energía y luz. De su paso por el Oriente cubano, sobre todo por la ciudad de Holguín, nos habla este libro. Por su extraordinaria creatividad y su versatilidad artística, Electa fue capaz de lograr una obra meritoria a pesar de su prematura muerte a la edad de treintaicuatro años. Escultora por naturaleza, entregó a varias instituciones piezas que se han hecho parte de nuestra cotidianidad, y por lo tanto de nuestra identidad. El presente libro constituye un agradecimiento más a esa alma inquieta que vivió entre nosotros, pero también es una invitación a que, una vez concluida la lectura, usted continúe descubriendo la estela de pasión y arte que, afortunadamente, nos regaló esta mujer osada, cosmopolita y visionaria.
Abel Sastre Matos (Banes, 1965). Museólogo e historiador. Licenciado en Ciencias Sociales y máster en Desarrollo Cultural Comunitario. Es coautor de los libros Bindo, el mago del lente (Editorial Sanlope), y Síntesis histórica municipal de Puerto Padre (Editora Historia). Trabajos de su autoría han sido publicados en las Memorias de varios congresos nacionales de historia. Por su labor profesional ha obtenido varios reconocimientos y premios. Es miembro de la Unión Nacional de Historiadores y de la Sociedad Cultural José Martí.
Introducción
En México existía una rica tradición en pintura y escultura mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles. Los artistas de la época colonial realizaron trabajos de considerable profundidad y pureza.
Uno de los artistas más destacados del siglo xx fue José Guadalupe Posada, quien realizó carteles, litografías y grabados en madera con temas fuertes y violentos representando escenas de la época. Sus seguidores Diego Rivera (1886-1957), José Clemente Orozco (1883-1949) y David Alfaro Siqueiros (1896-1974) son los más altos exponentes del llamado muralismo mexicano, que como movimiento artístico surge tras la Revolución Mexicana de 1910 con un programa destinado a socializar el arte, y que rechaza la pintura tradicional de caballete, así como cualquier otra obra procedente de los círculos intelectuales.
Para ello, propone obras monumentales para el pueblo en las que se aborden la realidad mexicana, las luchas sociales y otros aspectos de su historia.
Al principio hubo mucha libertad para elegir los temas.
Diego Rivera en su primer mural fue muy académico y utilizó motivos grecorromanos. En este arte, el indigenismo fue poco a poco enraizándose, apoyado por el gobierno de Lázaro Cárdenas que en su visión socialista de la historia dio mucha importancia al período prehispánico como formador de la raíz
del pueblo mexicano. El muralismo fue uno de los fenómenos más decisivos de la plástica contemporánea iberoamericana.
Una de las artistas vinculadas a todo este proceso fue Elena Huerta Múzquiz (Saltillo, 1908-Monterrey, 1997); hija de Adolfo Huerta Vargas y Elena Múzquiz Valdés, una pareja vinculada a la Revolución. Su padre fue un general carrancista; desde mucho antes un tío de la abuela paterna, Ponciano Araiga, había sido el gestor de la Asamblea Constituyente de 1857 y por la parte materna, su abuelo José María Múzquiz, fue diputado al Congreso de la Unión en 1874 y gobernador de Coahuila.
Elena estudió en la Academia de Pintura del maestro Rubén Herrera. Viaja a Ciudad México en 1927, allí vive de cerca los movimientos políticos y sociales de la época y también trabaja como telefonista. Ingresa en San Carlos como alumna libre de desnudo, pintura y grabado en 1928. En 1929 conoce a Diego Rivera, quien la invita a participar en un mitin del Partido Comunista.
Fue profesora de artes plásticas de la Secretaría de Educación Pública, labor que alternaba con las clases y la telefonía.
Participa en la creación del Teatro Guiñol de la Secretaría de Educación Pública, colaborando con el Partido Comunista, y escribe la obra “El gigante Melchor”, de contenido social.
En 1933, a propuesta de Luis Arenal Bastar (México, 1909-1985), pintor y grabador, crean la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), a similitud del John Reed Club, que en Estados Unidos agrupaba a escritores, pintores y músicos. Electa se ocupó de atender lo referente al teatro. Para ello convoca a Leopoldo Arenal Bastar, activista político del Partido Comunista.
Luego conoce a David Alfaro Siqueiros, quien acababa de regresar de Sudamérica de su exilio y participa en el desfile del primero de mayo de 1934 como miembro de la LEAR, allí decide su ingreso al Partido Comunista.
Elena realizó grabados para el periódico El Machete,1 y como parte de la juventud del Partido realizaba labores clandestinas, como redacción e impresión de volantes, distribución de propaganda, periódicos, campañas contra la guerra y el fascismo.
En estas actividades la acompañaba siempre Leopoldo Arenal, muy entusiasta para el trabajo político, naciendo en ellos un romance que continuó en noviazgo. Se casaron en 1934.
Fueron a residir a la casa de los Arenal, donde continuaron la actividad política, pues en el sótano de la casa instalaron una imprenta y realizaban tareas del Partido y su juventud comunista.
Estaba embarazada cuando envían a Leopoldo a organizar a los campesinos de la Sierra de Puebla, por lo que se va a vivir con su madre. Aún en los últimos meses de embarazo continuaba con las labores del Teatro Guiñol de la LEAR.
1.Periódico mexicano de izquierda que se empezó a publicar en marzo de 1924 como órgano del sindicato de obreros, técnicos, pintores, escultores y grabadores revolucionarios de México, entre sus miembros se encontraban Xavier Guerrero, Fermín Revueltas, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. En 1925 pasó a ser el órgano del Partido Comunista Mexicano.
Clic para descargar
De combates e ilusiones
Edición 2020
Autor: José Luis Cuza Téllez de Girón, 2020
Sobre la presente edición:
Editorial La Mezquita, 2020
ISBN 978-959-7200-31-4
433 páginas
Tamaño 5.040kb
INTRODUCCIÓN
Desde hace muchos años he tratado de escribir este libro, pues, aunque no llevé un diario, sí tuve la posibilidad de guardar notas y organizar oficinas desde donde pude darles sentido oficial y duradero a todas las actividades que realizábamos durante la Guerra de Liberación, en el Segundo Frente Oriental “Frank País”.
En cuanto nuestra columna guerrillera dejó atrás la etapa nómada, nos asentamos en la Zona Norte Oriental y se me asignó el mando de los campamentos rebeldes de la zona de La Ayuíta y El Lirial; organicé mi jefatura en un bohío y con la ayuda de la valiosa combatiente Fedora Blez, el sargento Pedro Pérez Santana y Pepito Morales, comenzamos a cursar las órdenes, instrucciones, partes, actas e informes escritos a máquina en una vieja Underwood.
Al ascender en mando y responsabilidades, amplié la oficina y esta vez conté con la valiosa ayuda de Lesmes Jardines, Armando Galano, Celso Valdés Rondón y Armando Núñez Hernández, lo que me permitió tener constancia escrita de todo lo realizado en la Compañía B “Pedro Sotto Alba”, durante aquellos inolvidables meses de 1958.
Al triunfo de la Revolución, el soldado rebelde Armando Galano me hizo entrega de todos los documentos de nuestro archivo, celosamente guardado y preservado por él. Así pude, a mi vez, entregárselos a la santiaguera Geisa Borroto, quien por orden del entonces Ministro de las FAR, comandante Raúl Castro Ruz, cumplió la misión de recoger y preservar todos los documentos elaborados por los mandos rebeldes.
Entre 1964 y 1966, el comandante Augusto Martínez Sánchez, quien mucho trabajó en la organización e institucionalización del Segundo Frente Oriental “Frank País”, se dedicó a organizar toda la documentación en valiosos volúmenes que recogen su historia, en documentos guardados hoy celosamente en el Instituto de Historia de Cuba (IHC).
Gracias al trabajo realizado por tan valiosos y responsables compañeros y la lectura de otros libros y artículos publicados sobre nuestra Guerra de Liberación, es por lo que he podido reconstruir cronológicamente todo lo narrado en este libro, que espero sea del agrado del lector y sirva para seguir escribiendo la historia de nuestra Patria por los historiadores presentes y futuros.
No es una obra perfecta, pues lo perfecto no es humano.
Les solicito a los lectores que tengan presente que el Ejército Rebelde “26 de Julio” fue un ejército irregular, compuesto en su inmensa mayoría por jóvenes sin ninguna instrucción militar, donde la disciplina era solo la educación y costumbres que tuviéramos cada uno de nosotros.
El autor
Los órganos del Poder Popular en Holguín 1976-2019
Edición 2020
Autor: Mayra San Miguel Aguilar
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2020
ISBN 978-959-7200-37-6
424 páginas
Tamaño 9.502kb
A MODO DE PRESENTACIÓN
El gobierno de los hombres es la misión más alta del ser humano, y solo debe fiarse a quien ame a los hombres y entienda su naturaleza.
José Martí
Obras Completas T. 10, p. 152
El triunfo de enero de 1959 generó la más profunda subversión del orden político-social y económico jamás experimentada en la sociedad cubana. La conquista del poder por la Revolución triunfante y la puesta en marcha del programa de lucha, sintetizado en el alegato La Historia me Absolverá, dieron al traste con la sociedad sesgada por las asimetrías sociales y la desgastada política, dependiente de los Estados Unidos.
Era la estocada final a la llamada “democracia representativa” excluyente, que agonizaba en el lecho de sus prácticas politiqueras y corruptas, de espaldas a los intereses populares.
Una muestra fehaciente constituye la inoperancia a la que se confinó la Constitución de 1940, fruto de un amplio movimiento democrático nacional, y considerada entre las más avanzadas de América Latina en su tiempo. Los gobiernos que debieron regirse por sus preceptos constitucionales no solo prescindieron de su cabal observancia, sino que la violentaron de la manera más repudiable como resultado del golpe de Estado militar en 1952. No podría ser de otra forma, la naturaleza del sistema político del capitalismo neocolonial imperante en Cuba, en absoluto colocaría la política en función de los intereses de las amplias mayorías; en consecuencia, aquel poder político de ningún modo se transformaría en poder social.
Por el contrario, el proyecto político-social de la Revolución cubana situó en el centro de su desarrollo al pueblo, conceptualizado agudamente por Fidel en los inicios de la lucha. De hecho, la historia de la Isla, terciada por cuatro siglos de dominación colonial y neocolonial, y de batallas por su liquidación, cambió al materializar las aspiraciones de plena liberación nacional, con igualdad de derechos para todos los
cubanos, único modo de sentir y ejercer la libertad. El pueblo fue y es beneficiario de la justicia social, protagonista de los cambios revolucionarios y de la defensa de sus conquistas. Es ahí donde encontramos la piedra angular del sistema institucional auténticamente democrático que sentó sus bases desde 1959.
En medio de un asedio permanente, la obra de la Revolución y el empeño por el perfeccionamiento continuo de la institucionalización cobran dimensiones extraordinarias, en las que se desvanecen las fallas, insuficiencias y errores cometidos en el empedrado camino hacia el socialismo, contra el que se despedazaron todas las falacias por disminuir los logros y, muy especial, la justeza del sistema político cubano.
El devenir histórico cubano muestra que es en una sociedad socialista donde el pueblo, verdaderamente, puede sentirse representado y ejercer autoridad de gobierno. En el sistema del Poder Popular, establecido desde 1976, se concreta la más genuina democracia, en una dinámica de perfeccionamiento constante del Estado y sus instituciones.
Justamente, en esa línea se inscribe Los órganos del Poder Popular en Holguín. 1976-2019, fraguado por el interés de la dirección de la Asamblea Provincial, de legar a las generaciones presentes y por venir la experiencia del funcionamiento de ese peculiar sistema de gobierno, como expresión del poder del pueblo en las localidades.
Con el propósito de que se comprenda y valore mejor el papel de los órganos locales del Poder Popular en el desarrollo de la provincia y el ejercicio de la democracia, el primer capítulo, “Esbozo histórico de las instituciones estatales en Holguín desde sus orígenes hasta 1958”, ofrece una síntesis del origen de las regiones históricas y económicas que componen la actual provincia de Holguín, retrotrae aspectos esenciales del ser holguinero, con el propósito de hacer comprensibles actuaciones individuales y colectivas. Aborda el surgimiento y desarrollo de las instituciones estatales con sus características desde la época colonial, la intervención estadounidense hasta la República neocolonial, así como la pretensión siempre latente de establecer una provincia en la costa norte oriental, con capital en la ciudad de Holguín. Se presta interés al constitucionalismo y las formas de gobierno en cada etapa y, muy especial, al desplegado por los mambises durante las guerras de independencia y los rebeldes en la lucha insurreccional, fuente cardinal del constitucionalismo cubano.
En el capítulo dos, “Los gobiernos locales en Holguín durante la provisionalidad del Estado cubano (1959-1976)”, se realiza un breve recuento del triunfo y la toma del poder político, como premisa indispensable para el avance de la Revolución. En esa línea se subraya la construcción de la vanguardia política, salida de sus entrañas. A través de las diversas formas adoptadas por los gobiernos locales: Comisionado, JUCEI y Poder Local, se descubre el empeño de la dirección del país por dotar al
sistema político de instituciones que respondieran a las radicales transformaciones
en curso, y las expresiones en ese ámbito de la conflictividad del poder. Todo en un clima y condiciones adversas debido a la constante agresión de Estados Unidos. En ese contexto se señalan los logros revolucionarios, sin desdeñar los desaciertos en el afán de construir un socialismo autóctono. Queda subrayado el período como antesala y simiente del perfeccionamiento institucional posterior.
Por su parte, el capítulo tres, “Desarrollo y reajustes en el modelo socialista cubano, su expresión en Holguín (1975-1990)”, expone el proceso de institucionalización de la Revolución cubana desde la óptica territorial y la complejidad de la provincia holguinera, la que nace dotada de un fuerte presupuesto inversionista destinado a su desarrollo económico acelerado. Explica la estructura y funcionamiento de los órganos locales del Poder Popular, los procesos electorales y de rendición de cuenta de los delegados a los electores como el espacio idóneo de la representación y participación que alcanza el pueblo, eje transversal del sistema; así como los inconvenientes y correcciones necesarias, con lo cual se caracterizan los primeros períodos de mandatos de las Asambleas Provinciales y Municipales. El Partido como fuerza dirigente, sus Congresos y las directrices emanadas de la Asamblea Nacional del Poder, órgano supremo del Estado, son coordenadas indispensables
en el desarrollo de los órganos locales, en particular en la rectificación del curso socialista hacia finales de la década de los 80.
El cuarto capítulo, “El período Especial. Perfeccionamiento del sistema político, particularidades en Holguín”, se introduce en el estudio de uno de los contextos más difíciles vividos por el pueblo cubano, la unipolaridad del mundo regentada por Estados Unidos ante la debacle del Sistema Socialista y la caída de la URSS, lo cual provocó una crisis de subproducción y desabastecimiento en el país. Sin embargo, esa realidad confluía con el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas iniciado en la década anterior, el que a partir del llamamiento y realización del IV Congreso del Partido desembocó en el viraje hacia un profundo perfeccionamiento institucional, político y moral de la Revolución, expresado en la Reforma Constitucional de 1992. Cómo el sistema del Poder Popular y el pueblo holguinero, en particular, enfrentaron y superaron los embates del período y la aplicación de los cambios institucionales se exponen en esta sección a través de los mandatos, como expresión del alto consenso político alrededor del liderazgo de Fidel y la Revolución.
Concluye el texto con el capítulo cinco, “Respuestas a los desafíos del socialismo cubano en el siglo xxi, manifestaciones en Holguín”.
Se aborda la actuación del Sistema del Poder Popular frente a las consecuencias
del complejo contexto internacional para la nación cubana, en medio del cual se encauzó el perfeccionamiento mediante la búsqueda de mayor efectividad en la gestión de gobierno. El concepto de Revolución expresado por Fidel, su cuestionamiento sobre la reversibilidad del socialismo en Cuba, la Batalla de Ideas, marcan puntos de inflexión en el estudio para adentrarnos en la renovación y fortalecimiento del socialismo cubano. Asimismo, los Congresos VI y VII del Partido,
de donde emanaron los lineamientos y la conceptualización del socialismo más humano, próspero y sostenible como alternativa de desarrollo frente al neoliberalismo son abordados. La aplicación de estas estrategias por los órganos locales da cuenta de su validez. Se refieren hechos extraordinarios como la sucesión del liderazgo de Fidel, su partida física, el establecimiento y posterior deterioro de las relaciones diplomáticas con EE. UU., los que, contrario a lo que muchos esperaban, no variaron el cauce de nuestro socialismo, más bien se reveló una continuidad renovada. Prueba de ello es el mayoritario asentimiento a la nueva
Constitución de la República de Cuba, la que introduce profundos cambios en el orden institucional que ya se aplican.
El estudio, aunque se acerca a elementos del sistema político, concentra su mayor atención en el nivel local, más específico en el sistema del Poder Popular en un espacio reducido, Holguín. Si bien no se adentra en análisis desde el orden sociológico o de las Ciencias Políticas, por demás poco desarrolladas en Cuba, en su evolución deja ver los límites y alcances de la democracia socialista, los grados de representación y participación ciudadana en la construcción de la sociedad y en
las políticas públicas, en la defensa de lo conquistado como fuente de legitimación. Del mismo modo, es observable el constante perfeccionamiento institucional como garantía de la preservación de la soberanía nacional, lo cual explica que el camino de transición socialista es un proceso político, donde la economía y el sistema del Poder Popular juegan un papel importante, demostración de que el ejercicio del poder político en Cuba ha estado y está en función del proyecto social escogido, por lo que se integra en el poder social que lo reproduce. Vale apuntar los conceptos de poder político y poder social enunciados por el historiador, sociólogo e historiador Juan Valdés Paz: el primero, entendido como “el que se ejerce de manera efectiva y legítima sobre el conjunto de la comunidad política” y el segundo, “el cual se ejerce desde todas las dimensiones de la sociedad sobre el conjunto de sus miembros”.1
El presente estudio cuenta con dos antecedentes en la provincia, Breve historia de la administración estatal en Holguín y 30 Años del Poder del Pueblo en Holguín, ambos de la misma autora y publicados por Ediciones Holguín en 2008. Además, se utilizó la bibliografía especializada disponible, en particular, trabajos de Juan Valdés Paz, Haroldo Dilla, Julio César Guanche, Jesús García Brigos, Fernando Martínez Heredia y otros explícitamente referenciados. El núcleo del estudio tiene su base en fuentes primarias, específicamente en las actas y protocolos de las diferentes formas de gobierno local, entre las que destacan las producidas por la Asamblea Provincial del Poder Popular en Holguín.
Las publicaciones periódicas utilizadas de manera profusa, los anuarios estadísticos, discursos, documentos del Partido, de la Asamblea Nacional, así como las opiniones del pueblo y de algunos participantes directos en esta forma de gobierno permitieron resultados sustantivos.
La exposición, de cierta manera inconclusa, deja aristas del funcionamiento y estructuras del Sistema del Poder Popular necesitadas de mayor profundización, tal vez desde otras perspectivas de análisis, las que dejo para otro momento y, con buena suerte, a otros investigadores que decidan incursionar en el tema. De todos modos, pongo a consideración del público lector, de especialistas en particular, lo que he podido sintetizar en jornadas infinitas y agotadoras de trabajo, con la aspiración de ser útil y homenajear, modestamente, a los que han hecho posible la realidad incuestionable del poder del pueblo en Cuba.
1 Juan Valdés Paz: El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema político cubano,
Ruth Casa Editorial, Instituto cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana, 2009, p. 93.
Más allá del deber
Memorias
Adolfo Begdadi Herrera
© Adolfo Begdadi Herrera, 2018
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2018
ISBN 978-959-7200-25-3
160 páginas
Tamaño: 6.175kb
AL LECTOR
Cuando me decidí a escribir mis memorias lo hice impulsado por dos razones: primero, la cita martiana que dice: “Para ser hombre, lo dicen los árabes, que hablan como el sol, —maravillosos sabios: Escribe un libro, crea un hijo, planta un árbol”; y la segunda, el señalamiento hecho en una oportunidad por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, cuando expresó su preocupación al ver que muchos compañeros que habían participado en la lucha revolucionaria no se decidían a escribir sus experiencias con lo cual privábamos a las nuevas generaciones de conocer la historia más reciente de nuestro país, directamente narrada por sus protagonistas.
Por supuesto, no pretendo emular con muchos compañeros que fueron protagonistas de hechos trascendentales de nuestra historia y jugaron un papel decisivo en la lucha insurreccional y posteriormente en la consolidación de la Revolución hasta hacerla irreversible. Tampoco pretendo escribir la historia del MR-26-7 en Antilla; ya que como se podrá apreciar no menciono hechos que sucedieron donde no tuve participación, por tanto, esta es mi historia y nada más, como percibirá el lector, comienza con mi nacimiento, el desarrollo de mi niñez y mi adolescencia, período en el que se formó mi carácter, y finalmente mi juventud y madurez, dedicada íntegramente a la lucha revolucionaria.
Mi vida es la vida común y corriente de miles de hombres y mujeres que en el marco de sus posibilidades dieron su aporte a la causa revolucionaria, unos con más relevancia, otros menos, pero todos imbuidos de su profundo amor por la patria y un odio sin límites al que la ultraja. Y así fue como inicié este modesto trabajo y confieso que al adentrarme en él descubrí que en mi vida existían hechos, momentos y experiencias que debían de ser recogidas en un documento.
Muchos de estos acontecimientos eran comunes, pudieron ser protagonizados por cientos de jóvenes que inspirados en el ejemplo de nuestro máximo líder Fidel Castro, se lanzaron a la lucha para conquistar nuestra total y definitiva independencia. Otros hechos tenían la originalidad que todo ser humano posee, producto de su personalidad, su experiencia y las circunstancias en que le tocó vivir.
De todas formas, pienso en los cientos de compañeros que cayeron en esta gloriosa jornada que ha sido la Revolución y que no tuvieron la posibilidad de escribir sus memorias y creo en definitiva que este trabajo es un humilde homenaje a aquellos, que sin proponérselo, pasaron a la gloria al ir MÁS ALLÁ DEL DEBER.
Comprender la Historia 2
Edición 2018
Coordinadores:
Mayra San Miguel Aguilar
Hernel Pérez Concepción
© Colectivo de autores, 2018
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2018
ISBN 978-959-7200-20-8
224 Páginas
Tamaño: 2.686kb
Introducción
Los hallazgos arqueológicos de una cerámica de barro oscura con muestras de haber sido confeccionada mediante técnicas aborígenes, asociada a materiales europeos y mexicanos de los siglos XVI, XVII y XVIII, han sido recurrentes en el centro histórico de la ciudad de Holguín, durante algo más de una década de excavaciones.
La sistematicidad lograda en los proyectos investigativos centrados en el acercamiento a nuestra historia temprana a través de las investigaciones arqueo-históricas, ha demostrado la supervivencia del indio y su adaptación al ritmo de una sociedad en evolución; pero apegado a las manifestaciones de una cultura material propia, en la medida en que la dinámica de existir se lo permitía.
Con la conquista y colonización, los asentamientos primitivos se vieron envueltos en el proceso de concesión de encomiendas o haciendas, que luego darían lugar a extensos hatos de explotación ganadera.
El temprano repartimiento de las tierras al norte de la jurisdicción bayamesa denuncia la apertura y afianzamiento de la experiencia hatera.1
En síntesis, el proceso puede ilustrarse con los siguientes ejemplos.
Para 1527 Diego de Ávila tenía una naboría en Banes y otra, primeramente de Alonso de Mendoza y Juan Mosquera, la poseía al 50% con Manuel de Rojas.2 Por la abundancia de residuarios de la cultura sub-taina que aparecen en el espacio mencionado, es presumible una alta densidad demográfica en él.
Para 1538 existía una encomienda en Alcalá, propiedad de Lope Hurtado, funcionario de la ciudad de Cuba. La arqueología ha demostrado un temprano contacto indo hispano en el sitio Yayal, encomienda de Bartolomé de Bastidas que luego pasó a manos de García Holguín y Diego de Lorenzana, en 1545 ellos cambiaron el centro del hato para el paraje de Cayo Llano, donde hoy se encuentra la ciudad de Holguín.
En el 1598 el capitán Lizana Luyando solicitó al cabildo santiaguero el amojonamiento del Hato de Barajagua, merced otorgada, con anterioridad, a pobladores originarios de Cuba.3
La merced del Hato de Cacocum en 1599 cerraría la panorámica en la distribución de tierras durante el siglo xvi, en el área de referencia.
Como evidencia material de ese proceso de apropiación de la tierra y de intercambio entre el indio y el europeo sobresale la existencia, en Maniabón y Banes, de residuarios de dos tipos de grupos culturales, ciboney y el subtaíno;4 distintos entre sí por su cultura material.
Esta base informativa, unida al reporte de nuevas evidencias de este tipo en un nuevo inmueble colonial holguinero, permite mostrar como la presencia de la cerámica de tradición aborigen encontrada en el centro histórico de Holguín, contribuye al entendimiento de la presencia del indio durante los siglos XVI al XVIII y su inserción dentro de la sociedad holguinera.
1 José Novoa: Haciendas ganaderas en Holguín, 1545-1867, Ediciones Holguín, Holguín, 2008, p. 32.
2 Ibídem, p. 18.
3 A. Peña. y R. Valcárcel: La Virgen cubana en Nipe y Barajagua, Ediciones Holguín, Holguín, 2014, p. 92.
4 Roberto Valcárcel: Banes precolombino. La ocupación agrícola, Ediciones Holguín, Holguín, 2002, p. 100.
Calixto García Íñiguez: la nobleza de servir a la patria
Edición 2018
Coordinadores:
Mayra San Miguel Aguilar
Hernel Pérez Concepción
Hiram Pérez Concepción
© Colectivo de atores, 2018
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2018
ISBN 978-959-7200-23-9
296 Páginas
Tamaño: 1.669kb
Prólogo
Una de las personalidades más apasionantes y polémicas de nuestras gestas por la Independencia, es el mayor general Calixto García Íñiguez, general de tres guerras. Su vida azarosa lo hizo protagonista excepcional de momentos cruciales de nuestra historia y lo elevó, como Lugarteniente General del Ejército Libertador, al pináculo de la gloria entre los grandes paladines de la epopeya redentora.
De Calixto se ha escrito, aunque no lo suficiente. El historiador Juan José Expósito Casasús, lo biografió en su obra Calixto García. El estratega. El capitán del Ejército Libertador Aníbal Escalante Beatón, dejaría constancia del accionar del héroe en la guerra necesaria, con su libro Calixto García: su campaña en el 95.
Los historiadores holguineros José Abreu Cardet y Elia Sintes, entregarían en 1996, la obra Calixto García Íñiguez: pensamiento y acción militares, publicado por la Editorial de Ciencias Sociales, compilando importantes documentos del prócer. Testimoniantes, como el general Enrique Collazo o el coronel Manuel Piedra Martel, dejaron constancia de sus vivencias junto al héroe. No pocos investigadores y periodistas, han incursionado en el estudio y divulgación de páginas de la vida del general.
Ninguna de las biografías escritas hasta hoy, sin embargo, agotan el tratamiento de su fi gura, sobre todo, porque en nuestros archivos descansan miles de documentos relacionados con Calixto y su entorno, que requieren de una lectura minuciosa y sosegada. Lo mismo ocurre en los archivos españoles y estadounidenses. Sobre él, hay mucho terreno virgen y análisis que realizar. Hay en la vida de Calixto, episodios que necesitan estudiarse a profundidad y contextualizarse. Su posición ante la sedición de José Sacramento León; su participación en la deposición del presidente Carlos Manuel de Céspedes; el intento de quitarse la vida antes de caer prisionero; su liderazgo en la Guerra Chiquita; su participación en los preparativos de la Guerra de Martí; el naufragio del Hawkins; su actuación ante el mando militar estadounidense durante la intervención; sus relaciones con el Generalísimo Máximo Gómez; su carácter; las circunstancias de su muerte.
Igualmente, importante resulta indagar sobre la formación de una sólida cultura universal y militar, así como el respeto y admiración que despertó en el bando español.
La obra que presentamos, recoge un conjunto de ensayos que se adentran en el estudio de varias de las incógnitas, anteriormente planteadas. Destacados historiadores cubanos, mayoritariamente de la región oriental, se unen a la convocatoria del historiador holguinero Hiram Pérez Concepción, para acercarnos, a través de la historia, al conocimiento cabal del general García.
Todos, son trabajos reveladores, profundamente documentados, con aportaciones biobibliográficas. El resultado final es una obra apasionante, balanceada, en la que el héroe cubano es visto a la altura del siglo XXI, con la mirada aguda y serena, de una generación de historiadores que han tenido a su favor, con el paso de los años y la revolución en las ciencias de la información, la archivística y la bibliotecología, el acceso a nuevas fuentes. Digno homenaje a quien fue apasionado y ejemplar protagonista de la forja de la nación.
RENÉ GONZÁLEZ BARRIOS
Presidente del Instituto de Historia de Cuba
Nota Editorial: Los criterios expuestos en los trabajos, son responsabilidad absoluta de los autores.
José Agustín Garcá Castañeda un cientifico holguínero del siglo XX
Edición 2017
Investigación
© Isaíris Rojas París y Margarita París Johnson.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2017
ISBN 978-959-7200-16-1
120 Página
Tamaño: 2,904kb
Introducción
El proceso de globalización económica y cultural ha exigido potenciar el conocimiento de la historia local que concibe el estudio de los hechos ocurridos en la localidad y de las personalidades que en ella se destacan.
La construcción de la historia local se ha convertido en una necesidad de diferenciación, en cuyo discurso y producción cultural se depositan las semillas de identidad regional, la cual debe ser conocida y valorada por los miembros de la comunidad, pues ayuda a desarrollar un sentimiento de identificación a partir del conocimiento, respeto y asimilación del acervo cultural existente en la localidad. En términos generales, reconstruir la historia de la región responde a la necesidad de consolidar y fortalecer la identidad y conciencia que los pobladores tienen para con su ámbito, así como la de incentivar el cuidado de su patrimonio cultural.
En especial, los aportes de las personalidades más destacadas contribuyen a tales fines, siendo así evidente el hecho de que las obras patrimoniales locales tienen alta incidencia en el proceso de identificación del sujeto con su historia más próxima. Es comprensible la indudable contribución del estudio del pensamiento cubano en general y del pensamiento regional a la construcción sistemática de la identidad social y cultural, al facilitar la creación y recreación de los valores, costumbres y creencias, lo cual evita la desvalorización de la propia cultura.
El estudio de la historia de la ciencia revela la existencia de un número considerable de personalidades en Cuba que generaron un pensamiento y una cultura científicos, que se caracterizan por su estrecha vinculación con el proceso de desarrollo socioeconómico de la sociedad cubana y territorial.
De igual modo, profundizar en el estudio de la cultura y la identidad desde la perspectiva del pensamiento social cubano del territorio contribuirá a incrementar el conocimiento de la vida y obra de personalidades holguineras y dar continuidad al estudio del pensamiento científico cubano, expresado desde el siglo xviii como parte del proceso de integración de la nacionalidad cubana.
Estudiar la obra y acción del doctor José Agustín García Castañeda (Holguín, 1902-1982) se suma a los esfuerzos que en la actualidad se realizan para profundizar en el conocimiento de los aportes de personalidades relevantes del territorio, en ello radica la importancia de la presente monografía para los holguineros y en general para todos los cubanos.
Investigadores como José Abreu Cardet,1 Estela Mir,2 Migdalia Tavera,3 Isabel Berrillo4 y David Gómez Iglesias,5 han incursionado en el estudio de esta personalidad. Sus trabajos se refieren fundamentalmente a aspectos biográficos
que han permitido conocerlo como abogado, profesor de Ciencias en el Instituto de Segunda Enseñanza Enrique José Varona, investigador e historiador, destacado filatelista y naturalista, entre otras vertientes de su quehacer científico y cultural.
El Museo Provincial La Periquera conserva la Colección García Castañeda, que incluye todos los objetos y documentos relacionados con él y su familia. Esta colección está conformada por cinco secciones: Objetos históricos, Artes decorativas, Armas, Arqueología y Documentos. En la sección Documentos se pueden encontrar dos Fondos: Correspondencia, y Documentos escritos por García Castañeda. El fondo Correspondencia, integrado por 976 cartas, recibidas entre 1912 y 1980, y cuyos destinatarios son Eduardo García Feria y sus hijos José Agustín y Rolando García Castañeda, atesora una voluminosa colección de cartas, provenientes de un amplio espectro de autores, que incluye desde reconocidos investigadores nacionales y extranjeros, funcionarios, intelectuales destacados, hasta profesionales o campesinos que le solicitaron alguna gestión o le agradecieron algo personal.
José Agustín García Castañeda tuvo el cuidado de ordenar la correspondencia recibida. Sin embargo, no dejó copia de las cartas que envió, pues de haberlo hecho, hoy se contaría con un material de inapreciable valor para justipreciar mejor sus criterios sobre los más diversos temas.
Las cartas analizadas son privadas, por lo general sus contenidos se relacionan con actividades de promoción cultural, publicaciones o investigación científica y fueron escritas por sus autores casi todas en Cuba; y aquí asombra tanto el fuerte intercambio desde el interior del país con intelectuales, grupos e instituciones culturales nacionales, como su cantidad y diversidad. También llama la atención el intercambio sostenido por García Castañeda con personalidades e instituciones de Estados Unidos, Puerto Rico, Honduras y Alemania.
El fondo Documentos escritos por García Castañeda, compuesto por 886 documentos, en su mayoría salidos de la pluma de Castañeda, incluye temas tan variados como historia cubana, personalidades, cultura, política y economía local holguinera, filatelia, numismática y vitolfilia. Además agrupa buena parte de sus publicaciones, textos inéditos, notas para la redacción de trabajos que nunca llegaron a concretarse y otros documentos.
Distintas instituciones culturales de la ciudad también poseen fondos integrados por documentos relacionados de alguna forma con García Castañeda. Por esta razón, la revisión incluyó los Fondos Documentos de José Agustín García Castañeda ubicados en el Museo Casa Natal de Calixto García, el Archivo Provincial de Holguín, el Museo de Historia Natural Carlos de la Torre y Huerta y la Biblioteca Provincial Alex Urquiola.
Una indagación preliminar en torno a su personalidad evidenció un insuficiente conocimiento del quehacer científico de José Agustín García Castañeda, en tanto figura esencial en la historia y la cultura local, así como del contenido de muchos de los documentos de la Colección de la familia García Feria atesorados en el Museo Provincial La Periquera. Resultan escasos también la divulgación de sus trabajos y su inclusión en estudios nacionales realizados en áreas en las que García Castañeda incursionó con éxito.
Estas limitaciones estimularon el desarrollo de una investigación que profundizó en el quehacer científico de García Castañeda, con el fin de contribuir al conocimiento de su obra.
1 José Abreu Cardet: Biografía de José A. García Castañeda, Museo Provincial La Periquera, Colección García Castañeda, Fondo Documentos, Doc. 665.
2 Estela Mir: Biografía de José Agustín García Castañeda, Archivo Provincial de Historia, expediente núm. 115.
3 Migdalia Tavera: Biografía de José Agustín García Castañeda. Boletín Histórico, Archivo Provincial de Historia, año III (6): 7-13, febrero 1987.
4 Isabel Berrillo Chapman: Acercamiento a la vida y obra del Dr. José Agustín García Castañeda, disponible en www.revistaluz.rimed.cu/ articulospdf/edicion38/berrillo.pdf, 2010.
5 David Gómez Iglesias: La Colección García Castañeda: su aporte a la constitución histórico cultural del holguinero, en Museo Provincial La Periquera, Colección García Castañeda, Catálogo de la colección.
Un rostro local para la arqueología cubana
Edición 2016
© Roberto Valcárcel Rojas y José Abreu Cardet.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2016
ISBN 978-959-7200-14-7
232 Pagina
Tamaño 9,390kb
Introducción
La arqueología cubana ha revelado que la historia de la presencia humana en el archipiélago precede en varios milenios al arribo europeo, que las sociedades indígenas que estos destruyeron no eran tan simples como se las ha presentado en la historia tradicional y que esos indígenas y sus descendientes generaron un legado clave para la conformación de nuestro ente nacional. El mundo colonial también está siendo recuperado gracias a un trabajo arqueológico que trae a la luz viejas ciudades, ingenios azucareros, palenques de cimarrones y, sobre todo, un modo diferente de mirar nuestra historia.
Desde hace más de un siglo la arqueología lucha por aportar esa otra mirada. A partir de los trabajos de Luis Montané y Dardé (1849-1936),1 durante la segunda mitad del siglo xix se inicia ese camino desde una perspectiva nacional, que conforma un núcleo de investigación centrado, como la mayor parte del esfuerzo investigativo cubano en cualquiera de sus ámbitos, en la capital del país. No obstante, en distintas partes de la Isla emergieron tempranamente individuos interesados en la investigación arqueológica, en ocasiones integrados a grupos de aficionados, y un amplio movimiento de coleccionismo privado.
Siempre fue evidente la importancia de tener en cuenta estos actores locales y con el fortalecimiento de la disciplina se hicieron esfuerzos por estructurar el vínculo entre esas personas y las instituciones nacionales. Un ejemplo relevante fue la integración a la Comisión Nacional de Arqueología, en el mismo momento de su fundación en 1937, de coleccionistas y aficionados como Pedro García Valdés, de Pinar del Río, y Eduardo García Feria, de Holguín, y la designación de delegados de la Comisión en las distintas provincias de la isla. Estos individuos poseían el conocimiento de las locaciones arqueológicas y, en ocasiones, eran dueños de colecciones; aportaban datos y apoyaban el trabajo de los arqueólogos reconocidos, radicados en La Habana o en el extranjero.
De cualquier modo debe recordarse que ciertos investigadores, como Felipe Pichardo Moya, en Camagüey, en la década de los cuarenta del siglo XX, o Felipe Martínez Arango, en Santiago de Cuba, en los años cincuenta, desarrollaron investigaciones relevantes y propuestas de alcance nacional. Tampoco puede ignorarse el importante trabajo de grupos como el Humboldt, con su sede en Santiago de Cuba, el Yarabey, de Camagüey, o el Caonao, en Morón, o el de colectivos menos formales, en otras regiones.
En 1962, como parte del impulso a la ciencia promovido por la Revolución Cubana, la investigación arqueológica fue institucionalizada y se dio un fuerte apoyo al movimiento de aficionados a lo largo del país.
Distintas partes de Cuba tienen sus propias historias2 en lo que a estudio y reconocimiento del patrimonio arqueológico se refiere. Historias muchas veces construidas por personas que residen en estos lugares y que sienten que el patrimonio allí existente es necesario para generar un discurso intelectual o científico, pero también para definir su entorno y la conformación de su mundo.
Estos individuos aportan un rostro local que es imprescindible reconocer para llegar a una visión integral de la arqueología de la isla y sus actores.
Este libro aporta elementos del rostro generado desde la arqueología holguinera. Nace de las conversaciones entre un historiador y un arqueólogo y del común interés por entender nuestro pasado, el modo en que impacta nuestro presente y la forma en que nos entendemos como sociedad. En algún momento se hizo evidente que este contrapunteo personal podía ser del interés de otros, llevar a un acercamiento a la historia de la arqueología en la provincia de Holguín y permitir entender por qué una disciplina secundaria en el panorama de las ciencias sociales cubanas ha logrado sobrevivir y hasta crecer en esa provincia y contribuir a una recuperación del patrimonio arqueológico sin dudas importante
en la construcción de la identidad local. Los testimonios de distintos colegas recogidos, excepto en el caso de Milton Pino, por José Abreu Cardet, y varios análisis de diversos autores sobre protagonistas o aspectos importantes de esa historia, dieron cuerpo a esta posibilidad.
José A. García Castañeda y José Manuel Guarch Delmonte son personajes claves en la estructuración de este recorrido. Su labor y la de otros arqueólogos se reseña aquí de diversos modos.
También aparecen informaciones —principalmente testimonios— que sitúan a los arqueólogos y aficionados de ayer y de hoy frente a las circunstancias en que vivieron e hicieron su trabajo, para llegar desde este enfoque hasta la arqueología del presente y las preocupaciones de mañana. Igualmente se tratan aspectos sobre el modo en que se ha manejado y llevado a la sociedad la información arqueológica y los datos sobre el mundo indígena.
No proponemos un libro que desarrolle un estudio sistemático y formal de los arqueólogos y de la arqueología hecha en Holguín, de sus aportes o problemas y que reflexione a fondo sobre su impacto en la arqueología de Cuba. Es claro que quedan muchas figuras y momentos importantes por tratar. No obstante,
los artículos y testimonios compilados resultan información valiosa y dan un enfoque personal y libre, que nos lleva a detalles que de otro modo hubiera sido difícil conseguir y que nos ubican tanto en los criterios sobre el pasado como en las circunstancias cotidianas del mundo de la investigación arqueológica. Se trata de datos que serán de gran utilidad para ese abordaje profundo, que sin dudas ya debe iniciarse, y de un acto necesario de recuperación de la memoria y también de la visión actual de una disciplina importante en la construcción de la cultura y la identidad holguinera.
Deseamos agradecer a todos los que ofrecieron sus testimonios y recuerdos. Reconocemos la contribución de Alberto Corona García, quien conserva la memoria del Grupo de Jóvenes Arqueólogos, y el apoyo de antiguos miembros de esa formación como Miguel Céspedes Rodríguez, Ramón Fernández Sarmiento y Austrialberto Garcés Gómez. Gracias a Rigoberto González Limiñana logramos tener una visión más acabada sobre el Grupo Científico de Holguín Eduardo García Fería. Fueron igualmente importantes las informaciones aportadas por Miguel Cano Blanco, Georgelina Miranda Peláez y Abel Tarrago, así como la ayuda de Elia Sintes Gómez, Xiomara Garzón, José Oliver, Peter Siegel e Ileana Rodríguez Pisonero.
La publicación del libro fue posible gracias al apoyo de la editorial Nuevos Mundos y en particular de Soledad Pagliuca. La dirección de la filial en Holguín de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en la persona de Julio Méndez, y la jefa del Departamento Centro Oriental de Arqueología, Elena Guarch Rodríguez, también apoyaron la preparación del texto. Agradecemos al Instituto Cubano de Antropología (ICAN) y al Departamento Centro Oriental de
Arqueología por permitirnos el uso de imágenes de sus archivos; fue importante aquí la ayuda de Elena Guarch, Mercedes Martínez, Gerardo Izquierdo, Ulises González y Guillermo Baena. Finalmente deseamos que el libro sirva de homenaje a todos los aficionados y arqueólogos de Holguín y Cuba, que han trabajado y trabajan mayormente por amor a su tierra, en ese esfuerzo interminable por recuperar las múltiples raíces que nos explican y definen.
Los compiladores
1 Se considera el iniciador de la arqueología desde una perspectiva cubana.
Antropólogo de renombre internacional formado en Francia, profesor de la Universidad de La Habana y fundador del museo que más tarde llevaría su nombre.
2 Para una valoración historiográfica de la arqueología cubana en general y del accionar de los aficionados pueden consultarse los textos: R. Dacal Moure (2004) Historiografía Arqueológica de Cuba. Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología. Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba, México D. F.; R. Dacal Moure y M. Rivero de la Calle (1984) Arqueología Aborigen de Cuba. Editorial Gente Nueva, La Habana; S.T. Hernández Godoy (2010) Los estudios arqueológicos y la historiografía aborigen de Cuba (1847-1922). Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana; R. Terrero Gutiérrez (2013) Grupo de Aficionados Yarabey, notas para su estudio. Cultura material e Historia. Encuentro arqueológico II, editado por I. Hernández Mora, pp. 63-71. Ediciones El Lugareño, Camagüey.
Clic para descargar
Crisis de Octubre
Península del Ramón
© Oscar Larralde Otero, 2016
© Sobre la presente edición:
Editorial La Mezquita, 2016
ISBN 978-959-7200-13-0
128 páginas
Tamaño:4,242kb
INTRODUCCIÓN
Después de 26 años de servicios en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en agosto de 1989, fui destinado al Ministerio del Interior y nombrado primer sustituto y jefe de la contrainteligencia en la provincia de Holguín. En los primeros días del mes de enero de 1991 por indicaciones del coronel Ángel Sarmiento González2 —fallecido—, Jefe del MININT en la provincia, recibí al hoy coronel (r) Ernesto Pérez Shelton y participé, junto a él, en tareas de aseguramiento, para que este y otros compañeros de investigación, trabajaran en los lugares históricos de los municipios de Holguín, Banes y Antilla, donde ocurrieron hechos relacionados con la Crisis de Octubre de 1962, y el derribo del avión espía U-2, como complemento del trabajo periodístico a desplegar para la segunda edición de su libro Crisis de Octubre Alarma de Combate.
Debo subrayar que el coronel Ángel Sarmiento nunca había tratado este tema conmigo, por lo que yo desconocía las misiones que él había desempeñado como jefe de información militar de la División 56 y de su presencia en Veguita
Tres, Banes, lugar donde cayó derribado el avión espía (Foto 1).
El recuerdo de aquellos días quedó guardado en la memoria de Pérez Shelton y, a más de 20 años, coincidimos en nuestras investigaciones e intercambiamos sobre esos acontecimientos.
Él, ahora para presentar la tercera edición de su libro y, en mi caso, para investigar y testimoniar sobre la repercusión de estos hechos en nuestro Batallón de Combate, integrado por antillanos, y subordinado a la División 56 de infantería3 del recién creado Ejército Oriental, que junto a otras unidades operaban en una región considerada estratégica de la defensa del país, en el norte de la entonces provincia oriental.
Esta no era la única dirección operativa estratégica, estaba también la de Santiago de Cuba, donde cumplía misiones la División 50 de infantería, cuyo fundador fuera en aquellos momentos el Capitán Senén Casas Regueiro,4 primera gran unidad de las FAR creada por su Ministro, el entonces comandante
Raúl Castro Ruz, en las cercanías de los históricos Mangos de Baraguá, escenario de la protesta por la capitulación del pacto del Zanjón, protagonizada por el General Antonio Maceo y Grajales.
Es propósito relatar sobre estos y otros acontecimientos militares y civiles que ocurrieron en distintos lugares y unidades militares enclavadas en nuestro territorio, y que los holguineros guardamos con mucho celo histórico y patriótico en nuestras memorias, sobre aquellos meses y días, anteriores, durante y posteriores a la Crisis de Octubre de 1962.
El año 1962, denominado "Año de la Planificación" (Anexo 2), se inició con las pretensiones del Gobierno de los Estados Unidos de destruir la Revolución Cubana. Después de la escandalosa derrota del imperio en las arenas de Playa Girón elaboraron, con este objetivo, todo tipo de planes agresivos y acciones subversivas encubiertas. En el plano internacional, mediante presiones, instaban y obligaban en la Organización de Estados Americanos (OEA), al rompimiento de relaciones con Cuba y, el 31 de enero de 1962 lograron la expulsión de nuestro país de esta organización.
Las agencias de inteligencia de los EE.UU. intensificaron el uso de grupos diversionistas y el continuo fomento del bandidismo, que se había iniciado y desarrollado durante los años 1960 y 1961, así como, aumentó notablemente la
presencia de agentes ilegales a lo largo de todo el país. Estas actividades incluidas en la operación Mangosta,5 iniciada el 14 de marzo de 1962, orientadas desde la estación CIA en Miami y su sede central de Langley, Virginia, estaban dirigidas a afectar nuestra economía y a desalentar a nuestro pueblo para lograr el derrocamiento de la Revolución, con una rebelión interna.
Frente a los planes y/o consecución de la preparación de las Fuerzas Armadas de los EE.UU. para una agresión a Cuba, la Revolución tomó medidas en el perfeccionamiento de las estructuras, hombres y medios de las FAR: se crearon los ejércitos y se conformaron las divisiones; simultáneamente, el desarrollo de tipos de fuerzas armadas y otras especialidades que permitieron recibir y asimilar medios de combate de la URSS.
En esas circunstancias, se comenzó a organizar nuestro Batallón de Combate de tiempo de guerra (TG), subordinado a la División 56; denominado así, por solo contar con las fuerzas permanentes de su estructura de mando y ser completado con personal de la reserva, con su ubicación en la histórica península del Ramón, siendo su jefe el teniente Humberto Álvarez Diéguez. Nuestra unidad era heredera de las tradiciones combativas del Batallón 113,6 su jefe fundador fue Florentino Requena Carballosa (Tello) —fallecido—, y estaba
integrado por algunos antillanos que en los años 1960-1961 enfrentaron y exterminaron, junto a otros batallones de milicianos, unidades de las FAR y de los Órganos de la Seguridad del Ministerio del Interior, a las bandas de alzados en la Sierra del Escambray, en la antigua provincia de Las Villas.
En el plano internacional, en mayo de 1962, una delegación militar de la URSS evaluó en Cuba las posibilidades de emplazar cohetes de alcance medio e intermedio, y para concluir este acuerdo militar, en el mes de julio visitó la URSS el Ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz. En lo esencial, consistía en el traslado y dislocación, entre los meses de julio a octubre, de una agrupación de tropas (Operación Anadir)7, subordinadas al Gobierno y las Fuerzas Armadas Soviéticas, con la cooperación de las FAR, para la defensa del territorio nacional. En dicho acuerdo se establecía claramente el respeto a la soberanía de Cuba. El 26 de agosto, el Comandante Ernesto Ché Guevara visitó la URSS para tratar algunas enmiendas y aclaraciones de Fidel a dicho acuerdo, e insistir en la necesidad de su inmediata publicación.
Toda la operación de traslado y dislocación de la técnica de combate y de las tropas de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS)8 se realizó con medidas de enmascaramiento y desinformación; estos movimientos se hicieron visibles en la
bahía de Nipe y con mucha intensidad en el puerto de Nicaro, donde fueron desembarcados los grupos coheteriles antiaéreos y otros tipos de armamentos y su traslado por carreteras y vías férreas. También en el puerto de Antilla hubo incremento, no solo de buques con mercancías de todo tipo, si no con tropas.
Un mes más tarde, comenzaron a ser frecuentes los vuelos rasantes de aviones F-100, uno de los más modernos hasta ese entonces, del poderío militar norteamericano, en constante actividad de reconocimiento de la bahía de Nipe y los puertos de Antilla y Nicaro. Evidentemente estaban interesados en verificar el arribo, desembarque e instalación de la técnica militar y las tropas.
La dirección de la Revolución Cubana, atenta a las acciones preparatorias del enemigo y, ya con la experiencia de la primera victoria sobre el imperialismo en América en las arenas de Playa Girón, determinó la movilización general antes de que hablara el presidente Kennedy; y, en el plano internacional —en la ONU, denunciaba la escalada militar y diplomática; fueron puestos sobre las armas 300 mil combatientes cubanos, con un elevado espíritu de lucha. Se iniciaba la denominada Crisis de Octubre, del Caribe o de los Misiles.
Un momento político importante para Cuba fue la formulación de los 5 Puntos de Fidel (Ver Anexo 1) expuestos por Fidel y la prohibición de inspección a nuestras unidades y territorio nacional.
La historia reconoce lo trascendente de los acontecimientos vividos en el mes de octubre, tanto para Cuba como para el resto del mundo. Desde la II Guerra Mundial, nada semejante había ocurrido, pero, también conoció que el imperio norteamericano podía ser enfrentado con la solidaridad internacional y un pueblo dispuesto a luchar, mostrando serenidad, valor y decisión. Un elevado por ciento de niños, adolescentes y jóvenes, cubanos en general, durante estos acontecimientos hicieron realidad lo expresado por Fidel: “...Este pueblo posee algo muy importante: proyectiles morales de largo alcance que no se pueden desmantelar y no serán desmantelados jamás [...] y que el concepto defensa de la Patria solo dependería del patriotismo de sus hijos para combatir hasta la última gota de sangre y que no se renunciaría a tomar las armas necesarias para la defensa de la Revolución, me siento orgulloso de ser hijo de este pueblo…”.9
Al rememorar aquellos hechos históricos se rinde tributo a todo el pueblo cubano y, en especial, a sus jóvenes que en distintos municipios de la actual provincia holguinera y en toda la Isla, cumplieron el rol de vanguardia en estos acontecimientos, así como ofrece un homenaje al entrañable holguinero y jefe militar, coronel Ángel Sarmiento González. También a aquellos jefes, oficiales y soldados soviéticos, los mismos que conmemoraron con orgullo el 70 aniversario de la derrota sobre el fascismo, que, a miles de kilómetros de su patria, se dislocaron en el territorio nacional y vivieron en remolques, cabinas, casas de campaña o madera, afectados por la temperatura, humedad, lluvias, entre picadas de insectos, alergias a algunas plantas; enfrentando las adversidades de nuestro clima tropical.
Estos, con sus conductas, nos dieron las muestras iniciales de internacionalismo e hicieron realidad la solidaridad para con la conocida por ellos como Isla de la Libertad, símbolo temprano para nuestra América Latina y el Mundo. Se hacían
evidentes las palabras del Apóstol de nuestra independencia José Martí: “…Los pueblos que no se conocen han de darse prisa, para conocerse como quienes van a pelear juntos…”.10
2 Ángel Jorge Sarmiento González: (Yaguajay, Banes, Hol-guín, 22 de febrero de 1940). Prestó servicios en las FAR y el MININT. Alcanzó el grado militar de coronel. Fue fundador de las milicias y jefe del Batallón 108 de LCB en el Escambray. Durante la Crisis de Octubre fue Jefe de Información (Inteligencia) Militar de la División 56.
3 Los jefes principales de esta división fueron: Ángel Joel Chaveco Hernández, 1961-1962, fungió como jefe de División, en plena Crisis de Octubre, fue designado jefe del Cuerpo de Ejército de Holguín; Juan Cortina Almaguer, Segundo jefe; José Salgado Suárez, jefe de Operaciones; Ángel Jorge Sarmiento González, jefe de Información (Inteligencia); Ernesto Pérez Shelton, jefe Sección Política; Dr. Miguel Bisbé Suárez, jefe de Servicios Médicos; Delvis Carrera Fonseca, jefe de Transporte; Delvis Desdín García, jefe de Organización y Movilización; Rigoberto Chapman Durán e Israel Torres Iríbar, sucesivos jefes de Servicios y Máximo Cuba, jefe sección G-2 Militar.
4 Posteriormente General de División y jefe del Estado Mayor General de las FAR.
5 Operación Mangosta: proyecto yanqui que abarcaba todas las formas de agresión adecuadas a Cuba, bloqueo político, económico, subversión interna, planes de atentado a nuestros dirigentes, en particular a Fidel; la guerra psicológica y, finalmente, la agresión militar.
6 Tenía al poblado de Cortadera, Antilla, como centro de concentración. Güirabo, Holguín, como escuela de preparación militar; Pica Pica, en el Escambray, primer lugar de operaciones. Playita de Cajobabo, Baracoa, lugar donde fueron movilizados cuando Playa Girón; Yerba de Guinea, Guantánamo, donde se hizo la captación de combatientes para el Ejército Oriental y Ti Arriba, Segundo Frente Oriental, allí, una gran mayoría juraron dos años en la División 50. Este fue el periplo realizado por el Batallón desde el 30 de diciembre de 1960 hasta abril de 1961.
7 Operación Anadir: con esta denominación se trataba de encubrir la operación,
desviando la atención a esta zona, pues el rio Anadir se ubica en el extremo oriental de Siberia y vierte sus aguas o sus hielos en el Estrecho de Bering. El 4 de junio de 1962, el Ministro de Defensa de la URSS ratificó el plan calendario de esta operación, el que contenía medidas de carácter organizativo para la formación, completamiento y preparación de las unidades, el embarque y el carácter secreto del traslado de las tropas a Cuba, a 10 000 km de distancia.
8 ATS: Agrupación de Tropas Soviéticas: el 10 de junio de 1962, con la movilización de las tropas designadas, comenzó su integración: una división coheteril estratégica —dos regimientos R-12 y R-14—, cuatro regimientos de infantería motorizada, cohetes FKR y Luna, dos divisiones de cohetes antiaéreos SA-75, un regimiento de aviación de caza MIG-21 F-13, bombarderos ligeros IL- 28, fuerzas y medios de la Marina de Guerra, incluido cohetes SOPKA, entre otros medios de combate, fuerzas y aseguramientos. Resumiendo 43 000 soldados soviéticos.
9 Fidel Castro Ruz: “Comparecencia para informar al pueblo sobre el bloqueo y preparativos de la agresión yanqui”. En: Periódico Revolución, 25 octubre de 1962.
10 José Julián Martí Pérez: Obras Escogidas, en: Nuestra América, t. II, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2002, p. 480.
Clic para descargar
Comprender la Historia visión múltiple desde Holguín.
Coordinadores:
Mayra San Miguel Aguilar
Hernel Pérez Concepción
© Colectivo de autores.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2015
ISBN 978-959-7200-11-6
160 paginas
Tamaño: 1.985kb
Palabras introductorias
Esta nueva entrega que La Mezquita pone en tus manos posee un significado peculiar. Se trata de los resultados investigativos presentados por miembros de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) en Holguín durante el XXI Congreso Nacional de Historia, celebrado en Camagüey los días 24 y 25 de abril de 2014.
Espacio donde se favoreció el debate académico y se aquilataron los derroteros de la ciencia histórica a lo largo del país.
Este acontecimiento nos estimuló a ofrecer una visión del nivel alcanzado por las investigaciones históricas en la provincia, a través de la articulación de trece trabajos defendidos en dicho evento, en el presente volumen. Para ser viable tal objetivo como proyecto de libro al alcance del lector las ponencias fueron organizadas en orden cronológico para facilitar la comprensión y el acercamiento a ellos; así como los fundamentos, opiniones y criterios expuestos han sido respetados bajo la absoluta responsabilidad de sus autores.
En la diversidad de temas, autores y perspectivas de abordajes se encuentra la riqueza de la información que se brinda, pues se enfocan aspectos desde la Museología, la literatura y el museo como expresión de la arqueología pública, los movimientos migratorios en la formación de la identidad, hasta la solidaridad militar de la Revolución Cubana, pasando por diversos criterios sobre los orígenes de la ciudad de Holguín y un estudio social sobre los mecanismos de dominación de los plantadores esclavistas. Se introducen contenidos tan escabrosos como las relaciones de Calixto con los consejos de gobiernos en la República en Armas, el debate federal durante la Guerra de los Diez Años. Trabajos historiográficos que permiten verificar el estado de los estudios sobre aspectos tan controvertidos como la Primera Generación Republicana y los Independientes de Color, así como el análisis del pensamiento reformista republicano, una línea de investigación pensada y dirigida por el Dr.C. Rigoberto Segreo Ricardo (fallecido), que plasma en estas páginas su certidumbre y continuidad.
En su conjunto, constituyen un aporte al conocimiento de la historia local, regional y nacional, al abordar problemas medulares en estas dimensiones, unos olvidados u omitidos, o que, sencillamente, necesitaban una mirada escrutadora y desprejuiciada. Aspiramos a que el lector pueda aproximarse a una nueva comprensión de nuestra historia a partir de esta visión múltiple desde Holguín.
Soy del Caribe
La presencia del caribe en la cultura popular tradicional de la provincia de Holguín
© Rafael Ángel Cárdenas Tauler.
© Sobre la presente edición: Ediciones La Mezquita, 2014
ISBN:
81 páginas
Tamaño: 382kb
A modo de Introducción
Las investigaciones sobre la cultura popular tradicional cubana solamente se han sistematizado a partir del triunfo revolucionario de 1959. De etapas anteriores, del siglo XX solo se cuenta con trabajos de algunos ilustres investigadores que abordaron esta temática, fundamentalmente entre el mundo intelectual habanero, y ello, básicamente, referido a la que estaba vinculada con los componentes étnicos africanos e hispánicos.
La importancia que la cultura popular tradicional de un pueblo, un país, región o localidad posee, en relación con los procesos de identidad cultural, no era valorada en su justo lugar, al considerar esta creación como un subproducto de la cultura, de ahí que gran parte de la intelectualidad menospreciara su indagación.
Si esto era así de forma general, en el llamado interior de Cuba la situación se presentaba peor; a lo sumo se trabajaba algún que otro artículo, a partir de la observación, a modo de exponer algo exótico para las élites intelectuales provincianas.
Nos referimos a la cultura popular tradicional en general, abarcadora de toda la creación, tanto en el llamado campo material como el inmaterial o espiritual, desde una fiesta hasta la construcción y uso de medios de transporte rurales.
Los estudios realizados en el período prerrevolucionario en el país se centraban en determinadas localidades, o en temas particulares vinculados a los romances, juegos y cantos infantiles de antecedentes hispánicos y fiestas, música y danzas de antecedentes africanos, así como la religiosidad popular practicada por los descendientes de antiguos esclavos.
No existía en el país un estudio científico, abarcador de sus diferentes expresiones, que permitiera comprender cuáles eran las raíces integradas en la cultura popular tradicional, el peso de cada una de ellas y su relación con la identidad cultural de los cubanos.
Este vacío vino a comenzar a llenarse a partir del proyecto nacional, convertido en obra científica, el Atlas Etnocultural de Cuba, en el cual participaron el Ministerio de Cultura y la Academia de Ciencias de Cuba y que se llevara a cabo en todos los municipios del país. La Academia de Ciencias solo trabajó la parte rural y el Ministerio de Cultura lo hizo tanto en zonas rurales como urbanas.
Jamás se había proyectado en Cuba llevar a cabo una investigación de esta amplitud e importancia. Fueron muchos los años que se emplearon en la realización de los trabajos de campo y en el procesamiento de la abundante información acopiada, pero finalmente el país dispuso de una primera visión integral de la cultura popular tradicional cubana a nivel nacional, provincial y municipal.
La investigación correspondiente a la provincia de Holguín permitió no solo un primer acercamiento al estudio de nuestra cultura popular tradicional, su descripción, sino el descubrimiento, en algunos casos, de expresiones que no se creía existieran y se practicaran en un territorio considerado como de fuertes antecedentes étnicos hispánicos y donde los demás componentes de la nación cubana y las expresiones culturales por ellos generadas apenas existían o se habían extinguido.
Esa realidad hizo necesaria la profundización en aquellos aspectos menos conocidos o totalmente marginados en las investigaciones para ampliar su descripción y esclarecer aspectos relacionados con procesos identitarios locales. Tal fue el caso de las diferentes expresiones culturales relacionadas con los componentes étnicos del Caribe insular, siguiendo la clasificación del doctor Jesús Guanche: la cultura popular tradicional procedente del Caribe anglófono y la del Caribe francófono.
Puesto que dentro de los procesos migratorios que ha sufrido el territorio holguinero a lo largo de su historia se encuentran los procedentes de diferentes islas caribeñas de habla inglesa, francesa y creole durante los siglos XIX y XX, y dado que esos grupos humanos, que por miles convivieron en nuestras tierras con los ya establecidos holguineros, fueron portadores de tradiciones culturales que practicaron y transmitieron a sus descendientes cubanos, casi desconocidas por la población en general, este estudio se propuso como objetivo caracterizar los elementos de la cultura popular tradicional de antecedentes caribeños anglófonos y francófonos y su nivel de transculturación en la cultura popular tradicional de la provincia.
Aún cuando el rasgo cultural básico de la provincia es de raíz hispana, la presencia de la cultura caribeña es notable en aquellas zonas donde se asentaron comunidades de esa procedencia. Esos grupos humanos han interactuado con la cultura popular tradicional del territorio, aunque en un escaso
nivel de transculturación, con excepción de la Tumba Francesa de Bejuco. Para estos análisis se utilizaron dos géneros de fuentes: documentales y orales, además de la observación directa de los fenómenos culturales. Se trabajó en la documentación del archivo de la United Fruit Company en Banes, que fue útil especialmente para reconstruir el proceso migratorio.
En este punto fueron de mucha utilidad los diversos censos nacionales y los estudios publicados nacionalmente sobre las migraciones. Las manifestaciones culturales se trabajaron, además, a partir de la observación directa y de las fuentes orales.
Se consultaron también autores importantes sobre el tema, como Jesús Guanche y Joel James Figarola, y para el caso particular de Holguín, a José Vega Suñol. Estudios provinciales sobre la temática, con los cuales se han tenido estrechas relaciones, han servido también de referencia. Un aspecto que ha requerido definición precisa es el concepto de cultura popular tradicional, dado que no existe unanimidad de criterios entre los estudiosos de las tradiciones culturales de los pueblos sobre la denominación para este fenómeno.
En esta investigación se utiliza el concepto de cultura popular tradicional que se considera más claro y preciso para el conocimiento de esta parte de la realidad. La escasez de estudios sobre el tema hizo necesario que la mayor fuente de información la constituyera el trabajo de campo.
Memoria XXI Congreso Nacional de Historia en la ciudad de Camagüey.
Edición 2016
Compilador: Ricardo Muñoz Gutiérrez.
Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita 2016
ISBN 9789597200123
139 páginas
Tamaño: 4.241kb
Breve introducción:
Los días 24 y 25 de abril de 2014 se desarrolló el XXI Congreso Nacional de Historia en la ciudad de Camagüey.
Su realización fue muestra de la tradición de celebrar estos magnos eventos de los historiadores cubanos, que entre 1942 y 1960 tuvieron trece ediciones, gracias a los empeños de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, bajo el liderazgo de Emilio Roig de Leuchsenring, y a partir de 1997 la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) los retomó sistemáticamente y en constante perfeccionamiento.
Para ello, el Comité Ejecutivo Nacional de la Unión de Historiadores de Cuba aprobó el “Documento Base de los Congresos Nacionales de Historia” en la ciudad de Holguín en el 2010, y ha continuado introduciendo cambios en las convocatoria, estructura y desarrollo de estos eventos de los profesionales de la Ciencia Histórica.
Entre las novedades aprobadas para la realización del XXI Congreso Nacional de Historia estuvo la decisión de realizar la convocatoria a partir de núcleos temáticos, sin determinación de cuotas por provincias para la proposición de resultados y el fortalecimiento de una Comisión Nacional de Admisión (CNA), integrada por profesionales de reconocida autoridad que sesionó en la ciudad de Matanzas en marzo del 2014.
Durante el Congreso se desarrolló un extenso programa de actividades científicas centrales y colaterales que contó con la participación de los Premios Nacionales de Historia doctores Eduardo Torres Cuevas, Olga Portuondo Zúñiga, Francisca López Civeira, Pedro Pablo Rodríguez López e Ibrahím Hidalgo Paz; el MSc. René González Barrios -Presidente Instituto de Cuba- y DrC. Eugenio Suárez Pérez Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de la República de Cuba.
También algunas el Poder Popular Provincial y otras instituciones reconocieron a personalidades de relevante trayectoria profesional.
En estas Memorias se incluyen los principales momentos del cónclave, desde la sesión inaugural y los resúmenes de las ponencias admitidas hasta el acto de clausura, donde se aprobaron el Acta y la Declaración del Congreso Nacional de Historia. Así mismo los reconocimientos a las doctoras Olga Portuondo Zúñiga y Mildred de la Torre Molina por la Asamblea Provincial del Poder Popular y la Universidad Pedagógica, respectivamente. Como homenaje de recordación al fallecido DrC. Oscar Loyola, Profesor Titular de la Universidad de La Habana, se incluye el panel Hacia dónde va la historiografía cubana, donde este abordó el tema Ética, historia e historiadores.
Indios en Holguín
Edición 2014
consta de 1000 ejemplares
Coordinado por
© Roberto Valcárcel Rojas.
© Hiram Pérez Concepción.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2014
ISBN 978-959-7200- -
177 paginas
Tamaño: 1.957kb.
Nota de contra portada
La rápida desarticulación de las estructuras sociales indígenas antillanas y el dramático colapso demográfico no impidió qué los indígenas se hiciera presente en el mundo colonial cubano. El indio, expresión colonial del indígena, será alguien distinto del hombre precolombino o de los días del "descubrimiento", una identidad diferente, obligada a plantearse constantemente estrategias de resistencia y supervivencia y que sin necesariamente renunciar a su base cultural buscara esquemas de integración en un entorno donde ya no son mayoría ni dueños. Los portadores de esta nueva identidad sobrevivirán la brutalidad de la encomienda para hacerse un espacio en la vida de los próximo siglos, cantando los recursos espirituales y cultural culturales del mundo hispano y aportando un sus genes y experiencias de vida punto en un inusual contrapunteo historiadores y arqueólogos se reúnen para aportar una mirada diversa y sobretodo novedosa, de la presencia de este olvidado acto social en el espacio de la cultura provincial de Holguín. Convocados por los destacados investigadores Roberto Valcárcel Rojas e Hiram Pérez Concepción, y con la intención de esclarecer conceptos.com a cambiar viejas percepciones, sistematizar y actualizar conocimientos, diecinueve autores resumen en 9 capítulo temas que incluyen la emergencia del indio en espacios de encomienda, su presencia en el Holguín del siglo 17 y detalles de su legado cultural contemporáneo. Se trata de una contribución importante en la tarea de hacer menos colonial y más verdadera la historia de Cuba.
Indios en Holguín es un texto diferente y necesario, que destaca La potencia de la investigación histórica y arqueológica en Holguín punto nos acerca de modo innovador a detalles ignorados de la historia local como de enorme revelación para llegar a una verdadera e integral historia nacional.... José Abreu Cardet (Premio de la crítica historia Ramiro Guerra, 2013)
INTRODUCCIÓN
Roberto Valcárcel Rojas
Hiram Pérez Concepción
El indio es el individuo que comienzan a crear los europeos desde el arribo colombino a Las Antillas, cuando la errónea idea de la llegada a Las Indias aporta una referencia para denominar poblaciones que se precisa conocer y sobre todo dominar. El indio es construido a medida que estas poblaciones son alejadas de su identidad precolombina y obligadas a vivir un ambiente colonial.
Es el miembro o descendiente de los diversos grupos étnicos asentados en Las Antillas en ese momento, o traídos más tarde desde el gran espacio que los hispanos llamaron Nuevo Mundo.
Ya no serían Ciguayos, Macoriges, Siboneyes, Lucayos, Caquetíos,… solo indios frente al poder colonial, que hace de ellos obreros, concubinas, gente a civilizar y evangelizar. Las antiguas identidades y pertenencias territoriales se pierden cuando son agolpados en un nuevo espacio humano, ¨los indios¨, y relegados a un bajo punto de la escala social, junto a los africanos y a la amplia gama de mestizos que la mezcla interétnica generó.
Ese es el indio que quedará tras la rápida desarticulación de las estructuras sociales indígenas antillanas. Será alguien distinto del hombre precolombino o de los días del “descubrimiento”, una identidad diferente, obligada a plantearse constantemente estrategias de resistencia y supervivencia y que, sin necesariamente renunciar a su base cultural, buscará esquemas de integración en un entorno donde ya no son mayoría ni dueños. Aunque el término cubre un universo amplio, este es el indio que reconocemos aquí. Los portadores de esa nueva identidad sobrevivirán la brutalidad de la encomienda para hacerse un espacio en la vida de los próximos siglos, captando los recursos espirituales y culturales del mundo hispano. Se trata de una identidad móvil, aunque conectada con cierto fenotipo y lugares, y con la noción de ancestros que sostenían una cultura muy distinta a la de los españoles y un derecho anterior sobre las tierras donde ahora intentan persistir.
Este libro nos ofrece una mirada del indio y su legado en el espacio que ahora conocemos como provincia de Holguín. Enfrenta lo que se ha referido como invisibilidad colonial del indio (Valcárcel Rojas 2012:20), creada y sostenida por manipulaciones políticas y económicas, prejuicios raciales y la debilidad de la práctica arqueológica, etnográfica e histórica. Llega tanto a momentos iniciales, cuando mueren los nacidos antes del arribo de Velázquez y se inicia una nueva generación, en el siglo XVI, como a los siglos posteriores. Es un recorrido temporal que ilustra aspectos de los ambientes tempranos, marcados por el contrapunto entre patrones tradicionales y el manejo de elementos del mundo hispano, incluyendo su religión, cultura material e, incluso, animales. Nos presenta la españolización de estas comunidades e individuos, alejándonos de la imagen primigenia acuñada por Colón –gente desnuda, adornada con pinturas corporales–, para llevarnos, desde los censos y documentos eclesiásticos, a campesinos y gente de pueblo, que solo por ciertos detalles físicos, estatura, color y forma del pelo, rasgos faciales, y quizás algunos usos culturales, se distinguen del criollo común.
Publicaciones como estas no son frecuentes en Cuba. Un precedente valioso y pionero, dirigido a ofrecer una visión nacional, está en Felipe Pichardo Moya, en su texto de 1945 Los Indios de Cuba en sus tiempos históricos. Recuentos posteriores, centrados en aspectos puntuales, son los trabajos de Figueredo (1971), García Molina et al. (2007), Hernández (2003) y Morales Patiño (1951). Estos insisten en algunos de los puntos fijados por Pichardo: la persistencia del indio más allá del fin de la encomienda, la realidad e intensidad de la resistencia indígena, la entrada e integración a entornos urbanos, la continuidad de los pueblos de indios, la rapidez y amplitud del mestizaje, la existencia de núcleos poblacionales aislados o no controlados, donde estaría uno de los componentes del campesinado cubano. Miradas de peso dentro de investigaciones de carácter mayor son las de Levi Marrero (1975, 1993a, 1993b), y un diverso pero muy importante esfuerzo en temas locales desarrollado en artículos o monografías que tratan cuestiones como los pueblos de indios de El Caney y Guanabacoa, o detalles de su existencia en Trinidad y Camagüey, es el de Reyes (2007), Rodríguez Villamil (2002), Tamames (2009) y Zerquera (1977). Esto entronca con estudios de tradiciones, folklor y religiosidad (Fariñas 1995; García Molinaet al. 2007; Lago 1994), para estructurar una perspectiva más tangible, si bien ocasionalmente arbitraria, del mantenimiento de lo indígena y de la presencia del indio1. Hablar de supervivencia tras el fin de la encomienda, de la integración del indio y su aporte a la conformación de nuestro ente nacional, ya no es un comentario extravagante si bien, como discute Valcárcel Rojas (2012:19), no logra superarse como opinión de círculos especializados ni sienta cuerpo en el discurso dominante.
Indios en Holguín es un nuevo esfuerzo en el camino seguido por estos autores y nace con la ventaja que le da poder integrar, a un nivel mayor que en estos trabajos, el nexo arqueología-historia y conjugar diversas visiones sobre espacios, procesos y momentos donde el indio se hace presente. Reúne artículos donde un grupo de historiadores y arqueólogos –en su mayoría holguineros o radicados en Holguín– discuten el tema desde el análisis de fuentes documentales, a partir de la evidencia arqueológica o desde el estudio filológico o etnográfico. Se inicia con un conjunto de ideas que anotó, quizás para un artículo o publicación futura, nunca concretada, un pionero de las investigaciones históricas y arqueológicas en Holguín, el Dr. José A. García Castañeda (ver capítulo 1). Treinta años después aquellos apuntes sobre la vigencia del indio, hoy presentados en homenaje a su autor, consiguen una nueva dimensión, desde otros datos y una diferente perspectiva.
Los nueve capítulos del libro muestran como, en términos históricos y arqueológicos, el indio y su influencia cultural, aparecen en la ciudad y en espacios diversos de la actual geografía provincial. Esto se da tanto en contextos de encomienda durante el siglo XVI (ver la discusión del sitio arqueológico El Chorro de Maíta en los capítulos 2 y 4), como incidiendo en la vida urbana de los siglos xvii, xviii y xix, en este caso a través de enseres domésticos –vasijas de cerámica– que llegan a la vivienda holguinera acompañados o no por el indio, pero siempre como indicios de su cercana presencia (según se discute en el capítulo 3 al presentar las investigaciones arqueológicas en edificaciones de Holguín).
La presencia del indio es recogida en libros eclesiásticos y padrones de los siglos xviii y xix, que ilustran, además de la amplia existencia de indios locales, el arribo a Holguín de indios de Bayamo, El Caney, Jiguaní o Baracoa. Estos registros, como se valora en los capítulos 5, 6 y 7, nos acercan a su posición social, generalmente superior a la de negros y mulatos y en ocasiones con cierta solvencia económica, y refieren sus tendencias matrimoniales, muy marcadas por la endogamia pero sin excluir la conexión interétnica. Nos llevan también a un accionar de auto reconocimiento que apunta a la sobrevivencia de un particular sentimiento de identidad. Un detalle singular es la posibilidad de contar con un amplio listado de nombres de indios, tangible muestra de las gentes y sus vidas, y no de una difusa y lejana cultura.
En el capítulo 8 se presenta un elemento clave del legado indígena, sostenido por indios y por todo el entramado poblacional que usa lo que estos y sus antecesores ofrecen en conocimiento del ambiente que comparten. Se trata de los muchos términos incorporados a nuestro lenguaje y provenientes de la toponimia aruaca. El legado indígena alcanza con fuerza la cultura material, aspecto que se considera en el capítulo 9 al tratar su incidencia en la edificación doméstica. Esta última, en una de sus tipologías, aporta rasgos potencialmente vinculados con la entrada de indígenas desde regiones no antillanas, indicio de la permanente recomposición étnica del indio como estrato y categoría colonial.
Indios en Holguín es una compilación de los estudios disponibles, por ello no aporta una perspectiva que pretenda ser completa y cambie el estado de notable desconocimiento sobre la cuestión. Hay miradas diversas sobre documentos importantes, y propuestas a corroborar, como expresión de ideas en formación sobre un área muy poco estudiada. Es claro que los autores no siguen una misma visión y en algunos puntos sostienen posiciones diferentes sin embargo, es un intento importante para mostrar lo que se ha podido saber y romper la barrera erigida desde la noción de desaparición del indio, mecanismo con el cual se niega su contribución a nuestra nacionalidad y cultura.
Es un homenaje desde Holguín y a tono con el particular econocimiento que en esta parte de Cuba tiene el patrimonio cultural indígena, a estos ancestros olvidados, cuyos genes muchos de nosotros debemos portar, y un llamado a la necesidad de ampliar el estudio del tema de forma seria y sistemática. Nos pide pensar en el hecho de que aunque muy pocos reconozcan una conexión personal con ancestros indios y que en general esta identidad se asuma como un recuerdo histórico, útil solo para atacar los métodos coloniales hispanos o comentar algunos reductos de nuestra base cultural, esto no supone la pérdida total de dicho componente o hace innecesaria la recuperación de su legado. Cambiar tal situación es imprescindible en el completamiento de nuestra conciencia nacional; es parte del esfuerzo por hacer menos colonial y más verdadera nuestra historia.
HÉROES VOLCÁNICOS DEL SUR
Valoración multilateral del bicentenario de la Independencia en Hispanoamérica.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2014
ISBN 978-959-7200- -
159 páginas
Tamaño: 497kb
Hasta el año 2024 conmemora Latinoamérica el bicentenario del inicio y desarrollo de sus Guerras por la Independencia, momento revolucionario de gran significación para su formación nacional y destino posterior, movimiento que destacó figuras trascendentales como Simón Bolívar, el padre Hidalgo y José de San Martín.
Para los historiadores cubanos es un particular instante para valorar la historia de Cuba dentro del contexto de ese ciclo revolucionario, analizando el significado general del movimiento y sus repercusiones en la Isla.
El presente volumen es un aporte de los historiadores de Holguín al conocimiento y divulgación de este hecho singular.
Los trabajos de los investigadores son antecedidos por tres textos esenciales para el conocimiento de las causas y significados del movimiento revolucionario: la imprescindible Carta de Jamaica de Simón Bolívar, el discurso de José Martí conocido como “Madre América” y el discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, al recibir la Orden “ Congreso de Angostura “.
El título seleccionado “ Héroes volcánicos del sur “, está tomado de nuestro Héroe Nacional, palabras que sintetizan la grandeza de aquellos hombres. Confiamos esta compilación despierte la inquietud de conocimiento en sus lectores y que el fuego volcánico de aquellos héroes haga palpitar con más fuerza los sentimientos de la patria continental, la unidad y la rebeldía.
Lic. Hiram Pérez Concepción.
Presidente Filial Provincial UNHIC.
Camilo en Antillas
Edición 2013
Historia
Autor: Oscar Larralde Otero
HISTORIA
© Oscar Larralde Otero
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2013
ISBN 978-959-7200-06-2
105 paginas
Tamaño: 2,890kb
Introducción
Camilo Cienfuegos Gorriarán, Señor de la Vanguardia, Héroe de Yaguajay, hombre de las mil anécdotas, es de ese tipo de personas cuyas vidas alcanzan dimensión de leyenda y que al mismo tiempo se proyectan y se afirman con fuerza extraordinaria en el quehacer del presente y en la imagen del futuro. Es nuestro objetivo rendirle homenaje y rescatar para las nuevas generaciones de antillanos, holguineros y cubanos, su breve, pero imborrable presencia en el municipio de Antilla (Anexo 1), el día 13 de junio de 1959, cuando se encontraba en los preparativos de la primera manifestación conocida de internacionalismo en el territorio del Ejército Oriental y, tal vez, de nuestro país1.
De esa visita, tuve el privilegio de ser testigo apenas con 14 años, y sobre mis impresiones y la emoción que sentí al ver de cerca de Camilo en mi tierra natal, escribí unas notas testimoniales en el año 1987, a raíz de recibir la medalla Ignacio Agramonte, de manos del primer sustituto del Ministro de las FAR, General de División hoy de Cuerpo Ejército, Abelardo Colomé Ibarra, esos apuntes los he documentado y profundizado paulatinamente hasta convertirlos, más que en mi testimonio sobre dicha visita, en una investigación que reconstruye cada paso de Camilo por distintos lugares de la ciudad y el municipio.
En enero de 1959, a los 21 días del Triunfo de la Revolución, Camilo es designado jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde. El 26 de febrero del propio año visita, al frente de una delegación, la ciudad de New York en EE.UU, durante ésta visita a la sede de la ONU y en una entrevista por radio expresó: “Cuba denunciará a los dictadores y representará el verdadero sentir de los hombres libres de todo el mundo”. El 13 de agosto de 1959 se liquida una conspiración organizada por el dictador de la República Dominicana, Rafael Leonidas Trujillo2, militares batistianos y personeros de la burguesía nacional, con el auspicio solapado de la CIA3; y, precisamente, para tratar de impedir esta conspiración tuviera éxito, es una de las razones que motivó el paso de Camilo por Antilla. Su amor por la causa de los humildes, de los obreros y de los campesinos; su proyección netamente antimperialista; su pensamiento patriota e internacionalista, su espíritu unitario; su extraordinario sentido de la responsabilidad y del deber y su ejemplar e invariable lealtad a Fidel, al pueblo, a la Revolución, constituyen rasgos relevantes de su carismática personalidad revolucionaria a la que se unía una proverbial jovialidad criolla.
1 Estos hechos también han sido narrados por el comandante Delio Gómez Ochoa, en su libro:Victoria de los caídos.
2 Nació a la vida pública a través de la Guardia Nacional, creada por los Estados Unidos y adiestrada por sus asesores castrenses durante la primera ocupación militar yanqui del país (1916-1924). En 1925 ascendió a comandante en jefe de ese cuerpo y un lustro después tomó el poder, tras un golpe militar. Así surgió la era de Trujillo, El Generalísimo, Chapitas, que acrecentó la dependencia neocolonial de los Estados Unidos y cuyos instrumentos gubernamentales principales fueron la vigilancia policíaca, vinculado con cárteles de la droga, la opresión de las masas populares y la implantación de una ideología fascista-religiosa.
3 Fabián Escalante Font. Operación exterminio, 50 años de agresión contra Cuba. En los primeros días de diciembre de 1958 ocurrió una interesante reunión en el cuartel general de las fuerzas armadas de la República Dominicana, tiranizada por otro prohijado de los norteamericanos: Rafael Leonidas Trujillo.
Chapitas comentaba con mucha preocupación a sus generales más allegados los acontecimientos que ocurrían en Cuba. Castro seguramente va a tumbar a Batista, es imperioso que el ejemplo contagiara a los dominicanos. Trujillo puso manos a la obra. Reclutaría un ejército de mercenarios para arrebatar el poder a los revolucionarios cubanos, en caso que lo tomara.
Al día siguiente, durante una reunión en el Estado Mayor de las fuerzas armadas dominicanas Trujillo habló otra vez de crear una "legión extranjera" contratando para ello a cuanto mercenario se brindara. Así comenzaron a fraguarse los primeros complots contra Cuba por el solo delito de haberse liberado de una sangrienta dictadura. Entre enero y marzo de ese año fueron reclutados y trasladados en secreto a la República Dominicana varios centenares de mercenarios a un costo millonario. También doscientos exmilitares batistianos fueron incorporados a esa fuerza. pág. 23.
Y los cachorros mordieron
Edición 2002
TESTIMONIO
Holguín, campeón en la XLI Serie Nacional del Béisbol, 2002.
Autores: Ventura Carballido Pupo
© Ventura Carballido Pupo, 2012
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2012
ISBN 978-959-7200-05-5
161 paginas
Tamaño: 1,819kb
En el año 2002 la historia del deporte, en Holguín coma se escribió con letra dorada. Nuestro pueblo se lanzó exultante a las calles para festejar La hazaña de su equipo de béisbol, que conquistaba, antes el asombro de millones de espectadores en la isla, el centro de la XLI Serie Nacional. La víspera, el clímax y la evocación del triunfo, son recibidas para los lectores por el autor de estas páginas, con un enjundioso trabajo que recapitula aquella interesantes jornadas. Texto escrito con pasión, donde no escapan los excesos, ni los acontecimientos inverosímiles; anécdotas e historias que ayudarán a la futuras generaciones a no olvidar nunca está epopeya holguinero.
La Virgen cubana en Nipe y Barajagua
Edición 2012
Historia
Ángela C. Peña Obregón
Roberto Valcárcel Rojas
Miguel Ángel Urbina Herrán
© Colectivo de autores.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2012
ISBN 978-959-7200-02-4
164 páginas
Tamaño: 3.479kb
INTRODUCCIÓN
La construcción de la espiritualidad se da a escala social y personal, reflejando estructuras y procesos diversos, muchas veces ignorados, cuando nos movemos en una u otra dirección del sentir religioso. La posibilidad de tener una Virgen de todos los cubanos; pero a la vez de cada cubano, implica reconocer los múltiples modos en que esta fue entendida y asumida en diversos lugares y momentos. El mejor modo de llegar a ese camino de fe, cultura y sociedad, es visitando la misma historia de la Virgen.
Este libro intenta ese ejercicio y descubre el modo particular que la historia Mariana1 alcanza en la zona Nipe-Barajagua, lugar de encuentro y veneración primera.
La investigación que da origen al texto parte de un acuerdo de la Comisión Provincial de Monumentos de Holguín a fin de preparar el expediente donde se fundamentaría el carácter de Patrimonio Nacional de los espacios y lugares relacionados con la historia de la Virgen de la Caridad. El estudio se centró en sitios de la provincia de Holguín reconocidos tradicionalmente como asociados al hecho Mariano, y supuso la determinación y reconocimiento de nuevos puntos clave, para entender mejor un espacio histórico poco conocido, así como locaciones de la ruta por donde la imagen fue llevada hacia el Real de Minas de El Cobre.
La Virgen de la Caridad es una metáfora de nuestra cultura y sociedad, que se ha ido transformando y ajustando. Cuatrocientos años después de su hallazgo mucho ha cambiado su papel en nuestro universo sociocultural y también la visión de su historia y leyenda.
Estas alcanzan una dimensión cultural nueva cuando el profesor Leví Marrero2 encontró a mediados del siglo XX en el Archivo de Indias, el documento relativo al hallazgo de la imagen de la Virgen en la Bahía de Nipe. El manuscrito es una trascripción de la declaración hecha el 1ro de abril de 1687, ante una Comisión Eclesiástica de la Santa Iglesia Catedral de Santiago de Cuba, por Juan Moreno. Se trataba de quien fuera el niño esclavo, de unos 10 años de edad entonces, participante en la ranchería de la sal, a la Bahía de Nipe, junto a los hermanos indios Juan y Rodrigo de Hoyos. Navegando en la bahía, camino de las salinas, encontraron flotando en las aguas la imagen de la Virgen de la Caridad, venerada hoy en el santuario nacional de El Cobre. Al retornar la llevaron a la cabecera del hato de Barajagua, desde donde se trasladó posteriormente a Santiago del Prado, actual poblado de El Cobre.
Para creyentes y no creyentes, el documento, fuente primaria de relevancia histórica, además de ser símbolo de la temprana religiosidad del pueblo cubano, contribuye a esclarecer parte de nuestro proceso histórico e identidad nacional. Aportó veracidad al hecho pues hasta entonces se creía que era un milagro la aparición de la Virgen de la Caridad en la Bahía de Nipe, para salvar a tres navegantes de un posible naufragio ante una tempestad repentina. Ahora, el hallazgo es un dato histórico3.
Juan Moreno mediante su pronunciamiento a la edad de 85 años, dejó esclarecido dónde, cómo y cuándo se produjo tal acontecimiento, y facilitó, además, determinar al año 16124, como el del suceso, al tenerse en cuenta la edad que tuvo en los dos tiempos mencionados. Hasta aquel momento se manejaba como posibles fechas las de los años 1606 por Onofre de Fonseca5 y el de 1628 por Fernando Ortiz (2008:80).
El día exacto del hallazgo no lo mencionó. El mismo quedó decretado en 1916 por la Comisión de Ritos de la Santa Sede, cuando fue aprobada a esa instancia, la propuesta de un grupo de miembros del Ejército Libertador, de declarar la imagen de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba. Dicha Comisión acordó la celebración de otra fiesta además de la del 8 de septiembre, natalicio de la Virgen María.
Esta se realizaría […] el 27 de octubre, aniversario del hallazgo de la milagrosa imagen de la Madre de Dios.6 Precisamente ese día, del año 1492, señala el "descubrimiento" de la Isla por el Almirante Cristóbal Colón y la llegada del Cristianismo, y por tanto de la Virgen María a Cuba. No por pura coincidencia los dos acontecimientos estuvieron acompañados de mal tiempo.
En el Caribe el mes de octubre está presagiado, desde tiempos antiguos, por fuertes tormentas y huracanes.
No fue hasta 1703 que Onofre de Fonseca, escribió la historia de la aparición de la Virgen de la Caridad y los Remedios7, como se le llamaba entonces por la milagrería a la que estuvo asociada la imagen, desde el primer momento.
A esta obra le continuaron otras, escritas siempre por ermitaños que agregaban acontecimientos al hecho original contado en 1687 por el ya anciano, Juan Moreno. En 1757, el Obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz estuvo en El Cobre, dentro de un programa de visitas eclesiásticas a las poblaciones de la Isla, y anotó datos de gran valor para este estudio. En aquel momento, en un periodo en que el criollismo adquirió dimensión política, (Ortiz, 2008:53) había un marcado interés de personalidades residentes en Bayamo y Santiago de Cuba, y del propio gobierno del Departamento Oriental por poblar y explotar la Bahía de Nipe, así como los recursos naturales de la comarca, a lo que quizás estuvo asociada la publicación de estas obras.
La trascendencia del hallazgo de la imagen en la Bahía de Nipe y sobre todo la pronta expansión a toda la Isla de su culto, que impactó espiritualmente a los distintos grupos sociales y étnicos que la habitaban, convirtiéndose en aspecto básico de la espiritualidad cubana, motivó en el siglo XX la reflexión de destacados intelectuales como Fernando Ortiz, José Juan Arrom, Antonio Núñez Jiménez, Leví Marrero, Olga Portuondo Zúñiga, María Nelsa Trincado y José Manuel Guarch.
Los autores que han escrito sobre el tema, incluyendo otros no citados anteriormente, han tratado distintos aspectos y, fundamentalmente el proceso histórico-social, relacionado con el desarrollo del culto y su influencia en el imaginario cubano a partir de la ubicación de la imagen en el poblado del Real de Minas de Santiago del Prado, actual poblado de El Cobre. Los sucesos del hallazgo y su contexto histórico inicial, incluyendo el papel del componente indígena, resulta un tema secundario aunque ha sido valorado por Olga Portuondo, y por arqueólogos como María Nelsa Trincado y José Manuel Guarch.
Creemos, sin embargo, que es una faceta clave para entender la historia del culto y la proyección que consigue y aún mantiene en ciertas partes del nororiente cubano.
El encuentro con la imagen de la Virgen de la Caridad, es manifestación –entre otros aspectos– del proceso colonizador y evangelizador que está ocurriendo en la Isla en los siglos XVI y XVII, y se expresa, al igual que en varios países hispanoamericanos, en el hallazgo o aparición de la Virgen María a nativos. Así también sucedió con Nuestra Señora de Guadalupe, Emperatriz de América y Patrona de México aparecida en 1531 al indio Juan Diego en la colina de Tepeyac. Los indígenas son protagonistas del hecho pero también conformadores de su escenario socio-histórico, imprimiéndole caracteres que los acontecimientos posteriores tienden a oscurecer o relegar.
El proceso ocurrido con relación a la Virgen en el espacio Nipe-Barajagua, a nuestro entender, tiene caracteres diferentes a los que se dan en Santiago del Prado, donde emerge la proyección histórica y hasta cierto punto, la expresión de culto dominante. Se trata de dos momentos y dos espacios distintos. En El Cobre la perspectiva tiende a ser definida por el elemento africano y criollo, y se va perdiendo lo indígena. Con el tiempo esto se hará más definido y la historia se simplificará quedando Nipe y el indio como un aspecto casi anecdótico, e incluso desconocido. Con la consolidación e institucionalización del culto, se canaliza hacia El Cobre todo el proceso de veneración, y en cierta medida, la misma génesis de la leyenda. El hecho de que se piense a la Virgen como la de El Cobre expresa como se percibe en su esencia el hecho Mariano.
Cuando la imagen de la Virgen llega a El Cobre, ya va cargada de un prestigio, de una historia de poder espiritual, de hacedora de milagros, conseguida entre Nipe y Barajagua. El momento inicial de la Virgen transcurre en un ambiente receptivo, en un paisaje modelado por siglos de presencia indígena, y en medio del contacto con una población fuertemente mestizada, donde la presencia del
indio es lo suficientemente importante como para marcar los acontecimientos. Nuestro trabajo es un acercamiento al espacio Nipe-Barajagua, el espacio de hallazgo y veneración inicial de la Virgen, y también a esos acontecimientos.
Aunque no podemos descartar la aparición de nuevos documentos que podrían modificar ciertos aspectos de la historia, por el momento la declaración de Juan Moreno es la pieza clave. Partiendo de ella y de las obras de los ermitaños que escribieron un siglo después del hallazgo, documentos que nos sirven de guía y referencia para aproximarnos al paisaje, los espacios, la historia y la memoria, discutimos la identificación del asiento de Barajagua y del hato o los hatos de igual nombre, la significación del componente indígena, y la conformación de la memoria en torno a la historia del hallazgo de la Virgen de la Caridad en esa región, apenas mencionada en la historiografía nacional, particularmente en lo referido a la historia colonial. Nos apoyamos en nuevos datos históricos y cartográficos obtenidos en el Archivo Nacional y en la Sala Cubana de la Biblioteca Nacional, que nos permitieron seguir la evolución de los hatos de Barajagua.
También en información geográfica y arqueológica compilada en diversas instituciones u obtenida durante trabajos de campo y estudios de materiales. Es de particular importancia el registro de la tradición popular en torno a la Virgen en la zona Nipe-Barajagua, y la constatación de una proyección que estimamos diferenciada, e indudablemente conectada con el singular papel que esta región desempeñó en los acontecimientos Marianos. El encuentro con la gente que habita los lugares donde la Virgen fue hallada, permaneció o fue movida, es una experiencia singular. Para ellos la Virgen estuvo y aún está en ese espacio.
En muchos sentidos este es un texto exploratorio que descubre y propone posibilidades. Muchos criterios deberán ampliarse con una investigación adecuada, especialmente los de tipo arqueológico y sociológico. En otros aspectos vive la intensidad de llegar a documentos de enorme valor, que miramos desde otra perspectiva y ofrecemos a los interesados en el tema para que los consideren según su criterio. En estos se hallan, entre otros detalles, informaciones poco conocidas sobre la naturaleza y población del nororiente cubano durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Tanto por lo que sugiere o vislumbra como por lo que ofrece y discute, se trata de una visión que puede ser útil para entender y redescubrir el espacio donde comenzó la historia y la leyenda de la Virgen.
El libro no es solo un viaje a la historia de la Virgen de la Caridad. Es un viaje a su memoria más lejana y más actual, cimentada por los que vivieron y viven en el espacio donde comenzó una de las más hermosas leyendas cubanas. Es una acción investigativa; pero también de recuperación del protagonismo y del sentir popular, en torno a un icono nacional que con su crecimiento, ha ido perdiendo de cierto modo, la conexión con sus raíces primigenias.
1 Historia, hecho y espacio Mariano en la investigación está referido a la Virgen de la Caridad, advocación cubana de la Virgen María.
2 Historiador, geógrafo y profesor cubano que desarrolló una importante obra a mediados del siglo XX, entre ellas Geografía de Cuba, La tierra y sus recursos, Viajemos por el mundo y Cuba: economía y sociedad, en varios tomos, una obra imprescindible para los estudiosos de la historia de Cuba. Trabajó en el Archivo General de Indias, en Sevilla entre los años 1969-1977.
3 En el prólogo escrito por Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, a la segunda edición de la obra La Virgen de la Caridad. Símbolo de Cubanía, de la Dra. Olga Portuondo Zúñiga, explica la relación que existe entre mito, leyenda y veracidad histórica, sobre lo que expuso: Mitos y leyendas se imbrican en lo remoto, en la prehistoria y en los inicios de la historia de un pueblo
o de alguna realidad concreta del mismo, antes de que aparezcan los escritos científicamente históricos y los hechos perfectamente verificables. Es más, una vez que los escritos históricos aparecen y los hechos pueden verificarse, el mito y la leyenda, no dejan de continuar estando presentes. (2008:7)
4Esta fecha fue dada a conocer por la Conferencia de Obispos de Cuba en 15 de agosto del año 2008.
5 Los primeros autos sobre la aparición o hallazgo de la imagen, según el ermitaño de la Virgen, Onofre de Fonseca, se hicieron a principios del siglo XVII, pero debido al paso de un ciclón que afectó a dicho poblado, y en específico a la ermita donde se encontraba la imagen, el documento había desaparecido. (Ortiz, 2008:51) Onofre de Fonseca fue uno de los primeros ermitaños que cuidó
de la imagen una vez de su traslado al Real de Minas de Santiago del Prado, núcleo central de la explotación del cobre, situado al sur de la parte oriental de la isla, a unas cuatro leguas de la ciudad de Santiago de Cuba.
6 Decreto de la Sagrada Congregación de ritos que declara a la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba (10 de mayo de 1916). En Fernando Ortiz, La Virgen de la Caridad del Cobre. Historia y Etnografía, p 270-271.
7 La obra de Fonseca se tituló Historia de la aparición milagrosa de nuestra Sra. de la Caridad del Cobre. Fue publicada por el presbítero D. Bernardino Ramírez, en Santiago de Cuba, año 1838.
Asi fue Calixto el Mayor General
Edición 2012, consta de 1000 ejemplares
Historia
© Herederos Nicolás de la Peña Rubio.
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2012
ISBN 978-959-7200-03-1
97 páginas
Tamaño 381kb
Presentación
Colaborar en la edición de este libro, fue uno de esos deberes que se cumplen con placer y dicha, por los vínculos que me unían a Nicolás. Mi amistad con él fue el producto, en primer lugar, del acercamiento a su obra, cuando leía sus artículos en la prensa holguinera, luego comenzamos a tratarnos, y en un gesto solidario y desinteresado me proporcionó la documentación sobre el Partido del Pueblo Cubano (O), en su poder. Así mismo, conté con sus orientaciones atinadas y críticas oportunas, sobre este y otros temas de investigación.
Quedó inconclusa una entrevista, por problemas técnicos; pero ese período de la historia se reconstruirá, y estará presente, no sólo como partícipe de los hechos, sino, como el maestro que orienta a su pupilo.
Este libro constituye un acercamiento al general Calixto García Iñiguez, a su dimensión humana, con sus virtudes, defectos, amores y pasiones; pero sobre todo, al hombre comprometido con la patria, al luchador que por más de treinta años, bregó por la independencia absoluta de Cuba. Su autor, Nicolás de la Peña Rubio, pudo aproximarnos a ese Calixto por la ardua investigación bibliográfica y documental realizada en los fondos atesorados en el Museo Casa Natal del Mayor General “Calixto García Iñiguez”.
Los trabajos de Nicolás se encuentran diseminados en la prensa local y nacional, también en varios libros.
Otras investigaciones quedaron inéditas o inconclusas; pero todas son el fruto de su tesón durante muchos años de labor, en particular, en los últimos momentos de su existencia, hasta que su enfermedad se lo impidió.
Parafraseando a nuestro José Martí, cuando se ha entregado todo a las mejores causas, patrióticas e intelectuales: “Empieza, al fin, con el morir la vida”.
Hernel R. Pérez Concepción
Holguín coleccionismo y museos
Edición 2011
Historia
David J. Gómez lglesias
Marlene Martínez Pupo
© Colectivo de autores, 2011
© Sobre la presente edición: Editorial La Mezquita, 2011
IISBN 978-959-7200-01-7
81 páginas
Tamaño: 753kb
INTRODUCCIÓN
En Holguín han existido coleccionistas y museos públicos, privados y escolares desde las primeras décadas del siglo XX hasta la actualidad. Estos cumplieron una función en su momento histórico, pero no se conoce plenamente la extensión de este fenómeno, así como tampoco el alcance y repercusión social de la labor que realizaron. Tales tareas están entre los objetivos de este trabajo.
No existe un estudio sobre la historia de los museos de Holguín; sólo trabajos aislados e incompletos, así como informaciones dispersas en documentos y publicaciones periódicas de la época tratada. Entre los trabajos existentes están: “La colección García Feria” de José Abreu y Elia Sintes, preparado en 1985, referida solamente a esta colección; “Semblanza de José García Castañeda” de Estela Mir y “Breve estudio biográfico de José A. García Castañeda” de Marlene Martínez, estos dos últimos, al valorar la figura de García Castañeda, aluden a su labor como museólogo. La mayor parte de estos escritos coinciden en dos aspectos: reiteran la misma información presente en la documentación de los archivos y están inéditos.
La historia de los museos constituye un nuevo campo de trabajo para el historiador en el ámbito mundial. Según la información manejada, Francia, ha sido el país pionero en historiar los museos.
Investigar los orígenes del coleccionismo en Holguín y la creación de los museos nos sitúa ante el conocimiento de la labor realizada por grupos de individuos en aras de promover la cultura a través de una institución que es la salvaguarda de la memoria histórica de un territorio y de una nación.
Emprendimos esta labor, a sabiendas de que la información se encontraba muy dispersa en los documentos, aunque teníamos a favor que podía ser consultada en los fondos ubicados en Holguín; esta problemática se refiere al estudio de los museos antes de 1959. Para investigar lo ocurrido después del triunfo de la Revolución había que recurrir a la prensa y a la memoria de sus protagonistas. Esto último nos ocasionó no pocos inconvenientes, en el sentido de entrevistar a algunas personas, pues numerosos encuentros pactados no ocurrieron por algún imprevisto. Esta situación, al final, nos redujo el escaso número de personas que debían ser entrevistadas. A pesar de ello, esto no fue obstáculo para reconstruir importantes hitos de la historia museal de la provincia.
El estudio del proceso de desarrollo de los museos en Holguín y la comprensión de sus conexiones internas, posibilitó establecer etapas y períodos con sus características específicas. Concluimos que este fenómeno en nuestro territorio tiene dos etapas:
República y Revolución. Ya que el surgimiento de una exposición con propósitos museísticos en el siglo XIX, como consecuencia del cese del sitio de La Periquera, puede ser considerado más que un antecedente remoto, un hecho curioso, porque no es dable establecer una relación de continuidad con lo sucedido posteriormente, como no sea el área geográfica donde se crearon.
La etapa de la República podría ser subdividida en un período inicial de coleccionismo puro, extendido hasta el año 1930, cuando en Holguín se efectúa la Feria Exposición, y García Feria participó con una exhibición de Arqueología que denomina, para esa ocasión, Museo Siboney. El otro período arranca en esta fecha y dentro de él adquiere auge, el museo García Feria, hasta convertirse en una institución imprescindible para el holguinero, al punto de que hay una propuesta de comprarlo para convertirlo en museo público; aquí tienen relevancia los museos escolares, entre los que se destaca el creado por García Castañeda en el Instituto de Segunda Enseñanza. En este período prevaleció el coleccionismo, caracterizado por el propósito de sus formadores de mostrar al público sus piezas.
Con la Revolución en el poder se pueden delimitar tres períodos. El de los museos que surgen antes de la Ley No. 23 —1979—, los que se crean al calor de esta ley, conocidos como museos municipales, y los que se constituyen en los años subsiguientes. En el primero se distinguen dos momentos, uno que se ubica en la década del 60, período que muchos catalogan como el más revolucionario y el de mayor libertad creativa del siglo xx. En Holguín hay, por entonces, un desarrollo cultural impetuoso:
Se funda la Escuela de artes Plásticas, […], se constituye el taller de Grabado. Así aparecen los primeros grupos orgánicos de escritores y posteriormente se conforma el taller Literario, se funda la revista Jigüe. Un par de escritores holguineros alcanzan distinción nacional:
Reinaldo Arenas y Delfín Pratts. Raúl Camayd inicia su ingente labor por fundar un teatro lírico de realce.
Se abre la sala “Antífona” para presentar el teatro más innovador. El arquitecto Walter Betancourt se impone dotar esta zona de una arquitectura genuina y moderna.
Aparecen los primeros combos […], recordemos a los Century. Y un músico holguinero renueva la música bailable con el Pacá.*
Alberto Garrandés llamó a este tiempo —al hablar de la cuentística cubana—, el “período de tránsito o aclimatación”.**
En él, la cultura se adapta a las nuevas condiciones y refleja las transformaciones operadas por la Revolución. La aparición de estas instituciones es consecuencia y reflejo de esos logros. Este se caracteriza por la iniciativa de personas o grupos con el apoyo del gobierno.
El segundo momento transita la década de los 70, y los museos creados son la imagen del inicio de una consolidación de la economía y la cultura. Aquí podemos observar que la iniciativa y el esfuerzo principales fueron institucionales, aunque presentaban una buena dosis de participación personal.
El siguiente período está claramente definido a partir de 1979, cuando se publica la Ley No. 23; aunque en Holguín los museos no se fundan sino entre el año 1982 y el 1983; pero resulta obvia la labor previa, a estos dos últimos años, que se realizó para alcanzar el éxito de la tarea. Con la creación de estas instituciones surgió la red provincial de museos. En este la iniciativa es puramente estatal y la población aporta con la donación de objetos museables. Tras concluir el montaje de los museos municipales, se sucedieron años de maduración; en los que son destacables dos procesos: a).- La creación de las Salas de Historia en centros laborales y escolares considerados pequeños museos monográficos-, y la apertura de extensiones de los museos –reconocidos en la Ley 106 sobre el Sistema Nacional de Museos-, estos acontecimientos del devenir del museo holguinero revolucionario, ampliaron y diseminaron su acción comunicativa a zonas apartadas como las del Plan Turquino; b).- el surgimiento de un pensamiento museológico que ha posibilitado propuestas metodológicas para los estudios de colecciones, con conceptuaciones y adaptaciones teóricas a nuestra realidad.
El tercer período se inicia con la inauguración del Museo de Sitio Chorro de Maita- 1990-, único de su tipo en el país; y se extiende a la fundación del Museo del IV Frente Oriental “Simón Bolívar”, inaugurado el 4 de noviembre de 2008, en la localidad de Mir. Con ellos se extendió la presencia de estas instituciones a zonas alejadas de las ciudades cabeceras.
La situación anteriormente descrita nos obligó a estructurar el texto en dos capítulos. El primero evalúa la existencia del coleccionismo en la comarca holguinera. Dentro de este un epígrafe breve, pero imprescindible; su título: Un museo en la guerra del 68: el antecedente, que no sólo ofrece la noticia sobre la formación de una colección con la intención de crear un museo en el edificio de La Periquera, tras el cese del sitio a Holguín, antecedente remoto del museo actual. También se hacen importantes valoraciones sobre este suceso. Son varios los epígrafes que contiene este capítulo inicial y se destaca entre ellos, el que trata sobre el museo García Feria, pues en él se ofrece información novedosa en torno a esta institución privada con fines públicos. Un epígrafe que parecería estar fuera de contexto es el dedicado a valorar la figura de García Castañeda; pero fue necesario en virtud de sus aportes a la Museología.
El segundo capítulo se enfoca hacia los museos que se establecieron después del año 59. Son tres epígrafes en los que se refleja que, dados los logros educacionales alcanzados era necesario e imprescindible, la creación de instituciones museales que mostraran el desarrollo histórico-social (cultural), en el que se reflejaran y, por tanto, se identificaran nuestros pobladores.
Hurgar en ese acontecer histórico para encontrar los antecedentes primigenios de los museos en nuestra provincia ha sido uno de nuestros objetivos. Este tuvo feliz resultado, es por ello que presentamos su estudio. Si con él contribuimos a ampliar el conocimiento de nuestros técnicos y especialistas sobre el proceso de creación de las instituciones museales que hoy disfruta nuestro pueblo nos sentiremos muy complacidos.
Los autores.
* Manuel García Verdecia: Amar a los 60. Febrero 9 de 2008, Inédito.
* * Tomado de: María Luisa Pérez López de Queralta: “Contar el cuento holguinero (1960-1989): Del tránsito a la fabulación”. Tesis de Maestría.
Inédita, p. 9. Aunque Garrandés cierra este período en 1965, a nosotros nos parece lógico que, en esta zona del país y en el área de la cultura a la que nos referimos, se extienda hasta finales de los años 60, para cerrarlo con la fundación del Museo de Historia Natural en 1969.